Eras tan solo un niño de 9 años cuando el mundo se fue a la mierda. Un niño normal con una vida no fuera de lo normal pero desde que el mundo cambio veras como siempre se esta entre la vida y la muerte, algo de lo cual nunca escaparas.
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Ya ha pasado bastante desde ese temeroso y lúgubre día, tan solo tenía 9 años casi cumpliendo los 10... desde que el mundo ya no volvió a ser lo de antes, ya casi se me olvida como todo comenzó.
—¡¡Llegué T/N!!—Exclama papá con su dicha.
—¡¡Papá!! ¿Cómo te fue hoy?—Haciendo que el apagado y aburrido fin de semana... se ilumine. Me levante de la escalera, en la cual llevaba un buen rato esperando a mi padre. Con ímpetu, me acerque a mi papá y le di un fuerte abrazo de bienvenida.
—Fue un día movido. Arrestamos a un tipo que estaba comiendo a una persona. Hasta nos intentó morder ese loco, le tuvimos que poner un bozal para seguir con el arresto. Pero pude llegar más temprano ya que otros agentes se encargaron de ese loco—Me responde papá con una cierta pesadez, la cual contrastaba a gran escala con su grito de recién.
—¿En serio? ¿por qué comía gente?—Pregunte con una calma impertérrita.
—Hay gente que está muy loca en este mundo T/N...bueno, vamos a comer, ¿Qué dices?.
—Pero si no trajiste nada—Mencione mirando fijamente sus manos, las cuales solo sostenían un par de llaves.
—Las calles estaban atascadas y no pude comprar nada, pero me acuerdo que ayer sobró algo de pasta.
—Si y también algo de salsa de tomate.
—Listo, ya tenemos almuerzo, déjame cambiarme de ropa y preparo la cena.
Mi papá dejo lo poco que poseía en una mesa y comenzó a subir la escalera, viendo como todavía vestía su característico uniforme... el trabaja de policía aquí en Macon de lunes a sábado, siendo el único día libre, el domingo donde aprovechamos para ver películas. También es un fanático de las armas, aunque solo tiene una arma, su arma favorita es... si no mal recuerdo se llama Revólver Colt Anaconda un nombre muy llamativo lo cual me gusta.
Al rato de esperar en el sofá, papá bajó del segundo piso y comenzó a preparar la cena pero cuando estaba calentando el agua comenzó a sonar el teléfono pero este no se dio cuenta.
—¡¡El teléfono!!—Exhalo alertando a mi papá—¡¡Oh!!, gracias T/N.
Aunque estuviera con la oreja bien alta y en un extremo del sofá para escuchar con quien hablaba papá al teléfono, no pude escuchar nada... pero logre notar como se sorprendió de repente, cortando y subiendo al segundo piso rápidamente.
—¿Qué pasa papá?—Pregunte algo espantado.
—La vecina tiene un problema, voy ir a ver pero cierra todo y no le abras a nadie, yo tengo la llave.
Mi papá con cierto rapidez, veo como sale con su revólver favorita y cierra la puerta algo fuerte. Aunque no sabia que pasaba, igualmente estaba preocupado así que decido hacerle caso a papá, cerré la puerta que daba al patio por sea acaso y me senté en la escalera que daba de frente a la puerta.
