Distancia Enfiestada

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Jisung se había despertado a la misma hora como de costumbre, un minuto antes de que sonara su despertador. Solía pasar seguido.

Se estiró un poco en la cama y luego bajó de ella para ir a asearse.

La mañana había transcurrido tranquila, durante el desayuno, Minho ni siquiera le dirigió la mirada; estaba algo raro.

Luego de desayunar, se acercó a él para avisarle de algo.

—¡Minho! —se acercó a él antes que saliera hacia el garage, el mayor se detuvo y lo miró—, ve sin mi, vendrán a buscarme; y lo mismo a la salida, me traerán, así que no te preocupes por mi.

Jisung le ofreció una sonrisa, esperaba que esto le hiciera sacarse un peso de encima con el menor y le agradeciera por avisarle; o algo así.

Sin embargo, no obtuvo respuesta alguna, el mayor solo se quedó mirándolo unos segundos más y volvió en dirección al garage.

No estaba seguro de si eso era algo bueno o algo malo.

Trató de no darle demasiada importancia, pues pronto escuchó una bocina sonar fuera de la casa.

Se fijó por la ventana y vio que era el auto de Hyunjin; tomó sus cosas y salió de allí.

La noche anterior, más que haber hecho mi tarea, había hablado con Hyunjin; bastante a decir verdad. La llamada había durado casi una hora.

Nunca en mi vida mi celular estuvo tan caliente, a punto de explotar.

Le había contado cómo es que llegué al lugar donde estaba ahora, ninguno de los demás sabían algo de Minho o de la familia, pues decidí contárselos después.

Hyunjin era muy atento a todo, y muy dulce también. Había sido bastante respetuoso conmigo en todo, eso me hacía sentir bastante cómodo a su lado.

Sus pensamientos se dispersaron en cuanto saludó al chico que iba en el asiento del conductor.

—Buenos días, Jisung. —habló cortésmente el chico de cabellos negros, mostrándole una sonrisa bonita—. ¿Estás listo? ¿nos vamos?

Jisung asintió tímidamente y empezaron a ir en dirección al colegio.

.

.

Por otro lado, Minho conducía de una forma muy solitaria. Ni siquiera había puesto ninguna canción ni nada por el estilo; el único sonido que le acompañaba era el del tránsito.

Paró en un semáforo rojo. Miró hacia su lado derecho, viendo el asiento del copiloto vacío.

Era muy raro estar yendo solo luego de ir y venir tantos días con Jisung del colegio. No quería admitirlo, pero le gustaba la compañía del menor.

El sonido de una llamada le sacó de sus pensamientos; miró en dirección a la pantalla de su auto, y vio el nombre femenino allí. Apretó el botón para contestar a la llamada en su volante y habló.

«Ryujin, es demasiado temprano... ¿Qué quieres?»

Subió el volumen de la llamada para que pudieran hablar cómodamente.

«Al menos un buenos días que vaya primero no estaría mal, ¿o sí?»

«No tengo tiempo para tu
juego de niños, ve directo
al grano y ya.»

«Ush, en serio eres un
cascarrabias. Solo quería decirte
que nos veamos hoy, detrás
de la cancha de básquet,
a las 2, ¿de acuerdo?»

¡Él no es mi Hermano!  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora