Capítulo 1

246 14 1
                                    

POV Wonwoo:

Corrí por los pasillos con desesperación, estaba demasiado preocupado para pensar claro. No sabía si había llegado tarde, si él estaba bien o cómo estaría ahora.
Llevaba más de lo habitual sin verlo, tenía miedo de que lo que me habían dicho no era cierto que fuera aún peor, fuera cierto.
Abría puertas, me asomaba y no había nadie. Corrí por todo el lugar de esa manera hasta que llegué a esa habitación donde había un grupo de chicos. Nadie los estaba cuidando y ahí estaba él con su rostro pálido e inexpresivo mirando a la pantalla como si no pudiera moverse.
Nadie volteó a verme cuando abrí la puerta, solo quería llevármelo y huir aunque si todos estaban en la misma situación me sentía horrible.
Entré y me acerqué con cuidado a él, me agaché y lo tomé del brazo con cuidado.
  —Soonyoung—lo moví un poco—Kwon Soonyoung—lo tomé de las mejillas—. Hoshi ¿te hicieron algo?—su expresión pasó a estar inexpresiva a angustiada.
  —n-no deberías estar aquí ¿por... por qué estás aquí idiota? Si dije que fui yo era para que no te hicieran nada a ti—intentó alejarse y le tapé la boca antes de que hiciera más ruido.
  —no podía dejarte.

Tiempo antes

Toda mi vida viví en el mismo lugar. Al ser una ciudad pequeña que casi era un pueblo al cumplir la edad suficiente para entrar a la secundaria tenía dos opciones: ir a la escuela pública o ir al colegio internado de educación religiosa para varones de la ciudad.
La decisión por mi educación de casa no fue tomada por mi sino por mis padres quienes decidieron que no me relacionaría con los de la escuela pública así que empecé mi educación secundaria en un internado.
La educación que tuve antes también era religiosa. Quizá porque la parte de la ciudad que no mandaba a sus hijos a los dos internados era... minoría según todos. Yo creía que era gente que no tenía acceso económico para pagar un colegio privado pero todos en la escuela decía que era porque decidían que sus hijos vivieran en peligro de pecar.
Como sea, a partir de mi educación secundaria empecé a estudiar en el internado lo que significó dejar de tener un espacio propio para dormir sino que lo empecé a compartir con tres personas más. Mi cajón para mi ropa solo eran mis uniformes y pijama. Casi nadie se molestaba en usar más que eso.
Ya a mis dieciséis estaba acostumbrado a todo eso. Estaba acostumbrado a los discursos de la escuela y de mi familia sobre la religión, los obedecía más que por otra cosa porque no sabía qué otras opciones existían a parte de creer. Estaba bien, se suponía que si hacía lo que decían iría al cielo.
Agradecía de no ser mujer pues seguramente me enseñarían a cocinar o a criar niños. No sabría qué hacer si fuera mujer ya que por la cantidad de contradicciones que nos enseñaban parecía más fácil terminar en el infierno.
Mientras estábamos en casa (solo fines de semana y vacaciones) no solía hacer mucho, no salía mucho. Iba a caminar por la ciudad pero de alguna manera la gente sabía cuando pertenencias a alguna de esas escuelas, era como si te marcarán. Por tanto las chicas no se te acercaban para evitar ser juzgadas pero la mayoría de chicos intentaban acercarse a ellas.
Cuando noté esa dinámica entre sexos descubrí que algo estaba descompuesto en mi. Por más que lo intentara no me interesaba mucho estar cerca de ellas, creía que era tímido así que solo evitaba ir. Intentaba aprender de los que sí lo hacían y me confesaba para que algún día la misma deidad a la que creía me diera una solución.
Normalmente me decían que pronto me interesaría alguna chica, que debía ser virginal y que con suerte podría convertirla en mi esposa y formar una familia. Sí, me gustaba la idea que la escuela tenía sobre mi futuro así que yo mismo no pensé en más.
Estaba descompuesto pero tendría ese futuro, estaba seguro de que lograría llegar a hacer lo que me pidieran y sino me dedicaría a la religión si no tuviera otra opción.
Ya estaba acostumbrado a mi rutina y la seguí a la perfección ese día. Despertaba unas horas antes de que los chicos de mi habitación despertaran. Le servía comida al gato que pasaba fuera de nuestra habitación y se la dejaba fuera de la ventana, luego cerraba la ventana y me llevaba mi uniforme para ir a las duchas y arreglarme.
Solían estar vacías pero ese día escuché que había alguien más. No necesitaba nada y si él tampoco necesitaba nada pues entonces no debíamos hablar.
Salí de las duchas ya con mi uniforme bien arreglado cuando escuché que no solo había un chico sino dos. Solo los pasé de largo y fui al cuarto de lavado para dejar mi ropa para luego ir a la biblioteca, terminar mi libro y buscar otro.
Después arreglé mis cosas para ir al comer aunque primero tuve que rezar al igual que todos los alumnos.
Empezaron las clases a las siete en punto, teníamos clases normales como en cualquier escuela pero teníamos misas de vez en cuando y rezabamos antes de algunas clases o antes de comer, etc.
A las tres nadie tenía más clases, quizá los chicos que se mantenían más en los eventos religiosos de la escuela sí tenían otras actividades pero el día después de que escuché a esos chicos en las duchas a la una nos dijeron que se acabaron las clases y que volviéramos a nuestras habitaciones.
No podíamos salir y ese día el gato no había llegado por su comida así que me entretuve esperándolo mientras veía a la ventana. Entonces de la habitación de al lado salió un chico de la ventana, cerró la ventana y se quedó en la orilla mirando hacia arriba para no ver la distancia de donde estaba al piso.
Conocía a los vecinos y este chico no era de esa habitación. Me volteó a ver y se llevó el dedo a los labios para indicarme que guardara silencio.
Cerré la ventana y en seguida tocaron la puerta. Había revisión de habitaciones, nadie ocultaba nada en mi habitación.
Cuando volví a abrir la ventana ya no estaba ese chico. Todo lo que restaba del día me quedé pensando en él ¿qué querría hacer? ¿Se estaría ocultando de la revisión de cuartos?.
Como sea repetí mi rutina al día siguiente hasta que nos dijeron que habría una platica.
Entonces lo vi de nuevo, llegó nervioso y se sentó en frente junto con los chicos que ayudaban en las cosas como misas o cosas por el estilo.
La platica era sobre la homosexualidad. Sabía lo que era, sabía que era pecado, sabía que la gente que elegía ir por ese camino era mala y estaba condenada a llegar al infierno al morir. Era una escuela de hombres así que no me sorprendería si uno tuviera curiosidad y empezara a contagiar a los demás, entonces así tenía sentido que nos encerraran en nuestros cuartos. Al final las enfermedades eran así, eso era lo que pasaba. Jamás había habido un brote en mi tiempo aquí pero si lo llegara a haber sería extraño.
Pasé por la capilla en la tarde y lo vi de nuevo, estaba arrodillado mientras rezaba, estaba casi llorando.  Tuve que haberme ido en ese momento pero me acerqué a la capilla justo cuando se levantó y me vio.
Hicimos contacto visual unos segundos.
  —hola...

You Don't Have To Go •Soonwoo•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora