Benjamín Harris.
Sonrío ajustando las mangas de mi camisa frente a un espejo. Ahora si todo va como yo quería. Ahora si conseguí lo que buscaba.
Ya sabía del ataque que iban a hacer los Petrov, el mismo Hombre fue quien les vendió las bombas y, como estaba previsto, Petya se presentó en el espectáculo. Guiarla a la trampa fue lo más sencillo, una simple manipulación de sentimientos me facilitó las cosas.
Sky está siendo su debilidad, y mientras Petya se la pasaba con ella, yo recopilaba la información que podía ver en su teléfono celular y en su auto. Obteniendo cosas muy valiosas, que serán de utilidad para la organización.
Esa siempre fue mi misión, tenía que observar y averiguar cosas sobre los Petrov. Y así lo estoy haciendo. ¿Algún sentimiento de culpa? No, ni el más mínimo. Esos sentimientos quedaron en el pasado, se quedaron con las humillaciones que recibí.
Cuando salgo de mi habitación, noto que Sky y Petya están juntas. Han estado juntas toda la mañana, pero eso no durará mucho. Nunca dura mucho e incluso si Petya dice que estará más presente, sé que es mentira.
—Bueno, es tarde —comenta Petya un rato después, lo que hace que Sky se ponga seria—. Me tengo que ir.
—Hasta luego. —murmura mi hija antes de abrazar a su madre por unos segundos y separarse de ella.
Entonces Petya dirige su atención hacia mí.
—Nos pondremos en contacto y no se te olvide la investigación. Recuerda que un día me prometiste ayudarme y estar de mi lado en los asuntos de nuestra hija. —no tengo idea de quién es el desconocido, por eso se lo dije a Petya, así tendrá que ayudarme a encontrarlo si quiere seguir con la farsa.
Si es que quiere disfrutar del poco poder que les queda a los Petrov. Petya podría salirse librada de todo esto, pero nunca ha estado donde debería estar, y no sacará ninguna ventaja de mí. Mejor la dejo que siga creyendo en mi estado de tristeza, que siga creyendo que me estoy rindiendo, cuando es todo lo contrario.
—Bien, estaré atento. —le digo antes de verla salir de la propiedad. Propiedad que Sky y yo desocuparemos dentro de un rato.
—Odio esto, hubiera preferido no ser una Petrova. Por eso nunca puedo estar con mi mamá. —Sky comenta a mi lado antes de suspirar. La miro y pienso lo mismo; mejor no haber sido hija de una Petrova. Al menos Sky no sabe la historia completa de Petya y yo, porque sé que en esa versión uno de los dos saldría completamente odiado por ella.
—No podemos hacer nada. Así hemos vivido y no podemos cambiarlo.
—Lo sé, mejor llévame —se abalanza sobre mí de repente para que la cargue. Yo lo hago, pero la miro con los ojos entrecerrados y ella se ríe—. ¿Te lastimé la espalda?, ¿Tu edad?
—¿Me estás llamando viejo? —pregunto y ella cierra los ojos; para luego, solo abrir uno y mirarme con diversión—. Solo eso me faltaba
—No, no —se baja de mis brazos—. Nunca te llamaría viejo, viejito. —comienza a correr, todavía riéndose, y la persigo por toda la casa, incapaz de evitar reírme de la forma en que se ríe y de las cosas que dice. Según ella, soy un hombre serio, pero afortunado por tener una hija como ella.
<<Ego no le falta>>
Al final no la alcanzo, pero si logro que prepare sus cosas porque nos tenemos que ir. Ella obedece y al cabo de un rato se sube a la camioneta con sus cosas. Mañana tengo que reunirme con El hombre y los Harper.
—Y por cierto, Sky. Eres adoptada. —bromeo mientras enciendo el motor de la camioneta y mi hija me mira ofendida.
—La traición... bueno eso quiere decir que me elegiste por encima de más niños. Sigo ganando.
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DAIMON - [Promesas, mentiras y traiciones]
AcciónBilogía: Connor #2 Tu peor enemigo puede estar justo a tu lado; tal vez algún compañero, un amigo, incluso tu familia o alguna persona que te decía querer. Las personas son tan suceptibles a sus deseos, que te hacen desconfiar hasta de tu propio s...