Rayven Cartier.
—De rodillas. —digo de nuevo
Parpadea, sin creer lo que está escuchando. Y, para mi sorpresa, se me acerca y me sonríe con picardía antes de arrodillarse. Ya arrodillado, mira hacia arriba y muerdo mi labio inferior antes de tomar sus dos manos y dirigirlas dentro de la falda que estoy usando.
—Trágate tus palabras. —susurro, dejando sus manos en mi ropa interior.
Puedo sentir como baja lentamente la prenda hasta que logra quitármela. Me hace abrir un poco las piernas y comienza a acercar su cabeza a la zona de mi entrepierna.
Arqueo la espalda al sentir el contacto de su lengua contra mi sexo. Su lengua se abre paso quedando justo en mi clítoris y cierro los ojos ante los movimientos que comienza a dar. Da constantes movimientos circulares y en determinados momentos hacia arriba y hacia abajo, provocando que mi cuerpo se encienda muy rápido.
Cuando me tiene lista, empieza a succionar de manera insaciable mientras sus manos buscan mis pechos para apretarlos. Mi sexo palpita cada vez más y trato de controlar mis gemidos ante la sensación de calor y placer que me recorre sin éxito alguno.
Me aferro a su cabello cuando comienza a mover la cabeza y volverse más brusco. Poco a poco me hace sentir calor y electricidad en mis extremidades, mis piernas se endurecen y me invade esa familiar sensación de liberación.
—Demonio —hablo con una notable excitación en mi voz—, no te detengas.
Al escuchar eso, quita sus manos de mis senos para sostener mi cintura e intensificar sus movimientos, haciendo que mi cuerpo no pueda soportar más. El sentimiento de liberación se vuelve más fuerte y placentero. Sin poder evitarlo, gimo antes de dejar que mi cuerpo haga lo que necesita. Puedo sentir líquidos saliendo de mí y como Benjamín los recibe vorazmente.
Momentos después, Benjamín se aparta de mi entrepierna y me mira mientras trato de recuperar el aliento. Observo de forma hipnótica como se limpia con la mano los restos que quedan en su boca sin dejar de sonreír. Esta imagen nunca se irá de mi mente.
Se levanta para ir a un sofá donde se sienta.
—Ven —lo veo poner sus manos en su cinturón y comenzar a aflojarlo. Miro el bulto en sus pantalones y entiendo lo que necesita—. Ya me tragué mis palabras, ahora te vas a tragar las tuyas, altanera.
Me acerco a donde está sentado y me arrodillo sin prestarle atención a mis piernas todavía temblorosas. Le sonrío y él hace lo mismo. Ya tiene los pantalones desabrochados, por lo que solo queda de barrera su bóxer.
Meto la mano entre su bóxer hasta encontrar su miembro y así liberarlo. Observo las venas que se le marcan en este antes de cubrirlo con mi mano y empezar a mover de arriba abajo. Suspira ante estos movimientos al tiempo que me acomodo entre sus piernas.
Dejo de mover mi mano y me acerco aún más a su glande para pasarle la lengua, esta acción lo hace suspirar. Luego humedezco mis labios e ingreso su miembro a mi boca.
Muevo la cabeza lentamente para hacerlo sufrir. Sé que eso es lo que siente porque su respiración se vuelve ansiosa. Me agarra del cabello y trata de guiar mis movimientos, pero yo mantengo el ritmo lento.
—Cartier —su voz es ronca—, más rápido. —súplica.
Ahora empiezo a moverme rápido. Si quería rápido, pues voy a hacer que se corra rápido. No paro en ningún momento y para hacer sentir más presión uso mi mano como apoyo en la parte que no me entra en la boca.
Todo esto hace que él cierre los ojos y mueva un poco las caderas para intentar entrar más. Vuelvo mis movimientos circulares y lo aprieto aún más.
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DAIMON - [Promesas, mentiras y traiciones]
ActionBilogía: Connor #2 Tu peor enemigo puede estar justo a tu lado; tal vez algún compañero, un amigo, incluso tu familia o alguna persona que te decía querer. Las personas son tan suceptibles a sus deseos, que te hacen desconfiar hasta de tu propio s...