25. Hasta aquí.

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Benjamín Harris.

Llegar a Sendepolis me produce tranquilidad. Finalmente puedo estar aquí sin sentir que estoy fallando en todo. De hecho, siento que hice las cosas bien, bien para mi beneficio, porque todo lo que pasó fue nefasto.

Los hombres de mi tío se quedan descargando las cosas de los aviones mientras yo tomo uno de los autos y subo a los niños. No sin antes detenerme a pensar en qué haré con ese niño. He notado que es muy tímido, ya que no ha dicho ni una sola palabra en este tiempo y siempre busca protección en Sky. Es comprensible, no conoce a nadie más.

Conduzco a través de la oscuridad de la noche a la casa escondida que perteneció al abuelo, en la que solo quedaron Ortiz y Liam. Al llegar, nos encontramos con Ortiz, quien está sentado en un sofá con una laptop en su regazo.

—Lo vi todo en las noticias, qué impresión. —comenta con serenidad.

—Sí, lo fue, pero lo logramos. ¿Y cómo te fue cuidando a Liam? —pregunto burlonamente, haciéndolo reír.

—Tu primo es todo un personaje. Primero me contó su historia con una tal Alison, que ambos se trataban mal, que después no, que eran una dupla extraña, pero luego todo salió mal, y al final se colocó orgulloso porque posiblemente tendrá un hijo —Sky se ríe por lo bajo—. Luego me interrogó y dijo que mi acento no es de Hilfixo. ¿Se nota tanto que soy de Noivax?

—Bueno... si es lo suficientemente notable. ¿Alguna vez has pensado en volver? Siempre he tenido esa duda sobre ustedes, bueno, sobre los hombres que son de Noivax. ¿Lo extrañan?

—No sé, aquí tenemos "trabajo" y podemos comer tres veces al día. Pero supongo que en algún momento habrá que volver, aunque no hay mucho que extrañar.

Se escucha la puerta abrirse y noto que mi tío ha llegado con el resto de los hombres.

Unos hombres saludan a Ortiz y comienzan a hablar de lo sucedido. Al terminar se retiran al gran comedor para descansar un poco.

—Mira —Adam, con su máscara puesta, le entrega unas bolsas a Sky—, es ropa, vayan a cambiarse mientras resuelvo algo con Benjamín. —Sky asiente y se va con el niño a los pisos superiores.

Cuando los niños se van, levanto una ceja, sin entender por qué Adam me mira con seriedad. Aunque cuando veo algo en sus manos lo entiendo todo.

Tiene el paquete de drogas que había perdido. Abro los ojos sintiendo una especie de espasmo recorrer mi cuerpo. <<Maldita sea>>

—¿De quién es eso? —pregunto, fingiendo demencia.

—No te hagas el loco —expresa—. ¿Otra vez comprando drogas, Benjamín? —pregunta con tono de decepción.

—No, yo… —suspiro—. Ese paquete me lo dio Sergei, por esas drogas logré escapar de los Petrov.

—¿Sí? Deja de mentir. Este paquete tiene muy poco contenido, es obvio que no solo consumiste en esa ocasión. Di la verdad.

Lo miro a los ojos y sé que no podré mentirle.

—Las consumía porque tenía pesadillas. Pero en una mínima dosis, logré controlarme un poco... Estoy a punto de dejarlas, en estos días no he consumido nada. Te lo juro.

Lo veo quitarse la máscara y tocarse el puente de la nariz.

—Sabes que esa no es la mejor solución para tus pesadillas, tú mismo sabes hacer medicinas para esas situaciones. Aunque imagino que por tu condición tomaste el camino más fácil —me quedo en silencio sabiendo que tiene razón—. Ay Benjamín, cómo me duele verte retroceder. Eres muy inteligente, tu cuerpo no necesita drogas, necesita un poco de tiempo.

DAIMON - [Promesas, mentiras y traiciones]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora