36. Saber la verdad.

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Benjamín Connor.

<<Kozlova>>

Ese debe ser su apellido, la certeza que demostró ese hombre me lo confirma.

Ese apellido resuena una y otra vez en mi mente. Lo he escuchado, estoy casi seguro de haberlo escuchado antes.

Los Esmintsy toman nuestras pertenencias para después obligarme a subir en una camioneta y a Cartier en otra. Me siento sin salida, no sé qué pasará ahora. ¿Cómo llegué a esto? No lo sé, pero ahora estoy totalmente arrepentido de haber venido aquí y no haber abierto el archivo antes, tal vez me hubiera ahorrado muchas cosas. Sin embargo, de qué me sirve seguir reprochándome. Solo puedo esperar y, por desgracia, confiar en que Cartier hará algo. Si ella no hace nada tendré que encontrar mi propia salida, eso es lo que siempre hago.

Después de varios minutos llegamos a una zona de propiedades algo descuidadas. Dos Esmintsy me sujetan de los brazos y me obligan a salir. Ya afuera, veo que también retienen a Cartier, pero a ella la tienen esposada.

—Esta alimaña todavía sigue con vida —la voz de Sergei me produce cólera. Me giro y lo veo mirándome con seriedad—. Reza para que así lo siga siendo —se acerca a mí y me apunta con un arma—. ¿De dónde conoces a esta mujer y por qué viniste con ella, Harris? —pregunta, señalando a Cartier.

Miro a la rubia y pienso en qué inventar. No puedo decirle la verdad, no voy a exponer a nadie.

—Es una pequeña aventura que estoy teniendo.

Sergei me mira y luego a Cartier antes de soltar una risa fingida.

—Respuesta incorrecta, Harris. ¿De verdad crees que no sé en lo que andan? No se equivoquen conmigo, alimañas, porque cada una de las canas que tengo llevan consigo mucha experiencia y sucias estrategias. Sé perfectamente que tienen tratos con el presidente y que El hombre está en medio de todo. Ese vendedor de bombas es un idiota, solo un loco se mete en guerras ajenas. —¿cómo sabe tanto? Pienso y organizo las posibilidades que puedan explicar aquello.

—Tus canas no solo llevan experiencias y sucias estrategias. También llevan cobardía. ¿Quieres que te refresque la memoria, Sergei? —interviene Cartier.

Ese comentario hace que Sergei se quede inmóvil y su mirada se pierda. ¿De qué habla Cartier?

—Llévenlos adentro. —ordena y sus hombres obedecen.

Nos llevan al interior de una propiedad y hacen que Cartier se arrodille en el centro de una gran sala mientras que a mi me mantienen de pie en medio de muchos Esmintsy. Sergei se coloca frente a la rubia, pero mantiene su distancia.

—¿Vas a refrescarme la memoria, Kozlova? ¿Cómo? ¿Me vas a contar la historia de cómo tu padre quiso traicionarnos o me vas a contar la historia de cómo la otra maldita hizo lo mismo?

Cartier se levanta y lo patea en el pecho, cosa que lo hace retroceder. Sergei le devuelve la patada, pero Cartier ni se inmuta.

—¡No hables así de Ray! —grita la mujer de ojos azules, y me quedo procesando lo que acaba de decir—. ¡Y mi padre solo quería llegar a un acuerdo porque ustedes arruinaron su hogar!

—¿Arruinaron? Nosotros le ofrecimos mucho más de lo que se podía imaginar. Poder, dinero, lujos imaginables. La unión Petrov/Kozlov habría sido imparable.

—Él no quería nada de eso. Además, ustedes tenían esas mierdas gracias a mi padre; él fue quien les habló de este país, confiando en que sus amigos Adem y Sergei se pondrían felices por la buena vida que estaba logrando llevar, ¿y qué logró? Que vinieran y dañaran todo. Cómo me habría gustado que su acuerdo de que las autoridades vinieran por ustedes hubiera funcionado.

DAIMON - [Promesas, mentiras y traiciones]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora