La Previa

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Aún seguía algo sorprendido por la actitud que había tenido Minho con él antes, al traerle a la casa; era sereno, tranquilo, y amable.

La relación que habían mantenido hasta ese momento ambos no era, ni cerca, la mejor. Realmente ni siquiera sabían qué eran, porque hermanos no.

Jisung realmente no había sido adoptado por la familia Lee, en realidad, los padres de Minho eran sus tutores legales ya que aún era menor de edad y lo necesitaría en algún momento, pero no más que eso.

Y realmente sucedió eso ante su negativa de tener 'nuevos' padres, solo había accedido a que sean sus tutores y vivir con ellos porque sabía que vivir con su abuela no era muy buena opción; ya era una mujer mayor y enferma, no podía hacerse cargo de un chico aún adolescente y además huérfano.

Resopló al pensar en aquello. Amaba a su abuela con su vida, por lo que separarse de ella fue muy difícil para él; pero su consuelo era que ella ahora estaba bajo cuidado y vivía de una manera cómoda.

Tocó unas cuantas veces el timbre, hasta que vio salir a la ama de llaves, Hye-Soo, a quién ya le había agarrado bastante cariño a decir verdad.

Compartió algunas palabras con ella hasta llegar a la residencia, pues era un trayecto algo largo de las rejas hasta la entrada de la casa. Le notificó que los padres de Minho se encontraban en casa, para luego sonreírle y volver a las labores que estaba haciendo antes.

Desabotonó el primer y segundo botón de su camisa, para luego sacarse la corbata y dejarla sobre el sofá. Escuchó algunas voces provenir de la sala de estar, por lo que a pasos lentos se acercó.

—¡Jisung! —le llamó alegre la matriarca de la familia al verlo—. Creímos que llegarías hasta más tarde...

La mujer dejó la taza de té que estaba tomando y se acercó a él para poder abrazarlo y dejar un beso sobre su frente.

—Oh, los viernes salgo más temprano, Señora Lee. —respondió él con dulzura, sintiéndose tímido por el afecto.

—Por favor, no me digas Señora Lee, ¡me haces sentir vieja! —rió levemente y puso una expresión de tristeza, en broma—. Puedes decirme Mamá, o Bo-Ra.

Pensar en llamar Mamá a la madre de Minho se le hizo un tanto incómodo de hacer, no solo por no ser verdaderamente su madre, sino porque no sentía que fuera lo correcto, su madre siempre sería su madre.

Al final optó por llamarla por su nombre, pues tenía su permiso, así que no había problemas. En ese interín también saludó al Señor Lee, aunque también prefería que lo llame por su nombre, Tae-Hoo.

La pareja lo invitó a tomar el té con ellos un rato y se dedicaron a preguntarle cómo le iba en el colegio, si ya tenía muchos amigos y demás.

—Tengo buenos amigos, sí. —respondió él, dando un sorbo a su taza—. En realidad quiero ir a una fiesta con ellos mañana, y me preguntaba si ustedes... Me darían permiso para ir.

Sí, no eran sus padres, pero eran sus tutores legales, por lo que le parecía correcto pedir permiso; pues seguía siendo menor de edad, y cualquier cosa que le sucediera repercutiría sobre ellos.

La señora Bo-Ra soltó una risa suave, mirando a su esposo para luego asentir al menor.

—Por supuesto que puedes ir, Jisung, no te preocupes, no somos nada estrictos... —respondió con dulzura—. Pero agradezco mucho que hayas decidido consultárnoslo.

—Creo que es lo correcto, ya que ustedes... Ya saben, lo menos que puedo hacer es ser respetuoso.

—Me gusta tu modo de pensar, Jisung. —habló el hombre.

¡Él no es mi Hermano!  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora