Lo que pasó

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—¿No tienes calor, Jisung? —preguntó el menor del grupo, Jeongin, por tercera vez consecutiva.

Resultaba que, en un intento de esconder los chupones notorios del cuello, Han no tuvo mejor idea que usar una bufanda cuando estaban a... 32° centígrados.

—Que no, estoy resfriado, así que debo cuidarme.

—¿Quién se resfría con tanto calor? —cuestionó Felix con una sonrisa burlona. Claro que él ya sabía el motivo, pero le gustaba burlarse de su pobre amigo inexperto.

—Buenos días chicos.

Todos se dieron media vuelta al escuchar esa voz, y de igual forma saludaron. Hyunjin fue el último en ingresar al salón y tomó asiento al lado de Jisung.

Han solo lo miró de reojo y saludó tímidamente. Los recuerdos del día anterior aún le provocaban nervios. No entendía cómo es que Hwang podía actuar tan tranquilo como si nada hubiera pasado entre ellos.

Todos saludaron como de costumbre. Hyunjin estaba buscando la forma de hablar con Jisung, pero estaba Felix y Jeongin allí, por lo que tal vez hablaría con él en el descanso.

Jeongin miraba la forma en la que Hyunjin miraba a Jisung, y, a decir verdad, se sentía algo celoso los últimos tiempos porque se hicieron cercanos muy rápidamente. Aunque bueno, ya habían pasado casi 3 meses desde que Jisung se había mudado allí. Pero aún así, no pudo evitar sentirse de esa forma.

Pronto llegó el maestro y tuvieron que prestar atención a la clase.

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Minho miraba a aquel gatito bajo su auto y sintió su corazón romperse en mil pedazos. Parecía que lo habían abandonado, estaba sucio y algo delgado. Él era un amante de los gatos, pero desde que su último gato Soonie había fallecido por una enfermedad, no quiso volver a tener ninguna otra mascota.

—¿Qué tanto miras debajo de tu coche? —preguntó con curiosidad Chan, quien lo estaba esperando para entrar a clases.

—Es un gatito...

Chan se agachó de igual forma y vio al indefenso gatito tenerles miedo.

—Tal vez esté escapó de su casa.

—No lo creo, parece abandonado, míralo; está tan sucio y delgado.

—Está bien, pero debemos entrar al salón antes de que llegue la maestra Jung.

Minho suspiró.

—Entra tú, yo trataré de agarrarlo.

Chan se levantó y palmeó su hombro antes de irse. Quería ayudar a MInho, pero ya le iba mal en esa materia, y no quería que una llegada tardía más se sumara a su expediente escolar. Esa maestra no perdonaba nada.

—Gatito, pspsps, pspsps. —trataba de llamar al gatito, pero no tenía efecto—. Ah, ok, no te muevas, ya vuelvo.

Se levantó y fue corriendo a la tienda de conveniencia que estaba cruzando la calle. Buscó los premios para gatos y compró unos sobrecitos. Eso debía bastar.

Volvió junto al gato y se alegró al ver que seguía bajo el auto.

—Bien gatito, toma, pspsps. —extendió su brazo lo más que pudo bajo el auto, con el sobrecito de comida abierto.

Al principio el gato quiso alejarse más, pero al sentir el olor de la comida se acercó poco a poco. Cada que el gatito se acercaba, Minho alejaba más su brazo hasta que saliera por completo debajo del auto.

Una vez que estuvo cerca, dejó que comiera del sobre y lo tomó con cuidado entre sus brazos. Se sorprendió al ver que no hizo nada para huir.

Sintió su corazón encogerse al ver que el gatito era igualmente de color naranja como su Soonie.

¡Él no es mi Hermano!  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora