¿QUÉ HACEMOS CON ELLA?

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NEGOCIO REDONDO

Violencia, drogas y sexo.

El camino a la perdición.

CAPÍTULO 11

—Te felicito Eduardo, tú siempre serás de mi organización, tú si eres fiel a mí. —
Limpiándose con su mano derecha el sudor de la frente, Julio le comentó:

—Realmente me asustó este pinche cabrón, dale un "Oscar" por su pinche actuación. —
Enseguida, Julio, con una cara de enojado, volteó a ver a todas las mujeres, les preguntó:

— ¿Qué hacemos con esta hija de puta? Era ella, la heroína de este pinche cuento, estas pinches pendejas creyeron que ella las salvaría, que pinche error...

que pinche error cometieron, tengo a tres putas en la mira, que gritaron mientras yo estaba en el suelo.
¿Verdad Victoria? ¿Verdad Ana? Que gritaron tú y la otra pinche basura que esta junto a ti.

Verdad Estela, que se pusieron muy contentas porque… ¡Porque esta pinche puta, me tuviera de puras rodillas, apuntándome con su maldita arma!

Sentían que ya nos había vencido  ¡Pinches pendejas! ¡Son unas hijas de su puta madre! ¡Pinches culeras! —

—Tranquilo Julio, tranquilo, vamos por pasos cálmate. Esta puta detective, tendrá su merecido, las otras putas que no nos obedecieron, que no gritaran, serán castigadas para que aprendan a no jugar conmigo.

Esa… esa, es una pinche falta de respeto hacia mí… ¿Me oyen
pendejas? Yo les doy todo, y
ustedes me traicionan....
¡Eso es una putería! —

Mientras Carlos hablaba con las muchachas, Eduardo no perdió el tiempo con la detective, se hincó comenzándole a manosear las grandes nalgas, y los deliciosos senos.

Sacó una navaja de su bolsillo, cortándole el pantalón de mezclilla de los lados, quitándoselo por completo, después, le cortó la blusa dejándola solo en su diminuta tanga y su brasier.

— ¡Mira! ¡Usa hilo dental! Límpiate los pinches dientes Julio. Ja jajá ja jajá. —
Todos los guardias y Carlos, se rieron al unísono mirando a Julio. Mientras Eduardo, con una sonrisa le manoseaba las nalgas a su compañera, le jalaba la tanga metiéndosela bien adentro entre las nalgas.

Con la otra mano, con mucha lujuria
le acariciaba todo su bizcochito, tratando de meterle el dedo en su rica y calientita panochita.

— ¡Mira Julio! Está bien buena y cachetona, anda bésale su
fundillito, anda bésaselo... —

Julio se agachó, con mucho odio, con su mano derecha le dio una cachetada a Mariana, tronando en el cuarto volteándole la cara, dejándole bien roja la mejilla del golpe. —

—Ni así reacciona la pendeja, ja jajá... pinche puta durmiente, ja jajá ja jajá—
Expresó Eduardo riendo, mientras continuaba manoseándole las dos nalgas con lujuria.

—Tráeme agua fría, esta pinche culera va a sufrir, no sabe ni en donde se metió, la hija de su puta madre, deseará no andar de pinche metiche en donde no la llaman. —

Indicó Julio, quien ahora, le dio con fuerza un puñetazo en la cara, sacándole sangre de la nariz por el golpe, riendo al verla lastimada.

—Déjala Julio, ya despertará, dale tiempo todo a su tiempo, en cuanto pueda reaccionar, se arrepentirá de andar de pinche metiche, ahora dime Eduardo. ¿Sabe alguien de la policía que venias con ella a mi casa? —

—No Carlos no, nadie sabe, que ella venía a investigar tu casa, o que yo estoy aquí con ella, déjame te explico la situación como fue:

Esta mañana, Mariana me comentó, que tenía muchos días, buscando a las mujeres perdidas, me dijo que quería averiguar aquí en tu casa, porque está muy solo el terreno.

NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora