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INICIO

Aqui es donde debo presentarme.

Soy Tn, Tn Weber.
Tengo 17 años, casi 18. Nací en Alemania pero por razones de trabajo mis padres decidieron mudarse a los estados unidos, específicamente New York.

Me inscribieron en la escuela a los 16 y afortunadamente, logré adaptarme a un grupito de amigos divertidos, sinceros y con un gran sentido de razón o en su mayoría de veces.
También me considero una persona inteligente, observadora, sociable y extrovertida.

Soy hija única y a diferencia de mis amistades, siempre me conformé con lo que mis padres me dieron y me dan.

Quiero decir, mi grupo de amigos es una clase más... alta económicamente.

Mi novio, Marcos. Es uno de ellos.

— ¡TN! — gritó Azumi apoyando su mano en el hombro de Tn.

— ¿Eh? Oh... Azumi. — sonreí.

— ¿En qué estabas pensando? Parecías paranoica estando parada en medio del pasillo. — contestó con gracia.

— ¿Paranoica? — pregunte. — solo estaba...

Sentí un seco empujón en mi hombro asique me giré con intriga y algo sorprendida por ser la primera vez notando a un chico.

Perdón. — Susurró con la cabeza semibaja.

— No te preocupes... — Murmuré extrañada.

El aspecto de ese chico destacaba entre la multitud.

Su cabello era negro y un poco largo y apenas pude ver su rostro ya que una mascarilla de tela cubría gran parte de el.

Su ropa era oscura y su forma de caminar y pararse era notoria sobre su timidez e incomodidad.

— ¿Quien era? — pregunté. — parece nuevo.

— No. No lo es, se llama Park Sunghoon. — respondió Azumi soltando un suspiro.

Un brazo pasó por mi cuello con cierta fuerza y reí al saber de quién se trataba.

— ¿Me extrañaste? Cariño. — preguntó Marcos dejando un corto beso en los labios de Tn.

— Se vieron ayer. — respondió Stacey rodando sus ojos.

— ¿De quién hablaban? — preguntó Marcos mirando a Tn y luego a Azumi.

— Park Sunghoon. — contestó Azumi acomodando sus dos colitas bajas.

— ¿El raro? — preguntó Marcos empezando a caminar.

— Si, llevó a Tn por delante.

— Tal vez tenía prisa. — respondí acariciando la mano de Marcos.

— Es un idiota, ignóralo. — contestó Marcos.

Entramos al salón de sexto año para sentarme en la mesa de mi banco y cruzarme de brazos mientras movía mis pies con lentitud.

𝐏𝐨𝐥𝐚𝐫𝐨𝐢𝐝 𝐋𝐨𝐯𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora