Capítulo 38

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Dylan Paul

Mis días tortuosos no se detenían, continuamos en la búsqueda; el alcohol me ayuda a mantenerme despierto y más o menos loco.
En la empresa hay mucho movimiento, los ingresos siguen aumentando y las nuevas construcciones también.

Mientras estamos en unas cosas, debo mover otras. Seguimos en contacto con Lauren y Sussy, ellos habían dicho que hay un lugar donde podremos encontrar un nuevo corazón. Los que ellos encontraron, no daba el tiempo para llegar aquí Francia.

La pediatra de la bebé estaba con ellos, esperando a que todo esto mejore y que por fin mi pequeña tenga una oportunidad de vivir.

El tiempo se agota, no sólo para la pequeña Mili, también para todos.

Mi teléfono comienza a sonar —Dylan, ¡ya lo encontramos!, vamos a en camino — suspiré con mucha tranquilidad, por fin una buena noticia para mi familia.

Mili por fin vivirá.

.......

Me fui corriendo a casa, tenía que llegar rápido para darle la nueva noticia a Camila
Al llegar a casa todo era un escándalo. Ingresé rápidamente y ahí los vi a todos corriendo.

—¡Hijo! —mi madre estaba alterada, pestañee varias veces —¡Es Camila! —corrí  a su habitación, ¿ahora que paso con ella?, al llegar no había nada —¡Se ha ido! —termina de hablar mi madre.

¿Qué?

No lo podía creer, ¿que es lo que ella había hecho? —Vine rápido para darle la noticia de que nuestra bebé ya tendrá un corazón nuevo, y ¡Ahora me salen con estas! —mi madre asienta — ¿Ya lo sabías?.

—Ella dejó una carta, por eso todo se mueven rápido, uno de los agentes se fue con ella para Inglaterra

—¿Qué pasa?.

—Es su abuelo, él fue, Monik, una de las primas de Camila, le dio indicaciones del paradero de los niños, un día más y se iban para los Estados Unidos, con nuevos nombres.

¡Maldito desgraciado!

—¿Camila se fue a enfrentar a su abuelo? —mi madre negó.

—Se fue a terminar con su apellido. —abrí mis ojos, ella quedará...

Salimos de la habitación, los oficiales ya habían salido y habían quedado algunos cuidando la casa.

—Fueron por los niños  para no levantar sospechas con el señor Walsh —dijo una oficial. Asentí.

—¿Puedo? — tome la carta cuando me dejaron tomarla — "Camila, esta es la manera más fácil de decirte que mi abuelo pone tu vida y la vida de mi tía en peligro, ayúdanos por favor; tus hijos están en la cabaña lejana a las afueras de París, en la colina más alta, la cabaña de la abuela —ella le dibuja un mapa —Me ha costado hacer mucho todo esto, y en silencio, perdón por la tardanza, debes ir por ellos hoy mismo, el abuelo se los lleva y él desaparece con tu mamá. Él solo quiere que vuelvas, pero Sí vas a volver  promete acabar con este infierno.

Monik."

Su prima le había ayudado y no sólo eso, ¿qué clase de infierno viven ellas?.

Su abuelo está enfermo, ¡es un enfermo!

Tomé la hoja, mi madre sabía lo que iba hacer con ella, me la quita de una y niega

—No ves que es una prueba más para la policía para detener a Walsh y quien sabe lo que Camila descubrió, así que por favor. No lo hagas.

Una niñera para mis Hijos © ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora