NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.

EL REMPLAZO DE DIANA.

NEGOCIO REDONDO

Violencia, drogas y sexo.

El camino a la perdición.

CAPÍTULO 30

-Elsa no lo va a creer, tendrá trabajo de sobra, para la escuela y para sus dos tiendas, siempre anda bien atareada la pobre, no cabe duda de que ya es toda una empresaria. -

-Pues este año Carlitos, Elsa recibirá buen dinero y muchas ganancias de vender solo los uniformes escolares, aparte, de la ropa normal que venda en sus tiendas, esto será otra ganancia, eso es seguro, más el aumento en su nuevo puesto en la iglesia. -

-Espera a ver la ropita escolar, que tiene puesta la pequeña chiquilla, que te espera en la recámara para coger, quiero que sepas Rogelio, que Elsa la escogió pensando en ti, te encantará como se le ve el uniforme escolar a tu bizcochito. -

- ¿De verdad, Elsa lo hizo pensando en mí? -

Elsa buscó la talla, escogió el color y trajo un uniforme escolar, solo para ti, en un instante, Elsa transformó a la joven en la hermosa "niñita" que te está esperando, con sus piernitas bien abiertas, para que tú le deshagas el mini bizcochito, que se carga la cabroncita, te aseguro, que te ganaré la apuesta.

-Pues no esperaré más, ahorita ya subo a la recámara para verla, si me gusta, no me esperes que regrese pronto, creo me tardaré mínimo dos palos para florearle bien su fundillito a esa pinche escuincla. -

-Te encantará la cabroncita, y no te olvides de la apuesta mi hermano, es doble o es nada, yo soy de huevos y no me rajo. -

-Tú me conoces, soy también hombre de palabra Carlitos, si me gusta esta putita, te daré todo el dinero sin protestas eso es seguro. -

-Pues deberías de dejar el dinero de una vez, nadie... pero, nadie te consentirá con tu pequeña escuinclita, ve y diviértete porque te aseguro, que saldrás muy contento de mi casa, tú eres mi amigo Rogelio, siempre lo serás. -

-Nos vemos al rato Carlitos. -

Se despidió por el momento de Carlos. Rogelio, salió de la oficina con rumbo a la recámara del segundo piso, estaba muy contento y emocionado, con una sonrisa en los labios por ver a la niñita, que se cogería esa noche.

Pero, no olvidaba nunca a su hija Diana, que lo había hecho gozar en secreto tantas veces en la cama, y hoy él, la sustituiría por una nueva niña, una desconocida, y tal vez, igual de caliente que su hija.

Llegó Rogelio, con una sonrisa a la recámara en donde estaba Marcela, lentamente abrió la puerta y entró buscándola, pero, la recámara estaba vacía, miró para todos lados, bien emocionado, con su sonrisa lentamente caminó unos pasos en la habitación, diciendo:

- ¡Hola!... ¡Hola mi chiquita! ¿Dónde estás? ¿Adónde te escondes? -

Se abrió la puerta del baño, saliendo Marcela con su uniforme de la escuela, por su estatura, por su cuerpo delgadito como lo tenía, además, poniendo ella una cara de inocente, realmente parecía una niña de diez u once años.

Rogelio, al mirarla, tragó saliva, nunca le pasó por la mente, que era una cabroncita de diecinueve años, solo sonrió al estarla contemplando, el uniforme se le veía hermoso.

- ¿Quién es usted señor? -

Preguntó Marcela, fingiendo una vocecita de niña inocente.

Rogelio la continuaba contemplando, en verdad parecía una niña de primaria, se le antojó ese cuerpo solo con mirarla, sus pequeños y redonditos senos, sus mini nalguitas se le miraban bien paraditas con su faldita de cuadritos verdes, de golpe sintió como se le movió el garrote debajo del pantalón.