EMPEZANDO UN NEGOCIO REDONDO.

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NEGOCIO REDONDO

Violencia, drogas y sexo.

El camino a la perdición.

CAPÍTULO 05

Ya con la segunda cabeza del consolador lista, para ensartarse Elsa en este, le puso dos cojines bajo las nalgas a Martha, para tener más elevada la entrada de su panochita.

Se agachó Elsa, acercando su cara al bizcochito, metiéndole una mamada pegando su boca con el rico clítoris de Martha, con una mano movía despacio el consolador, y con la lengua le mamaba el rico bizcochito sin parar, volviendo loca de placer a Martha.
Quien desesperada se apretaba con sus dedos sus dos pezones.

En esta posición, Elsa le dejaba ver a Carlos todo su delicioso culito, con sus piernas medio separadas, claramente se veía como se le colgaba su clítoris, en su mojada panochita.

Haciendo un verdadero cuadro espectacular para él. Ahora, Elsa se enderezó, en esta posición que tenía Martha, con su mano derecha agarró la segunda punta del consolador, muy despacio, se la fue encajando en su caliente papayita.

Que ya les pedía a gritos la cogida, lentamente se fue abriendo todo su bizcochito, devorando cada pulgada de la gruesa punta.

Una vez bien ensartadas las dos mujeres en cada punta del consolador, Elsa comenzó a empujar y a mover su caderita como loca de adelante hacia atrás, sintiendo mucho placer, tratando de desaparecer el grueso consolador entre las dos panochitas.

En esta posición, se veía como la panochita de Elsa, se tragaba aquel gigante y grueso consolador, cada que cadereaba sus blancas nalgas, se le abrían y cerraban, dejando ver por unos segundos a Carlos, su pequeño fundillito rosita, que ya estaba deseando ser sodomizado por un garrote grueso y real.

Mientras que su panochita se zaceaba con el grueso consolador.
Carlos, veía las nalgas de Martha, que estaban recostadas sobre los cojines, con las piernas bien levantadas comiendo se el grueso consolador por su panochita, su fundillito se le alcanzaba a ver, era cafecito hundido entre las deliciosas nalgas, brillaba lleno de jugo vaginal.

Entre Martha y Elsa, de una manera increíble casi desaparecían el grueso consolador.

Que media como treinta pulgadas de puro placer, para saciar a cualquier puta exigente. Podía ver Carlos, como se "comía" su mitad Elsa, su fundillito rosita se movía como invitándolo a unirse a la fiesta, entre el sudor, las caricias, los tallones y los caderazos, era un gran coro de gritos de placer
llenas de excitación.

- ¡Ah! ¡Así! ¡Ah! ¡Dame! -
- ¡Ah! ¡Mi dios! ¡Ah! ¡Qué rico! -

Carlos, no pudo aguantarse más, así que se arriesgó a acercarse hacia las chicas. Elsa estaba bien doblada besándole la cara y los labios a Martha, manoseándole los ricos, suaves y juveniles senos, esos pezones cafés le inspiraban a seguir
mamándolos sin apartarse de estos.

Los contemplaba muy fijamente cuando Elsa, ahora, sintió una mano tocar sus nalgas, la yema del dedo le acariciaba su rico fundillito, volteó Elsa con una sonrisa pícara, entonces le señaló:

-Ya estás viendo lo que me gusta. ¿Qué quieres ahora de mi Carlos? -
- ¡Mírame! ¡Mírame como me tienes de caliente! ¡Mira esto Elsa! -

Le expresó bajándose rápido con las dos manos el pantalón, enseguida, se bajó los calzones enseñándole su tremendo vergonón en su máximo esplendor.

Eran doce pulgadas de gruesa vergota, que ya pedía bizcochito a gritos.
-Me enseñas cuatro deliciosos hoyos sin poder joderlos, principalmente los tuyos Elsa, por favor déjame culearte, déjame joder tu fundillito...
nada más tantito. -

NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora