NEGOCIO REDONDO
Violencia, drogas y sexo.
El camino a la perdición.
CAPÍTULO 29
Marcela continuaba expresando:
-Yo solo te comenté lo que oí, y ahora veo celos en don Carlos, déjate que te encule, como él quiere y te apreciará más, tal vez, y en verdad hasta te ama, correspóndele, es un señor muy poderoso... -Elsa, se quedó pensando, tal vez, Marcela tenía razón en lo que decía, así que contestó:
-Tienes razón Marcela, lo pensaré solo puedo hablar de esto con Martha, Elvia y tú, que son las que ya agarraron la onda aquí. Dame un abrazo pinche chaparra. -Elsa, se agachó a abrazar a Marcela manoseándole sus dos ricas nalguitas, besándola en la boca, metiéndole su lengua entre sus dientes, enseguida, se le hincó Elsa, y con sus dos manos le levantó la faldita escolar, le bajó el mini panti al ras de la faldita,
agachándose acercó sus labios besándole el pequeño bizcochito, tratando de meterle la lengua, acariciando con mucha ansiedad sus deliciosas nalguitas.
Marcela correspondiéndole le acariciaba el cabello con mucho cuidado.
Elsa, comenzó a hundirle la lengua en medio de su papayita, que estaba bien rasurada, pero, la tanguita estaba arriba de las rodillas, le estorbaba para abrirle bien sus piernas, para que su bizcochito se abriera más, como Elsa deseaba, para recibir su lengüita más adentro de su caliente bizcochito.- ¡Ah! Elsa húndeme tu lengua ¡Ah! Que rico... -
Se quejaba Marcela, sintiendo la tibia lengua, mientras Elsa, se estaba excitando, de solo tener esa rica panochita en su boca, y escuchar los quejidos de Marcela.
Cuando de repente, tocaron duro la puerta, moviendo la perilla con mucha desesperación.
- ¡Abre la pinche puerta Elsa! -
-Es... don Carlos... Elsa es... don Carlos. -
Señaló Marcela, con ansiedad miraba hacia la puerta.
Elsa se levantó como de rayo limpiándose la boca de la saliva, dio deprisa grandes pasos para abrir la puerta, sin darle tiempo a Marcela de acomodarse su mini panti, solo tapándose su bizcochito con su faldita escolar.Elsa, se detuvo enfrente de la puerta, agarró su aire, y abrió la puerta mirando a Carlos demostrando tranquilidad en su cara.
- ¿Porque tardas tanto, Elsa? -
-Yo... yo me estaba asegura... este... esperando a Pancho para cuidar... la... la puerta. -
- ¿Porque tan nerviosita, Elsa? -
Miró Carlos a Marcela. Quien le puso cara de niña buena, estaba junto a la cama sin faltarle nada, tenía todo el uniforme puesto y sin ninguna arruga.
-Vamos a tú oficina Carlos. -
Indicó Elsa, fingiendo una sonrisa. Carlos, al mirar que todo estaba bien se dio la vuelta.
Elsa, salió mirando a Marcela despidiéndose de ella, moviendo la mano, Marcela se despidió también, pero, cuando dio el paso Marcela, la tanguita cayó hasta el suelo.
Elsa abrió los ojos, haciendo un gesto de sorpresa cerrando rápido la puerta.
Carlos caminaba, ya iba de espaldas perdiéndose la única pista, de que Elsa le seguía manoseando el pequeño bizcochito de Marcela para cogérsela.
Caminaron juntos hasta que llegaron a la oficina, dejando entrar primero a Elsa, después Carlos entró cerrando la puerta de un golpe en señal de su enojo con ella.
- ¿Porque estas tan molesto, Carlos? -
- ¿Te la estabas queriendo coger, verdad cabrona? -
- ¿A quién? -
Preguntó Elsa, haciéndose la inocente, tragando saliva mirando hacia otro lado de la habitación.
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NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.
General FictionCarlos Camacho es un narcotraficante, y a pesar de la fortuna que ya tiene en sus manos, no puede conseguir el amor de su amiga la maestra Elsa Prado Nava, quien trabaja dando clases para una iglesia bautista, pero, ella es una lesbiana amante total...