Destino de Sangre🧛❤️🧛💜💚(TaeKook).

Capítulo 2: Los Inmortales.

Transilvania siempre fue conocida por sus extraños y fríos parajes, las historias de monstruos y criaturas mitológicas eran las cotidianas leyendas que se contaban en los colegios. Sin embargo y hace un tiempo aquellas historias se fueron convirtiendo en más que sólo vagas leyendas. Extraños seres eran vistos en las noches de luna llena, sombras que acechaban en la oscuridad atacando a inocentes víctimas. Su último aliento se perdía en los ojos rojos que los miraban mientras extraían la última gota de sangre.

Fueron tantos los muertos que hubieron en tan corto plazo, que los rumores que el lugar estaba maldito se hicieron noticia. Todas las familias se pusieron en alerta de alguna manera e hicieron algunos arreglos para evitar más muertes. No salir de noche, evitar merodear el Bosque de las Tormentas, cerrar puertas y ventanas con más seguros, no realizar rituales que llamaran demonios, y evitar todo comentario de seres extraños. Y aún así las muertes no paraban, aquellos seres inmortales entraban a las casas y devoraban a sus víctimas.

Fue así que los rumores se continuaron esparciendo hasta llegar a las remotas tierras de los Cazadores, quiénes se preparaban para un viaje sin retorno.

Lejos de aquel pueblo, se encontraba uno de los bosques más grandes de la región, el Bosque de las Tormentas. Nadie se atrevía a cruzarlo pues quien entraba no volvía a salir. Aquellos árboles y esa oscuridad que se apoderaba del lugar estaba protegido por algo más que la maldad. A los ojos del hombre nada había de diferente, sólo árboles, matorrales y una oscuridad demoníaca. Sin embargo tras esos fríos parajes se escondía otra verdad.

Al cruzar las montañas y tras un hechizo oculto existía otra parte del bosque, una que llevaba a un lugar diferente de la oscuridad y la muerte. En la cima de una colina y pasando un camino amplio se encontraba un enorme castillo, sus alrededores estaban ocupados por ganados además de caballos. Es ahí donde una familia de inmortales se refugiaba del odio de los humanos y de la muerte.

Seokjin era vampiro legítimo de la sangre Valeriana de los primeros condes vampiros. Era el último Rey que quedaba de un fuerte linaje de inmortales. Sus dos jóvenes hijos aún no tenían esposa, y todas las vampiras que quedaban vivían fuera de su mundo. Sólo algunas veces los intrépidos hijos se escapaban en el silencio de la noche por algo de diversión carnal. La esposa de Seokjin había muerto a manos de los Cazadores, un nombre que jamás olvidaría, Kim Namjoon.

Jungkook era el hijo menor de la familia, Jimin el hijo mayor. Ambos se mantenían ocupados con el ganado y las tierras de su alrededor. A pesar de ser vampiros de sangre pura, la familia se consideraba vegetariana. Tenían el ganado que necesitaban y criaban a los bebés para mantenerse de su sangre. No los mataban pues no era necesario, y así las familias iban creciendo.

Esa mañana los chicos se encontraban arreglando una de las cercas que se había roto por una pelea de animales. Llevaban siglos en la tierra, por lo que habían aprendido a manejar los rayos del sol. Podían permanecer bajo su calor por un tiempo más prolongado que desde sus inicios.

—Hoy podríamos salir— le dijo Jimin a su hermano mientras daba unos golpes con el martillo. La cerca se movía ligeramente.

—Salimos apenas hace tres noches, sabes que si papá se entera nos matará— dijo Jungkook afirmando las tablas.

—¿Le tienes miedo a papá?. Siempre después de la cena se encierra en su biblioteca y no sale hasta la mañana. No sé que tanto busca, mamá ya no regresará— le dijo Jimin colocando el rostro triste.

—Él se siente muy solo, y nosotros nos estamos alejando— le habló Jk con tono preocupado.

—No nos estamos alejando, él quiere que busquemos esposas. Tenemos que salir al bosque para ver si encontramos alguna— le explicó el mayor—. Vamos, salgamos esta noche, nunca se sabe si encontraremos algo bueno.

—Para ti la vida es tan simple Jimin— le dijo Jungkook viéndolo.

—La idea es no complicarse más la existencia. Llevamos siglos complicándonos la vida, ser inmortales no es fácil, y no quiero vivir con ese mal sentimiento siempre— dijo Jimin—. Vamos, tal vez hoy podamos cazar un puma o algo.

Jungkook suspiró y luego asintió. Estaba claro que de igual manera acompañaría a su hermano. Nuevamente debían ver la manera de salir del castillo sin ser vistos, Seokjin siempre se daba cuenta cuando salían sin su permiso y las reprimendas era un terror del infierno.

Los chicos terminaron de arreglar la cerca. Jimin cogió un sombrero para el sol y se lo puso a Jungkook, luego tomó el otro y se lo puso. El astro rey comenzaba a molestar en sus blancas pieles. Arriaron el ganado de regreso al interior y les dieron más de comer.

—¿Extrañas el sabor de la sangre humana?— le preguntó de pronto Jungkook a Jimin.

—Pues no puedo decir que no, pero llevamos más de un siglo sin beber sangre de humanos. Creo que es mejor no llevar tantas almas encima— le dijo el mayor—. Prefiero sólo beber de lo justo de un animal y dejarlo vivir, después de todo no necesitamos mucho para calmar la sed.

—Sí, es cierto— dijo Jk mirando el ganado, luego sus ojos fueron a dar sobre los caballos que tenían más allá—. Pero cada vez que bajamos al bosque, el aroma del pueblo sube por sus tierras, es extrañamente sabroso.

—Será mejor que dejes de pensar así, y que papá no te escuche decir eso o no nos dejará salir más en busca de esposas— le reprendió Jimin—. Y guarda esos deseos de sed en tu interior.

—Está bien— le dijo Jungkook haciendo un mohín.

Pasaron unos minutos cuando de pronto vieron acercarse a su padre, Seokjin caminaba hacia sus hijos para ir a buscarlos, era hora del almuerzo.

—¿Terminaron con la cerca?— les preguntó el mayor.

—Sí— le sonrió Jimin—. Te queríamos pedir permiso para salir esta noche.

—Han salido apenas hace tres noches. Espera un día más para ir— le dijo Seokjin a su hijo—. Ahora vamos al castillo para comer, luego hablaremos del lugar que visitarán mañana para buscar esposas.

Los chicos asintieron y terminaron de ordenar todo para regresar al castillo con su padre. Jimin se quedó con las ganas de salir esa noche, pero había algo en su interior que le decía que era mejor esperar. En cuanto a Jungkook, él sólo estaba deseando probar aunque sea por milésimas de segundos ese elixir rojo. Seokjin estaba ajeno a los sentimientos de sus hijos, y más aún con lo que sucedería cuando ellos salieran nuevamente a buscar esposas.

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