NEGOCIO REDONDO
Violencia, drogas y sexo.
El camino a la perdición.
CAPÍTULO 36
Carlos, miró la desesperación de Teresa, al tratar de salvar su vida, pensó un poco su situación, entonces, le expresó:
-Tú, no tuviste nada que ver en esto... está bien, está bien, ahora, solo dime. ¿Quieres que confié en ti?
¿Es eso lo que quieres? ¿Qué confié en lo que me dices? --Ahora que ya hablé, y le dije toda la realidad, ya no estoy de parte de él, si Edgar se entera, fe que le dije la verdad, del robo de su droga, me matará, eso es seguro. -
-Está bien, está bien, voy a confiar en ti Teresa, pero, ahora, quiero que tú conozcas un lugar... es un lugar muy especial en esta casa, un lugar que tú, ni él conocen, vamos, ven sígueme para que lo conozcas.
No hables ni hagas ruido, porque tú novio, está ahorita esperándome en mi oficina para hablar conmigo. -
Despacio y en silencio, salieron de la habitación, juntos bajaron la escalera, Carlos, la condujo al cuarto de castigos, usando la puerta por donde ellos siempre entraban, al abrir la puerta, Teresa, al fondo vio las jaulas, las mesas, la silla favorita de castigo, y todos los instrumentos, que ellos usaban para castigar, y golpear a todas las mujeres para corregirlas y hacerlas sumisas.
- ¿Qué clase de lugar es este? -
Preguntó asustada Teresa, mirando detenidamente cada cosa que había en el cuarto.
-Yo lo llamó... el cuarto de castigos, pero, hoy será el cuarto de la verdad... verdad, que tú me dirás, si no quieres ser sacada de mi casa, en una bolsa de plástico, cabrona. -
- ¿Qué hacemos aquí don Carlos? Dígame... -
Preguntó más asustada y angustiada, no dejaba de mirar todo lo que había en aquel cuarto, presintiendo algo malo para ella.-Traeré a Edgar aquí, después que platique con él, en mi oficina, pero, necesito que te vea a ti amarrada a esta silla, para que el piense mejor las cosas, y no me siga diciendo sus pinches mentiras, te juro que pensará muy bien, para decirme la verdad. -
-No... no por favor, él, ya me golpeó mucho don Carlos, no... no necesito más castigo, por favor don Carlos, ya le dije toda la verdad, ¿Acaso usted no me cree? -
- ¿Quieres que confié en ti Teresa? ¿Es lo que quieres? -
-Ya le dije la... la verdad don Carlos, no... no... le eh mentido, su mercancía está en la camioneta... mándela a sacar y vera que no le miento. -
Señaló Teresa muy nerviosa, ya estaba llorando esperaba lo peor, mientras muy atenta, miraba los látigos, las tablas, los consoladores, las esposas, los lasos, las correas, la silla, la mesa, las rejas.
-Te creo, yo te creo Teresa, ahora, confía tú, en mi cabrona, y obedéceme. ¿Quieres? -
Le indicó Carlos sonriendo, miraba de arriba para abajo el hermoso cuerpo de la joven, quien tenía puesto unos jeans azules apretado, luciendo sus hermosas nalgas, una blusa blanca donde se asomaban sus grandes senos.
Teresa, muy indecisa solo expresó:
-Deberás que ya le dije todo, Edgar me va a matar por hablar de más. -Carlos hizo un ademán con la mano derecha, invitando a la joven, para que ella se subiera en la silla, y se hincará para poderle amarrar sus tobillos, acariciando con la mano izquierda la cacha de su pistola, que tenía en la cintura, le mostró una sonrisa a la joven.
-No, no... está bien... me pondré en la silla, pero, de seguro, me va a matar Edgar por traicionarlo, eso es seguro usted no sabe de lo que él es capaz...-
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NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.
General FictionCarlos Camacho es un narcotraficante, y a pesar de la fortuna que ya tiene en sus manos, no puede conseguir el amor de su amiga la maestra Elsa Prado Nava, quien trabaja dando clases para una iglesia bautista, pero, ella es una lesbiana amante total...