En el siglo XIX las leyendas de los inmortales se escuchaba por cada rincón de la tierra. Los nacidos del legado de Cazadores debían salir en busca de aquellas criaturas que vivían de la sangre humana. Cada noche de luna llena los vampiros recorrían...
Había pasado un largo rato desde que Jungkook y Jimin habían entrado en meditación. Durante ese lapso de tiempo lograron entablar comunicación con Artemis, ambos vampiros fueron claros en contarle todo lo ocurrido con la espada, la desición que tomaron con respecto al abismo y la transformación de Hoseok, cosas que Artemis ya había visto, salvo el cambio en el portador de la espada. La Oráculo les dijo que la guerra estaba cerca de Antíope, desviarse al reino sólo haría que el enemigo se hiciera más poderoso y las pérdidas serían fatales. Sus visiones no fueron erradas y los padres ya sabían gran parte de la información, sólo le quedaba avisarles de cierto detalle.
Mientras ellos continuaban en meditación, los demás esperaban con paciencia tener alguna respuesta. Hoseok estaba mirando a Taehyung pensando en mil cosas, y una de esas era como se las iba a arreglar su primo contra un demonio del abismo.
—¿Quieres decirme algo?— le preguntó Taehyung al chico sin dejar de mirar el fuego.
—Sólo pensaba en lo que sucederá, no sabemos con certeza como atacar a Siron— le dijo Hoseok—. Ten en cuenta que sigues siendo un mortal.
Tae lo quedó mirando.
—Entiendo a que te refieres, y el miedo que te da por no saber si saldremos o saldré con vida de esta pelea. Pero tengo fe en que Artemis tendrá alguna respuesta para que podamos atacar el abismo— le dijo Taehyung.
Yoongi no opinó nada pues su miedo era el mismo que el de su hermano, pero sabiendo que eran Caballeros Licanos y que estaban con los inmortales le daba la leve esperanza de que todo estaría bien. De pronto se acercaron Jungkook y Jimin, ambos venían con algunas respuestas para enfrentar el abismo y poder matar a Siron.
Lejos de ahí, en el reino de Antíope, Seokjin y Namjoon se dirigían a la sala de cristal para hablar con Artemis.
—Estoy seguro que eran los chicos, pero no sé porque no hablaron conmigo directamente— le decía Jin a Nam mientras caminaban a prisa por los pasillos—. Si sucedió algo con las espadas o la misión, ellos.
—Tranquilo— lo interrumpió Namjoon tomando una de sus manos para detenerlo—. Los chicos son lo bastante inteligentes y fuertes para saber lo que hacen, dudo que hayan fallado con las espadas, seguramente le avisaban a Artemis que estaban de regreso o irían al abismo por su cuenta.
Seokjin estaba de acuerdo con las palabras del mortal, continuaron su camino hasta el salón de cristal. Al abrir notaron que la Oráculo ya los esperaba.
—Sólo sé directa y no des tantas vueltas— le pidió Jin a Artemis.
—Perfecto, lo seré— dijo la Oráculo—. Lo que hablé con ustedes se hace real, Jimin y Jungkook se comunicaron conmigo, han decidido ir al abismo a matar a Siron. Pero hubo un cambio en el asesino del rey demonio.
—¿A qué te refieres?— le preguntó Jin.
—La quinta espada apareció, pero casi mató a Jungkook. Fue Taehyung quién lo salvó y el único que pudo portar la espada de fuego, el chico será quien mate a Siron— le dijo Artemis a Namjoon.
Al mortal se le desencajaron los ojos, no podía permitir que su único hijo fuera asesinado y él sin poder ayudarlo.
—Tengo que ir— dijo Nam haciendo el amague de caminar, pero Seokjin lo detuvo de un brazo.
—No puedes dejarme ahora, la guerra se avecina— le dijo Jin—. No podré solo.
—Pero es mí hijo.
—El Rey tiene razón, no puedes irte Namjoon eres su protector, debes cuidarlo— dijo Artemis—. Además no puedes hacer nada porque su destino no está en tus manos. Sólo Jungkook puede ayudarlo.
Namjoon se quedó callado, tomó la mano de Seokjin y miró a la Oráculo.
—Entonces dinos en que quedaron con los chicos— le dijo Nam a Artemis.
Mientras en la cueva, los mortales y vampiros terminaban de afinar los detalles para la batalla, al salir el sol se irían al abismo. Yoongi y Jimin se alejaron del resto para hablar un poco, además de comer algo antes que el mortal cayera en el sueño. Taehyung y Jungkook también se alejaron del grupo para conversar algunas cosas.
Se sentaron cerca del agua, Jk se acomodó entre las piernas de Tae dándole la espalda, el mortal lo rodeó desde atrás con sus brazos.
—No me has dicho toda la verdad con respecto a la misión, sé que Artemis habló algo más contigo— le dijo Taehyung dándole un beso en la cabeza—. Dime que te dijo, ¿moriré?.
—No lo harás— dijo Jungkook apretando sus manos—. Tenemos una oportunidad de hacer que todo salga bien, y yo me encargaré de eso.
—Confío en ti Jungkookie, sé que sabrás hacer todo bien— le dijo Tae, le dio otro beso en la cabeza—. Ahora come algo, Yoongi guardó carne para nosotros mañana y algo para el camino— el mortal puso su muñeca en los labios del vampiro.
Jungkook dejó salir sus colmillos y los hundió en la tibia carne bebiendo de esa rica sangre. Taehyung enredó los dedos de su mano libre en esos suaves cabellos.
—Todo saldrá bien— le dijo Tae.
Jk retiró sus labios de aquella suave piel y pasó su lengua sacando el exceso de sangre, sólo quedaron las pequeñas marcas de colmillos. Ambos se quedaron un rato más en silencio disfrutando de la compañía del otro, eran esos los momentos que tenían para atesorar en sus corazones.
Aquella noche Yoongi y Taehyung durmieron cerca del fuego, Jungkook y Jimin cuidaron el sueño de sus mortales. Shin y Hoseok estuvieron conversando gran parte de la noche, el vampiro sólo quería saber si el neófito realmente se quedaría con él en Antíope.
—¿Por qué no me crees?— le dijo Hoseok—. No tendría porque irme a otro lado, además sigo siendo tu protector, si es que aún quieres.
—¿Y yo podría pedirte un beso de confirmación?— le preguntó Shin con una pequeña sonrisa.
—¿Un beso de confirmación?.
—Sólo para confiar en tu palabra que no vas a dejarme— le dijo acercándose.
—Usas muy bien tus cartas— dijo Hoseok tomando el rostro del contrario con ambas manos, terminó de acortar la distancia dándole un beso. Luego de unos segundos se alejaron—. Supongo que ya me crees.
Shin asintió con una sonrisa embobado de su solecito, el neófito se acomodó en las piernas de éste y siguieron conversando.
Las horas fueron pasando y comenzaban a verse los primeros rayos del amanecer, los cuatro vampiros les dieron una hora más de sueño a los dos mortales. Luego de eso comerían rápido y emprenderían el viaje hacia el Abismo del Dolor.
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