LA DIVERSIÓN DE LOS GUARDIAS.

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NEGOCIO REDONDO

Violencia, drogas y sexo.

El camino a la perdición.

CAPÍTULO 09

Heriberto, que veía por detrás, disfrutaba ver las dos grandes nalgas y el rico fundillito de Victoria, que le brincaba en las metidas de garrote con esas ricas nalgas duras y apretadas, el pequeño fundillito lo invitaba a unirse a la cogida.

Sin soltar el látigo, Heriberto se mojó un dedo y de inmediato se lo fue
metiendo en el fundillito de Victoria, este se sentía bien apretadito.

Heriberto, ahora con ambas manos, le abrió las nalgas, enseguida, el cabrón se inclinó acercando su cara, y le escupió en el delicioso culito, enseguida dirigió su vergota al fundillito poniendo su gruesa cabezota en la entrada, y comenzó a abrirse paso entrando toda la gruesa cabeza.

Victoria, en ese momento, pegó un grito de dolor, al sentir abrirse su pequeño fundillito, tragándose de golpe, ese tremendo calibre.

— ¡Ay! ¡Ah! ¡No! ¡Mi culito! ¡No! ¡Ay! —
Se floreo su fundillito, al recibir toda la carne, bien gruesa, dura y erecta, ahora, Victoria, ya estaba ensartada por sus dos deliciosos y calientes hoyitos.

Heriberto, le metió más de la mitad de su vergota, en el apretado fundillito, comenzando a sacar placer.
Que su uso era para desechar, y no para “comer” esos grandes calibres.

Heriberto, con sus manos la agarraba de la cadera, empezó un fuerte va y ven entre las nalgas, chocando sus huevos con los de su amigo Roberto, quien trataba de metérsela completamente en el apretado bizcochito, mientras con las dos manos le apretaba los grandes senos.

Estaba chupando desesperado, los deliciosos pezones rosas, clavándole los dientes con pequeños mordiscos en estas, durante dos minutos a Victoria la zarandearon buscando sacar cada uno de ellos el mayor placer de ese cuerpo juvenil.

Victoria, sentía que le partían en dos su bizcochito y su pequeño fundillito, de tanto meneo, de pronto Roberto pegó una mordida en uno de sus senos, quedando completamente
quieto, su venida ya era inminente, sintió su eyaculación en la punta del garrote, explotando su caliente orgasmo.

Toda su vergota se hinchó inundándole toda la panochita saliendo hirvientes chorros de esperma uno tras otro.

Heriberto, no dejaba de moverse, hasta casi meterlo completamente en el apretado fundillito, o hasta donde las ricas y grandes nalgas le permitían, en ese momento sintió caliente, un escalofrió recorrió toda su espalda, el rico fundillito "ahorcaba" su garrote de una forma deliciosa, sin más, el hombre alcanzó su clímax, estallando adentro de su caliente fundillito.

Soltándole su eyaculación, con sus potentes chorros de leche caliente chorro tras chorro, hasta que paró por completo de menearse en las nalgas de la mujer, sintiendo solo unos
brincos involuntarios su cuerpo, al estar pasando su orgasmo, volviendo a “tierra”.

Victoria, sentía muy caliente su bizcochito, sentía como se hinchaba aquella vergota descargándose por completo dentro de ella, sintió muy caliente su fundillito, Victoria sentía dolor por los dos gruesos garrotes, que la torturaban.

Pero, al sentir lo caliente en sus dos agujeritos, sintió un rico calor recorrerle todo su cuerpo, ella casi alcanzaba su propio orgasmo, jadeaba de dolor, sin poderse venir estando bien ensartada se quejaba:

— ¡Ah! ¡Mi culito! ¡Ay! Mi bizcochito... ¡Ah! —

En ese momento, su fundillito se contraía sin poderse cerrar, su papayita se contraía, sin soltarse de ninguna de las vergotas que tenía adentro de su cuerpo.

NEGOCIO REDONDO VIOLENCIA, DROGAS Y SEXO EL CAMINO A LA PERDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora