Como si nada

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Ya habían pasado como 20 minutos desde que Félix se había marchado de la casa. Jisung se encontraba en el pasillo, cerca de la puerta de Minho.

Volvió a escuchar un vómito desde adentro. Sabía que Minho la estaba pasando muy mal.

Pasaron varias horas desde su encuentro en la mañana, pensaba que era mejor que pasara el tiempo, tal vez así Minho lograba recordar algo.

Seguía teniendo su taza de té entre sus manos, pero antes había bajado para calentarla en el microondas y asegurarse de que estuviera bien caliente.

Sabía que Minho no lo quería allí, pero le valió todo. Abrió la puerta de su habitación algo inseguro y se adentró, cerrando la puerta con cautela.

Tomó asiento en uno de los puff que tenía y esperó a Minho, quien se estaba cepillando los dientes como por... Décima vez en el día.

Pocos segundos luego sale, pero no se sobresalta al ver a Jisung en su habitación, porque ya lo había escuchado entrar.

—¿Y ahora qué quieres? —habló fastidiado.

—Solo toma esto, me preocupo por ti, por favor hazlo. —habló cansado, y extendió la taza hacia él.

Minho soltó una risa irónica.

—¿Tú, preocuparte por mi? Deja eso Han, no quiero deberte nada.

—N-no me deberás nada. —se levantó del puff y se acercó a Minho; quería verse confiado pero ahora mismo solo se veía muy nervioso e inseguro—. Solo tómalo, ¿quieres?

Minho resopló. La última vez que había tomado ese dichoso té le había hecho sentir mejor, por lo que decidió tomar la taza de mala gana y beberla pronto.

—Cuidado, está caliente. —recordó Jisung.

Luego de que tomara todo el té devolvió la taza al menor, para después sentarse en el borde de la cama.

—No te debo nada. —recordó.

—No esperaba nada a cambio.

Un silencio se hizo presente, pero no era incómodo, solo era eso, silencio.

Jisung pensaba mil maneras de tocar el tema, pero estaba demasiado nervioso. Félix le había ayudado brindándole algunas ideas, pero por el nerviosismo no recordaba nada de su conversación.

—Si eso es todo puedes irte ya, estoy exhausto.

Jisung se removió incómodo en su lugar.

—¿Ni siquiera un gracias? En serio a veces eres tan...

—¿Tan qué? —cuestionó levantando una ceja.

Se quedó callado, prefirió no decir nada, todo podía terminar peor de lo que ya iba. Suspiró y se calmó.

Lo miró unos pocos segundos, donde se acercó lentamente a él, hasta quedar demasiado cerca, tal vez a una distancia de solo 20cm.

Minho se asustó por ello, y su reacción fue empujarlo rápidamente.

—¿¡Qué demonios haces!?

Notó que Minho se puso demasiado nervioso, apenas y podía mirarle a los ojos.

Félix le dijo que podía intentar recrear la escena del beso, pero parecía no haber causado ningún efecto en él.

—¿No te acuerdas de eso? —preguntó el menor.

¿Qué demonios pasó ayer que Minho olvidó y parecía ser tan importante?

Refunfuñó. No iba a admitir que no recordaba gran parte de la noche porque su orgullo no se lo permitía.

¡Él no es mi Hermano!  | MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora