Polaroid de amor.
El amor es un sentimiento anticuado
Pero mi corazón está latiendo
¿Por qué estoy así?
¿Porque tienes que ser tú quien se acerca a mi?
Yo, el chico menos destacado de la escuela.
El chico que hace muchos años catalogaron de "raro".
Corrí a la habitación una vez que ví que Kento se alejaba y me metí en la cama para fingir estar durmiendo.
Segundos después, Sunghoon entró guardando aquel sobre en su abrigo y se acercó a la camilla en silencio.
— ¿Estás dormida? — preguntó en un susurro.
Seguí tratando de fingir estar dormida hasta oír su interesante pregunta.
— ¿Quieres ir a comer una hamburguesa? — preguntó con una sonrisa al notar mi mala actuación.
Abrí mis ojos y sonreí para sentarme con su ayuda.
— Aún no tengo un auto como los demás chicos pero prometo que cuando lo tenga, te llevaré a dónde quieras ir. — respondió colocando los zapatos a Tn.
Reí ante eso y mientras veía como ataba los cordones de mis zapatos, decidí acariciar su suave cabello con lentitud.
Pisé el suelo y tomé mi abrigo para salir del hospital y encontrar un taxi.
— Primero vayamos a una farmacia a comprar las vitaminas...
Cuando llegamos a la farmacia, le dije al taxista que esperara por lo que me dirigí junto a Sunghoon al pasillo de vitaminas y empecé a consultar a uno de los trabajadores del lugar.
Aquella mujer me recomendó 3 diferentes frascos de vitaminas y luego caminando hacia la fila, Sunghoon se acercó a los paquetes de preservativo.
— ¿No tienes? — pregunté.
— No pero tampoco sabía que habían diferentes, quiero decir, mira este preservativo con sabor a fresa.
Sunghoon me miró confundido y eché a reír por aquel invento estúpido, miré otras cajas de preservativo y le tiré uno a Sunghoon para comenzar a pagar las cosas.
— Compraste la caja de 12, había una más pequeña. — contestó Sunghoon abriendo la puerta.
— ¿Y que tiene? Tendremos que aprovechar.
Sunghoon echó una pequeña risa arrogante por lo bajo y luego nos dirigimos hacia la playa donde comenzamos a caminar cerca de los puestos de comida que abrían hasta tarde.
Allí pedimos unas hamburguesas, con papas y dos botella de coca cola.
Nos sentamos en la arena con la comida y comenzamos a disfrutar.
— ¿Realmente podrás comerte todo eso? — pregunté con curiosidad. — Incluso tu boca sabrá y olerá a cebolla.
— Habló la que pidió que hicieran a mickey mouse.
— Él solo pidió, imagina que es la primera vez que oígo algo así, además mira tu hamburguesa. — contesté.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.