Capítulo 32

814 48 12
                                    

Camila Walsh O'kelli

Parezco adolescente, no, soy una creo, bueno, no me importa. Ahora estoy abordando un avión, el avión de Sussy

Ella me cuenta que ahora es esposa de Lauren, algo que ya sabía. Pero ella quería decirlo. Ellos son mejores amigos, más no esposos, así que él también sigue detrás de esto, solo que está trabajando mucho, pero allá a donde vamos.

París, Francia.

Ella alió sus empresas con las de Dylan y descubrieron muchas cosas injustas. Tanto así, que el abuelo falsificó mi firma.

Pero, no puedo enojarme con él, ni comprendo por qué se mueve de ese modo.

Al llegar a París un auto nos esperaba, creo que ella ya tenía todo fríamente calculado. Nos subimos a este y esperamos el largo recorrido hasta llegar a unas hermosas mansiones, pero... La mansión a la que íbamos estaba más a las afueras de París, en una montaña muy hermosa y llena de una paradisíaca naturaleza.

Estoy encantada.

Las rejas se abren de par en par. Esta construcción se ve que apenas está edificada, todo se ve nuevo, hasta los jardines, están recién plantados.

Son de este mundo, se como se mueven este tipo de construcciones.

—Me encanta  esta obra de arte. Sabes que me gusta cómo  construyen  este tipo de edificaciones ¿No Sussy? — miré por todos los lados. Hasta que mi mirada se posó en sus ojos azules, ella estaba asombrada, la mire con incredulidad —¿Pasa algo? —ella niega.

El auto se detuvo. Ambas bajamos de este, yo seguía mirando para todos lado

—Mira Damian, te puedo pintar con toda esta belleza de fondo. — sentí de nuevo la mirada de Sussy, esta vez coloco mi mano en la cadera, y la mire esperando a que me explique por qué me mira de ese modo, pero ella solo sonríe.

Mi hijo comienza  a caminar, sube las escaleras, me le quedé mirando hasta que salió un hombre.

Por un instante sentí que el tiempo se detenía, y no solo eso, él se quedó mirando a mi hijo como si este fuera su propio hijo, aunque...

Son muy idénticos —Suss — susurre, yo ya estaba llorando, ella solo asiente con una tierna sonrisa.

—Te acuerdas que dijiste que tus primas, ¿porque conocían a los primos Paul? Por la misma razón que tú ya conocías a Dylan

Mi cuerpo quema, estoy furiosa, pero no tengo a donde ir, quería sonreír, quería gritar que estoy feliz pero no, él también me miró, me oculto la verdad, solo para...

¡Nada!, solo me confundió, solo... Aaaggg.

Pase derecho tomando a mi hijo, él se asombra, no esperaba verlo tan rápido y tampoco aquí, se supone que Sussy me llevaría a un lugar donde nadie me conociera y donde estaría escondida por un largo rato.

O por lo menos hasta que nazca mi bebé.

Al ingresar, me encontré no solo con ellos, estaba Lauren, los primos socios de ese hombre. Estaba esa señora del parque, y aquellos niños, también había un hombre que no lo había visto, aunque se parece a Dylan, debo suponer que es su padre.

Siento que mi mundo se mueve. Lauren me tomó de los hombros, le sonrió con ternura. Y le susurro un leve gracias.

El resto, ya no recuerdo qué pasó.

.....

Dylan Paul

Dos largos y eternos meses han pasado. Parece que hubiera sido años.

Una niñera para mis Hijos © ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora