Capítulo Final.

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Dylan Paul

Hospital Central  pitie salpetriere

Duramos una semana de vacaciones con la familia a las afueras de la ciudad, Camila y los niños estaban emocionados de pisar nuevamente la torre Eiffel y ni hablar de sus primas. Creo que si estaban aprisionada en Reino Unido, no podía hacer nada más que lo que les mandaran y demandará su abuelo.

Tomamos un breve respiro. Hasta que las malas noticias tocaron la puerta, nos devolvimos por Ana.

Su padre estaba en muy mal estado, lo habían hospitalizado, y Camila corrió con Ana al lugar donde lo habían llevado. Ahora todos llegamos, deje a mi familia en casa y me encamine al hospital a ver qué había pasado con mi esposa y la que era mi amiga, Camila me pide que le dé una oportunidad  a Ana, que cualquiera se equivoca, pero ella, esa mujer cometía unas injusticias pasadas de la raya y justo a Camila, pero mi amada esposa es tan bondadosa que a todos perdona, incluyéndome.

—¡Amor, llegaste! —ella me abraza por la cintura — Vamos.

Asentí, ella no dejó que le dijera algo, sus ojos están rojos, con esa respuesta bastaba; Ana estaba en la habitación de su padre tomándolo de la mano.

Se lo entregada que  con su padre. También lo fui y comprendo su situación, sea cual sea los errores y caprichos de ambos que atentaron contra mi familia, en estos instantes los dejaré atrás. No cabe seguir culpándolos, además ese señor...

—Señor y señora Paul, quiero hablar con ustedes — hablo un poco débil el padre de Ana — Les pido perdón por todo lo que les ocasione, jamás pensé que él señor Walsh fuera tan.. —él comienza a toser, Camila intenta que el no siga hablando, niega —Ya eso quedó atrás, yo solo deseo  en nombre de mi familia nos perdones así que, lo sentimos, sentimos mucho haberles ocasionado tanto problema, desde el cielo y la tierra les deseo que sean muy felices juntos, hacen una bonita pareja, no cabe duda — Camila mire a Ana quien seguía llorando con su flequillo tapando sus ojos. Camila le da vuelta a la cama y la abraza por la espalda.

—No se preocupe señor, no pasa nada, nosotros en nombre de la familia Paul, le perdonamos todo, solo recuperese pronto, para que su hija... — las máquinas del señor Morgan no daban señal de vida.

—Mi padre los estaba esperando para poder partir en paz. —y ella llora con más fuerza —Gracias por escucharnos. — Ana se gira hacia Camila y la abraza con fuerza. —Siento mucho lo que hice contigo Camila, gracias por todo, ya veo por qué mi mejor amigo está muy entregado a ti.

—Tranquila, Ana —Camila la consuela y sonríe, mi esposa más que nadie la comprende y por eso, siempre la apoyo —Sí deseas, te puedes quedar unos días en casa. Así podremos estar al pendiente del pequeño..

—Lauro está con su padre — Ana que se gira para mirarme. — Lo siento Dylan, siento haber mentido —depsues mira a Camila —Gracias por apoyarme y más en estos instante, no te preocupes más por mí, ya no estoy tan sola. — ella le sonríe a Camila y la abraza.

—Dile a Samuel que te proteja y te haga feliz, que si no lo hace, yo misma lo ¡Mataré! —bromea mi esposa, ella asienta, se limpia las lágrimas

—Iré hacer el último papeleo, nos vemos después.

—Toma una semana de descanso Ana, yo me ocupo del resto.

—Eres increíble —Ana me abraza por la cintura, ambos salimos de la habitación del padre de Ana, debíamos  ir a casa, ya mañana será otro día más para nosotros.

.......

El tiempo pasaba con mucha rapidez, y la verdad, estamos más felices que nunca. Mis hijos están con su madre, yo estoy con ella. Nuestros padres están de viaje por el mundo. Mis hermanas terminando sus deberes.

Una niñera para mis Hijos © ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora