Petya Petrova.
Me separo del rubio para vestirme. Él hace lo mismo, aunque noto que espera alguna palabra de mi parte, lo cual no sucederá. Salgo de la habitación sin mirar atrás, su polvo no estuvo mal, pero merezco algo mejor.
Al entrar a la fortaleza, voy a la habitación de mi hija. Cuando entro me doy cuenta de que Sky está con Narkissa y el esclavo que eligió. A veces pienso en las posibilidades de que Sergei sienta afecto por su bastardo, si es así, podría chantajearlo con este en busca de información sobre el supuesto objeto valioso.
—Milagro —comenta Narkissa con ironía—. Tú visitando a tu hija.
—He estado ocupada trabajando.
Narkissa camina hacia la puerta, riendo falsamente.
—Sí, por supuesto —abre la puerta—. Hoy saldré, así que no me esperen. —se va sin más preámbulos.
Algo extraño que noto es que Sky no me recibe con emoción, se ve muy seria y ni siquiera me mira. El que si me mira de reojo es el bastardo, que limpia el polvo de las ventanas.
—Ven esclavo —le hablo al niño y se acerca con miedo. Mi comentario hace que Sky mire lo que está pasando—. ¿Sergei alguna vez te habló o te trató como una persona y no como un esclavo? —el pelinegro niega con la cabeza—. ¿Sabes que es tu padre? —asiente—. Dime cómo lo sabes. —no me responde.
No sé si nació con alguna enfermedad, pero me estresa que no hable.
—¡Habla! —le ordeno, y sigue sin obedecer—. Te dije que hablaras. —lo tomo de la vieja tela de su camisa gris.
—¡Déjalo! —interviene Sky—. Es solo un niño, mejor ve y molesta a tus hombres. Solo ellos toleran tales actitudes.
Suelto al bastardo y miro seriamente a Sky.
—No me vuelvas a hablar en ese tono. Soy tu madre y me respetas.
—Si quieres respeto, aprende a darlo.
Su cambio de actitud me molesta. Esta mocosa no me va a estropear mis planes, ya verá.
—A partir de hoy tus clases de gimnasia han terminado —mi comentario la deja sin palabras—. Esa idiotez no te va a ayudar en nada. Ahora vas a tener clases de entrenamiento, eso si te sirve.
—¿Qué? No, no. Mis clases no, mi papá...
—Tu papá te abandonó, se fue, huyó. Así que deja de mencionarlo, tú no eras su prioridad. —le miento para que finalmente pueda dejar de lado sus sentimientos.
Noto que me mira de forma hostil, debo haber herido sus sentimientos, pero es un precio que debe pagar.
—Te odio.
Quedo perpleja por lo que creo haber oído. Hasta el bastardo se sorprende.
—¿Qué dijiste?
—Nada.
La veo ir al baño y cerrar la puerta de golpe. Al intentar abrir noto que le puso seguro.
No voy a perder mi tiempo con sus berrinches. No recibirá atención de mi parte. Ella debe aprender a hacer frente a sus emociones por sí sola. Así que salgo de la habitación y camino por la fortaleza, vigilando a los grupos y las entregas de productos.
Al llegar a los establos, compruebo de la misma forma que todo esté en orden. Con los grupos acordé venir a los establos los jueves para ver que se estén cumpliendo todas mis órdenes.
Los Esmintsy vigilan el exterior de los establos y, cuando entro en uno, noto que todos los prisioneros duermen tranquilamente. Camino hasta llegar al fondo, exactamente hasta la celda de Daimon. Está despierto y solo, ya que Sergei fue trasladado a un área solitaria para sacarle información.
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DAIMON - [Promesas, mentiras y traiciones]
AcciónBilogía: Connor #2 Tu peor enemigo puede estar justo a tu lado; tal vez algún compañero, un amigo, incluso tu familia o alguna persona que te decía querer. Las personas son tan suceptibles a sus deseos, que te hacen desconfiar hasta de tu propio s...