NEGOCIO REDONDO
Violencia, drogas y sexo.
El camino a la perdición.
CAPÍTULO 37
De repente, se abrió de golpe la puerta del cuarto de castigos. Heriberto, que agarra aire por la carrera, que había hecho, entró con pistola en mano para ver lo sucedido.
- ¿Todo está bien, Carlos? -
Preguntó Heriberto, que escuchó los disparos, corriendo desde el taller. Carlos volteó a verlo, ya más tranquilo le contestó:-Todo está bien Beto, todo está bien... solo un pinche traidor menos en esta vida.
Yo a este perro le confiaba mucho, y.... pinche ambición la cago todo... ¿Teresa estas bien? -- ¿Porque me pegó? Me duele mucho todavía, ya suélteme por favor... ya suélteme. -
-Edgar ya no te matará, por decirme la verdad... ¿Qué te parece, Teresa? -
-Ya suélteme por favor, se lo suplico, me duelen mucho mis nalgas y mis rodillas. -
-Sabes Teresa, tú seguirás surtiendo todos los clientes, que Edgar tenía, tú sabes quienes son, y creo, que todavía puedo confiar en ti, quédate con estos diez mil dólares...
te los regalo Teresa, en prueba de mi gratitud, a tu fidelidad demostrada hacia mí. -
Teresa, sintió que le volvía la vida, al oír esas palabras de Carlos, ahora, perdiendo un poco el miedo le contestó:
-Yo no lo he defraudado don Carlos, gracias por confiar en mí, ahora, suélteme por favor se lo suplico, ya me cansé de estar en esta posición tan incómoda. -
-Tengo un pequeño problema Teresita. -
- ¿Cuál es? -
Preguntó intrigada mirándolo a la cara.-Te pegué en una nalga, y me falta golpearte en la otra, para que se empareje el color. -
- ¡No! ¡No! Ni te atrevas a hacerlo ¡Cabrón! -
- ¿Porque me hablas así? ¡Yo todavía soy tu patrón! Además, esto te sirve, para que recuerdes por un largo tiempo, como te puedo castigar, si me traicionas cabrona. -
-Perdón... no quise decir eso... perdón don Carlos, perdóneme... no quise decir eso. -
-Recuerda una sola cosa Teresa, que conmigo, "tienes que ser fiel como los gitanos", y vivirás, si no, terminarás enterrada en mi terreno, como este hijo de puta. -
Carlos, se dirigió hacia atrás de ella, agarrando la tabla, que enseguida, zumbó la tabla en el aire, chocando con fuerza contra la ya muy adolorida nalga de Teresa.
- ¡Ay! ¡No! ¡No! ¡Ay! -
Se meneaba Teresa, de derecha a izquierda, sin poderse sobar sus hermosas y blancas nalgas, escuchando caer la tabla al piso, enseguida, eran las nalgas acariciadas por las manos de Carlos.
Tocándolas con ambas manos, le separó despacio las nalgas mirando su rico culito.
Que se contraía por el golpe que recibió. Carlos abrió sus labios ensalivó su dedo, enseguida se lo metió muy despacito en el fundillito.Teresa, sintió al invasor abrirse camino, en su pequeño fundillito, mientras sentía la otra mano, acariciarle con lujuria su panochita, jalándole muy despacio sus vellitos que la adornaban.
Él, metía y sacaba su dedo del caliente fundillito, no parando de manosear todo el rico y caliente bizcochito.
Eduardo en silencio, solo miraba lo que Carlos hacía con el hermoso cuerpo de Teresa, tragando saliva limpiando su garganta le indicó:
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NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.
General FictionCarlos Camacho es un narcotraficante, y a pesar de la fortuna que ya tiene en sus manos, no puede conseguir el amor de su amiga la maestra Elsa Prado Nava, quien trabaja dando clases para una iglesia bautista, pero, ella es una lesbiana amante total...