⁰⁶

2.1K 194 39
                                    

Estiré mis piernas al igual que mis manos para mover mi cuerpo a un lado y abrir mis ojos sin muchas ganas.

— ¿Qué hora es...? — Susurré.

Me senté en la cama y tapé mi cuerpo con las sábanas ignorando el hecho de que Marcos aún siguiera durmiendo.

— 9 en punto... Y es sábado. — volví a susurrar.

Giré mi rostro hacia Marcos y me acosté arriba suyo para taparnos con la sabanas.

— emh...

— Ya despierta. Debes ir a entrenar, ¿Recuerdas? — pregunté hundiendo mi dedo en sus mejillas.

— Estoy cansado. — Murmuró aún con los ojos cerrados.

— Dormiste toda la noche. — contesté.

— Tú no haces el trabajo. — volvió a susurrar.

Solté un suspiro y me bajé de la cama empezando a vestirme.

— Bien, supongo que deberé bañarme sola. — contesté.

Me coloque mi ropa interior y una toalla volviendo a ignorar a Marcos quien lentamente se iba levantando y despertando.

— Yo también me bañaré. — contestó colocándose su boxer.

Hundí la toalla en el rostro de Marcos y lo empujé al baño mientras hablaba.

— ¡Llegarás tarde, báñate solo! — comenté casi gritando.

Cerré la puerta del baño y abrí la ventana esperando que se ventilara.

Saqué las sabanas, pasé la escoba por la casa y luego acomodé el poco desorden que había.

Debería comprarme ropa.

Le preparé un batido a Marcos para que se llevara al entrenamiento.

Para cuándo salió de la habitación ya vestido, lo acompañé hasta la puerta y dejé un corto beso.

— Suerte.

— Gracias linda — sonrió devolviendo el beso.

Dejé que se fuera y aproveché para darme un baño largo ya que iría al centro comercial.

Abrí la puerta del departamento y cerré uno de mis ojos aturdida por los gritos de Stacey.

— ¡TRAIDORA! — gritó señalando.

— ¿Eh?

— ¿Cuando nos ibas a decir que ahora tienes un departamento? es más, ni siquiera una pijamada armaste. ¡Que decepción!

— Es cierto. — Murmuró Azumi con un peluche.

— Cállate Azumi.

— Me callo.

— Ayer me lo regalaron. — respondí recibiendo las bolsas de comida.

— Marcos ya nos contó todo el chisme. ¡Ja!

Las miré un poco cansadas de su comportamiento pero aún así lo disfrutaba.

Era de ese cansancio sarcástico.

— ¿Que esperas? Es sábado, vamos a comer todos estos dulces, hasta hay muchi. — contestó Stacey entrando al departamento.

— Mochi. — comentó Azumi sonriendo.

— Es más, también trajimos maquillaje y esas mascarillas chinas.

— Japonesas. — corrigió Azumi con una sonrisa.

𝐏𝐨𝐥𝐚𝐫𝐨𝐢𝐝 𝐋𝐨𝐯𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora