ELSA QUIERE TIRARSE A MARCELA.

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NEGOCIO REDONDO

Violencia, drogas y sexo.

El camino a la perdición.

CAPÍTULO 28

Elsa no soltaba el brazo de Carlos, estaba muda sin poder decir nada. Elsa ya varias veces había castigado a las mujeres, se sentía cruel y muy chingona, pero, no podía esconder sus sentimientos ante tales brutales asesinatos.

Como cuando Olga le dijo a Elizabeth, te amo, se sintió miserable por haber golpeado a Elizabeth, nunca había presenciado una muerte así de sádica, matarlas como viles perras de la calle, sin tener ningún remordimiento.

Pero, se debe recordar que, en un negocio como este, es tú vida o la del otro, aquí no hay espacio para la misericordia, no existe la piedad.

Iván, muy contento se acomodó la ropa, se fajó el pantalón. Entonces, les señaló:
—Si hay una hija de puta, que quiera cuestionar la autoridad de Carlitos, que hable ahora, nadie viene a salvarlas. ¡Ustedes son esclavas para siempre! —

Reconoció Iván entre tantas mujeres, a Victoria, y a las otras dos mujeres, que estuvieron con él encerradas en la recámara.

Olga y Elizabeth estaban sentadas, con miedo estaban abrazándose sus propias piernas, con la barbilla sobre las rodillas, estaban temblando de pies a cabeza, en silencio rogaban y lloraban.

Iván, con su dedo índice de su mano derecha señaló a Victoria.
Enseguida le preguntó:
— ¡He y! Tú pinche perra. ¿Quieres
salir y terminar con esto? ¿Eh? ¿Quieres ser libre? —

Victoria, solo se hizo hacia atrás, negando con la cabeza mirándolo con mucho miedo.

— ¡Tú! ¡Puta de mierda! Vamos a terminar esto, terminemos con tu pinche encierro. —

Ahora, señaló a Elizabeth. Quien hundió su cara entre sus piernas con mucho miedo estaba negando con la cabeza el querer salir del lugar.

— ¡Chingada madre! ¡Chingada madre! —
Gritó Iván, mirando con odio y fijamente a las mujeres, estaba moviendo su filoso cuchillo ensangrentado salpicando el piso y la pared. Les siguió diciendo:

—Siempre se quejan, de que quieren escapar de este lugar. ¡Este es el momento! ¡Este es el puto momento! ¡Vamos malditas perras! ¡Solo díganlo culeras y dejarán este lugar! —

Terminadas estas palabras enterró su cuchillo sobre el cuerpo de Ana, dejándolo atorado en el pobre cuerpo inerte, le dio con fuerza varias patadas al cuerpo de Estela, que se
seguía desangrando en el piso dejando una gran mancha roja.

Todas las mujeres, se echaron despacio para atrás, muy espantadas, sin hablar, sin hacer ningún ruido, hasta Martha, Elvia, Marcela, que eran las favoritas y obedientes, les dio miedo que Iván las señalará a ellas.

Las tres chicas, en silencio solo miraban con insistencia a Elsa, que estaba del otro lado de la reja, como pidiéndole ayuda por si Iván quisiera sacarlas para lastimarlas, o peor aún, matarlas en ese momento.

— ¡Tú maldita perra! ¡Sí! ¡Tú pinche puta! —
Gritó Iván, ahora, señalando a Olga. Quien había presenciado la muerte de Mariana.

— ¿Quieres irte maldita? ¿Quieres acompañar a la pinche detective y a estas dos pinches putas? ¡Vamos te sacaré de aquí en bolsa de plástico! ¡Pinche puta! Dime culera.

¿Quieres ser libre? ¡He y Julio! Abre la pinche puerta, para que esta
maldita puerca deje de estar chingando que no quiere trabajar o que se quiere escapar. —

Julio, se dirigió a la reja, todas las mujeres se recorrieron hasta atrás. Elizabeth, agarró la mano de Olga, y enseguida, la llevó hacia atrás del dormitorio.

NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora