37. Volver a vernos.

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Benjamín Connor.

No me equivoqué al desconfiar de Sergei. Supe que nos tendió una trampa desde que mencionó a El hombre, pero debí haberlo notado mucho antes, era obvio que nos estaba atrayendo hacia él. Y lo logró, aquí nos tiene a sus pies para involucrarnos en sus planes.

Escucho la voz de una mujer maldiciendo y discutiendo con otras personas acercándose a donde estamos nosotros. <<Esa voz la conozco. Es la jodida hermana de Petya>>. Dmitry entra en la sala con sus hombres, quienes sujetan a Narkissa Petrova.

—No me hables, Dmitry. ¡Pensé que eras mu... ! —Narkissa se queda en silencio cuando me ve. Su expresión se vuelve sorpresiva y confusa—. ¿Hoy es domingo de resurrección? Estabas muerto, Harris. Petya lloró por ti.

—Tan considerada tu hermana llorando por mí cuando fue la causante de todo. —hablo con irritación.

—Qué puedo decirte, ni siquiera yo la entiendo... —Narkissa mira a las demás personas en la habitación y se extasiada mirando a Cartier—. Rayven —dice sonriendo—, ¿te acuerdas de mí? Por cierto, estás más hermosa que antes. —habla con un aire de coqueteo que me hace levantar una ceja. Inmediatamente miro a Cartier y noto que ella la mira con gracia.

—Cómo olvidarte, eres la jovencita que discutía con todos en la fortaleza.

—Sí, esa fui yo —la Petrova me mira de nuevo—. Siento lo de tu hija. Debí haber estado en la fortaleza ese día para sacarla. —Si ella no sabe que Sky vive, es una buena señal.

—Basta de saludos estúpidos. —Sergei interviene antes de que pueda responder.

Narkissa lo mira con fastidio.

—Casi olvido que la bestia estupida y malvada sigue aquí. ¿Qué quieres de mí, Sergei? No creas que te voy a ayudar en algo. Siempre me has tratado como a un perro, así que no esperes nada de mí —ahora mira a Dmitry—. Y tú, tú me has decepcionado. ¿Cómo puedes estar con él? Ese infeliz es una mierda. ¿De verdad lo preferiste antes que a mí o nuestra madre? ¡¿Dónde estabas cuando ella falleció hace un año, Dmitry?!

—¡Ustedes huyeron solas y no dejaron que me acercara! —alega Dmitry.

—Pudiste haber estado con nosotras. Sin embargo, preferiste unirte al odio que todos tienen. Sabes muy bien que a mi madre nunca le gustó todo eso. Pero para tu tranquilidad, te perdonó a ti y a Petya antes de morir.

—Narkissa, entiende que esto es por lo que he luchado toda mi puta vida. Desde niño trabajé duro para aprender a manejar nuestros negocios, ¿cómo esperaban que los dejara? Y lamento estar con él, pero así debían ser las cosas —Narkissa mira a la pared para ignorar a su hermano—. Además, hay otra razón. Quizás cuando esto acabe te des cuenta de todo y me entiendas.

—Sí, claro, yo siempre soy la que debe entender a todos... ¿Sabes qué? Mejor haz lo que quieras con tu vida, Dmitry, no me importa, solo no cuentes conmigo. No te ayudaré en nada.

Se escucha la risa irónica de Sergei.

—¿Quién te dijo que necesitamos tu ayuda, mocosa? Estás aquí porque serás mi cebo perfecto —mira a sus hombres—. Ya saben qué hacer —los Esmintsy atan a Narkissa de pies y manos mientras forcejea, luego la llevan hasta el final de la sala y la sientan en una silla, no sin antes taparle la boca con cinta adhesiva. Al momento, Sergei nos mira a Cartier y a mí—. Por ella los traje aquí, alimañas. Bueno, solo te quería a ti, Kozlova, pero fue premio doble.

—¿De qué mierda estás hablando, Sergei? —inquiere Cartier con autoridad.

—Es algo simple, Kozlova. Vas a fingir que Narkissa es tu prisionera y le vas a decir a Petya que la estás esperando en Centauri con su hermanita, todo esto mientras le transmitimos la escena a su celular desde nuestro dispositivo. No le voy a avisar a esa traidora de mi regreso, pero como ya le dijiste del tuyo no habrá problema.

DAIMON - [Promesas, mentiras y traiciones]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora