Capítulo 47
La porrista no tenía muchas ganas de hacer el numerito de estudiante común. Ensayaba de nuevo en el campo ahora que la nieve se había derretido. Era la última presentación que haría. La nueva capitana era Larissa que se había tomado la escuela en el tiempo que Verónica estaba concentrada en todo lo que pasaba por su vida privada.
La colocó en los papeles más ridículos de la coreografía y al final de la fila donde apenas podía verse. Solo estaba interesada en eso porque Irina lo habría querido. Además, el baile era en honor a ella y eso no lo podía dejar pasar. Victoria estaba en las gradas como siempre con su libro en las manos.
—¡Deberías participar en algo Victoria Parisi! —Le habló la profesora de educación física con enojo.
—Ya hago suficiente ejercicio para moverme hasta aquí. Además, como sabe tengo unos tobillos super delicados —. Hizo todo un drama desde su asiento. —Ufff. Ni hablar de mi rodilla... —Puso el libro al lado para darle una larga lista a la entrenadora de cosas por las que nunca en su vida podía tocar un balón o hacer algún deporte —Mi medico dice que tengo el fémur torcido y por eso se me dificulta tooodo... ¿Si muero por su culpa me dejará flores en mi tumba?
—No vas a morir, pero haz lo que quieras. Hasta el final de la escuela vas a ser una piedrita en el zapato ¿No? —. Dejó de molestar a la italiana para ir con las animadoras.
—¡Yo también la amo, profesora! —Le mandó un par de besos que volaron en el aire tibio.
La pelirroja rodó los ojos al ver la escenita. Volvió a su ubicación para empezar el baile. Esta vez tendrían que bailar Bubblegum Bitch; La canción favorita de Irina.
Cuando estaba bailando tuvieron que parar la música porque unas de las chicas no se sentían bien. Ella lo agradeció porque no tenía ánimos ese día. Todo le recordaba a su mejor amiga, a lo que le había dicho la detective que resultaba estarse metiendo en su mente de una forma u otra.
—Verónica debo hablar contigo —. La profesora se acercó con un papel en la mano. Ya intuía que podría ser y se llevó las manos a la espalda —Eres la mejor estudiante y los profesores hemos pensado que estaría genial que fueses tú la que diera el discurso de cierre... también porque eras la mejor amiga de Irina y una de las víctimas —. Había un poco de inseguridad sobre lo último, pero la pelirroja lo ignoró —Al menos, piénsalo. Sé que no es fácil.
—Lo pensaré y gracias.
—Avísame antes de que termine el mes —Se fue con su tabla aferrada al pecho, a sudadera de color azul oscuro con franjas blancas.
A la distancia Nina estaba al lado de su mejor amiga Larissa. Ambas se miraron al ver la propuesta generosa de la entrenadora. —¿Es tan ciega para no darse cuenta de que todo esto es por su culpa?
—¿Qué haremos si acepta? —preguntó Larissa.
—Bueno. Por ahora no se me ocurre nada, pero deberíamos darle una pequeña advertencia —. Se cruzó de brazos. Dejó que el aire abandonara sus pulmones sin ninguna otra idea.
—¿Y si hacemos algo que de verdad valga la pena?
—¿Cómo qué? —Prácticamente era una chica intachable y se verían muy tonta si llegaran con suposiciones.
—Te acuerdas de mi ex...
—¿Dimitri? Pero Larissa ese tipo es un poco —No quería ofender los gustos de su amiga —Cabeza ¿sabes?
La otra ignoró su comentario para endulzar más el oído a Nina —Si, pero él tiene todavía las fotos de Verónica... ¿no lo recuerdas? Podemos enviárselas a todos si llega a aceptar dar el discursito.
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Verónica
RomanceEran sus sentimientos prohibidos, tan inevitables; que los alentaron a probar los sabores agridulces de la profanación. Alexeil Arkádievich, sintió a su hija aferrarse, ella lloraba -te amo papá - y evitando que alguien la descubriera, él recubrió e...