Capítulo 41

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Capítulo 41

El velorio de Fiodor fue algo muy sencillo debido a la constante amenaza en la que vivían los Arkadievich. Sin embargo, le dolía más otro de los fallecidos. Se movió unos metros entre el bosque repleto de tumbas para ver cómo homenajeaban a su mejor amiga. Sabía que no podía alejarse demasiado, pero tenía que verla una última vez.

—¿A dónde vas, bombón? —Alexeil no la perdía de vista esos días. Sobre todo porque logró que se levantará de la cama y no siguiera llorando, por un rato; al menos.

—Me acompañas...quiero verla —sabía que no la dejaría ir sola y antes de que enviará a algún subordinado a cuidarla preferiría que él la acompañara.

Dejó de tomarle la mano cuando estaban cerca del lugar.

La sala de velación estaba llena. Eso le sacó una sonrisa a Verónica. Su mejor amiga era una chica que no lo sabía, que creía que estaría sola. En realidad, mucha gente la quería.

Su madre tenía una botella de alcohol en las manos, su padre le pedía de forma amable que la guardara y su madrastra era consolada por Iban; su hijo.

La pelirroja fue notada y también el hombre que la acompañaba. Se acercó al ataúd con miedo y no contuvo las lágrimas. Parecía dormida. Su vestido blanco le quedaba muy bien, aquellos cabellos negros por primera vez estaban bien peinados y s-s sus párpados cerrados. Solo hasta ese momento se dio cuenta de que era real, de que jamás la volvería a ver de nuevo. Se tapó la boca para no soltar un alarido.

—¿Qué haces aquí? —Nina se acercó con su rostro iracundo.

—Aquí no se trata de ti Nina... por favor —. Ya podía oler el odio de su ex amiga resentida. —Solo vine a despedirme...

—¿Despedirte? —bufó —. Eres una hipócrita Verónica. Tu no tienes ningún derecho a despedirte de ella.

—Claro que lo tengo —. La apuñaló con su dedo en el pecho —¿Te recuerdo que era mi mejor amiga?

—Las amigas no hacen que otras se mueran.

—Yo no la mate —Arrugó todos los músculos de su mente. Incrédula de que la estuviera acusando de algo tan barbarie. Jamás le haría algo así a Irina. Lo que ocurrió fue un evento desafortunado que lo pagarían sus culpables con su sangre.

—¡Claro que sí! —Alzó su voz y le dio una bofetada a Verónica —¡Por tu culpa está muerta!

—¡¿Qué mierda te pasa?! —Verónica perdió el poco autocontrol que le quedaba —¡Estamos en su velorio! ¡Nina! ¡¿Las putas drogas te han hecho perder la cabeza?! —Exhaló para obtener de nuevo compostura. Por Irina —. Hoy no se trata de ti.

Iban se acercó con cuidado y todos en el velorio se voltearon a ver la escena. —Verónica, Nina... por favor salgan a arreglar sus cosas afuera...o... vayanse.

—¡No! —Nina empujó un poco a Verónica y ella se contuvo de no darle un puñetazo. —¡Todos deberían saber que eres su puta asesina! ¡¿Crees que nadie sabe a lo que se dedica tu padre?! —Lanzó prepotente.

—¡Ya! ¡Nina! —Los padres de ella se levantaron de las butacas para ir por su hija.

—¡Callate Karenina! —Empezó su madre y ella se negó.

—¡Si es verdad, mamá! —Su padre trataba de jalarla del brazo. —Todos ustedes lo saben ¡Que ella es la hija de un mafioso y que ha sido por su culpa que todos están muertos! —Jaló fuerte para liberarse del agarre —A donde quiera que vayas solo habrá muerte a tu alrededor, Verónica.

VerónicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora