LAS MENTIRAS DE LAS TESTIGOS.

98 3 0
                                    

NEGOCIO REDONDO

Violencia, drogas y sexo.

El camino a la perdición.

CAPÍTULO 25

Elizabeth, puso la mano en el seno de Olga, sin quererlo, un calor recorrió su cuerpo, cuando sintió en su mano muy suavecito y tibio.

-Siéntelo como late, me late muy deprisa ya estoy bien mojada de mi bizcochito, siénteme, tócame tantito por favor, anda tócame entre las piernas. -

Olga, tomó la otra mano de Elizabeth, enseguida, se la colocó sobre la falda, tocándole de lleno su papayita. Acercando su boca a los labios de Elizabeth, dándole de prisa un beso, tratando de calentar a ella también.

Pero, Elizabeth se echó para atrás, protestando de inmediato.

- ¿Qué haces? ¿Estás loca? ¡Para por favor! ¡Ya para Olga! ¿Porque me besas mi boca? -

Pero Olga, dirigió la mano de Elizabeth, subiendo debajo de su vestido, sin esperarlo estaba ya tocándole los pequeños vellos de su mojado bizcochito. -

- ¿Olga no traes calzones? ¿Por qué? -
Preguntó espantada Elizabeth, mirándole a los ojos a su amiga, jalando despacio su mano, hacia afuera de la falda.

-Estoy bien mojada Elizabeth.
¿Ya sentiste mi panochita?
Acaríciame solo un poco con tu mano, cuando llegaste, ya casi me venía, estoy bien caliente que no me aguanto. -

- ¿Te estabas masturbando tu colita? Eres una marrana Olga, eso no se hace, esa no es la conducta de una mujer cristiana. -

- ¿Quieres verme como me masturbo Elizabeth? Este será nuestro secreto de amigas, sí, solo mírame nada más como me lo ago. -

- ¡Oh, Dios mío! Mejor debería de irme Olga, no quiero que me expulsen por tu culpa. -
-Vamos amiga, solo siéntate y mírame, como me vengo con mis dedos. ¿Qué? ¿Acaso no eres mi mejor amiga? Solo quiero que me mires masturbarme mi bizcochito...

Anda, mírame como me vengo... después, te vas o mejor dicho nos vamos. -

Elizabeth al escuchar esto, estaba ya con su corazón acelerado a mil por hora, solo pudo decir:
-Está bien cochina, solo te miraré, esto es un pecado, y tú lo sabes bien, cuando termines me voy, porque no quiero tener problemas por esto, eres una puerca. -

Olga, no importándole las protestas de su amiga, de inmediato se sentó recargándose por completo en el sillón de enfrente, ahora, se arremangó la falda, abriendo sus dos piernas completamente, mostrándole todo su bizcochito bien abierto.

Comenzándoselo a manosear con los dedos de la mano derecha, masturbándose suavemente su papayita, hundiéndose el dedito medio, levantando la vista mirando a su amiga.

Elizabeth, muy atenta no perdía de vista los movimientos de la mano, poniéndola muy nerviosa y tragando saliva, solo de mirar esa mano masturbarse de forma tan deliciosa.

-Anda dime Elizabeth. ¿Cómo te masturbas tú? Dímelo. ¿Cómo lo haces? -
- ¡Ya te dije! Que nunca lo he hecho, eso es pecado. -

-Vamos acéptalo, Elizabeth, solo una vez dilo, dime como tú lo haces, sin pena, vamos dilo, acaso. ¿Te metes los dedos así en tu bizcochito? O solo te lo acaricias así, mira así. ¡Ah! ¡Que rico! ¿Te metes así tus dedos? -

Olga preguntando, ya se metía tres dedos en su mojada papayita, tratando de excitarse más mirando a Elizabeth su expresión, ahora, la atrevida se subió sus manos y se fue desabrochando su blusa, enseñándole el brasier, con una sonrisa pícara le estaba reprochando y presionándola, diciéndole:

NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora