Capítulo 20: ¿Si estaba planeado o no?

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Henrik

Siempre consideré a Klaus como alguién inhumanamente capaz de todo y tan inteligente que nadie podría pasar de él, pero eso se iba al carajo cuando tenía a cierta agente de cabello negro y ojos azules en frente.

Intercambié una mirada con Jens cuando expuso su favoritismo en televisión nacional. El grandote me lanzó una botella de agua guardándose su opinión, la atrapé y vertí el líquido en mi garganta con prontitud. Moría de sed.

- ¿Crees que esté siendo un idiota enamorado o la está exponiendo al peligro deliberadamente? - Cuestioné cuando terminé de beber.

- Tal vez ambas.- Helle llegó ajustando su cazadora.- Tal vez está haciendo un berrinche personal de niño confundido antes de darse cuenta de que lo está arruinando todo.

Jens le lanzó a ella otra botella.

- Klaus tiene una extraña tendencia a destruir lo que le gusta.- Murmuré distraído pensando en el pasado. Si Klaus quería mucho un juguete o algún objeto lo quemaba o arruinaba antes de que su hermano lo quisiera, fue el mecanismo que desarrolló para no ser despojado de todo lo que tenía y no era malo... solo que lo llevara a la práctica con la mujer que era muy obvio lo afectaba. Estaba jugando con fuego y se podía quemar solo.

Klaus sabía perfectamente que si exponía su favoritismo tan claramente alguien trataría de moverla del camino, ¿No fue así lo que sucedió con Grette Hansen? Klaus estaba sospechando de que una de las participantes estaba involucrada con los ataques en contra de la familia real y usó primero a Grette para ver si realizaban un movimiento y si sucedió. Ellos lograron que ella renunciara, pero, ¿A dónde quería llegar con Angelique? ¿Por qué si le gustaba no la protegía haciendo exactamente lo contrario a ponerla en los reflectores? ¿Qué era lo que pensaba conseguir?

Mis ojos se desviaron al ver a Michael salir de su habitación para supervisar a los guardias de Klaus. Entorné mis ojos pensando que tan prudente sería decirle a Klaus que Michael ya había descubierto su secreto. El joven guardia también era lo suficientemente capaz y perspicaz como para tener su puesto a su edad, así que cuando lo encontré revisando los archivos anteriores de la infancia de los gemelos me lo guardé sin sorprenderme mucho, él era peligroso por sus habilidades ahora y en el futuro bien podría convertirse en un monstruo.

Él se marchó sin decir nada y yo revisé mi teléfono que tenía un mensaje del príncipe para que lo fuera a ver en su estudio. Me puse de pie despidiendome y marché con paso tranquilo hasta llegar a la puerta, toqué con los nudillos y recibí una respuesta rápida para que entrara.

Klaus Ostergaard no estaba trabajando con la mirada fija sobre una de las ventanas de su estudio, observaba como se escondía el sol con actitud pensativa. Las manos detrás de su espalda y tenía una postura muy obvia de militar para quien estuviera en el medio, recto y en descanso a discreción. Sonreí de lado y me acerqué antes de sentarme en una de las sillas frente a su escritorio de madera oscura.

Crecimos juntos y entramos al ejército juntos, trabajamos juntos y cuando recibió la noticia de la muerte de su hermano me mandó a mi primero para entrar en la seguridad y hacer función de espía para él, le contaba todo a excepción del plan de sus padres con respecto a Angelique por una sola razón: diversión personal.

- Jens, Helle y yo nos preguntamos.- Comencé con cierta diversión.- Si quieres deshacerte de la señorita Collins.- Klaus frunció el ceño y yo continué.- Sabes que le va a suceder algo si la expones así y aún así lo hiciste, así que...- Lo miré ponerse tenso.

- No va a suceder nada.- Contestó bruscamente.- Manda a varios de tus guardias para custodiarla, incluso si respira un momento en el jardín.- Ordenó.

- ¿No lo planeaste? - Pregunté intrigado y él permaneció en silencio.

- ... Cuando la ataquen, asegurense de capturarlos vivos.- Continuó.- Yo me haré cargo del resto.

- ¿Entonces si lo planeaste? - Dudé confuso y ladeando la cabeza.

- ¿Henrik? - Me miró con molestia.- ¿Puedes dejar de preguntar estupideces?

Me crucé de brazos y apreté los labios para centrarme en escucharlo hablar sobre las sospechas que tenía sobre Cataline, Adriette y Marissa Milicent. Klaus pensaba que cualquiera de ellas sería la próxima en hacer un movimiento. Lo escuché y luego puse más atención cuando mencionó una salida fuera de palacio para investigar una pista sobre una fábrica al norte del país en un pequeño condado llamado Cornout.

- Pero, ¿El rey y la reina te van a permitir salir? - Cuestioné.- Desde la muerte de tu hermano se muestran reacios a devolverte tu libertad.- Después de todo, su vida ya no era de él, sino de la corona.

- Les diré que será un viaje para aclarar las ideas y pensar en las posibilidades de elegir a una candidata.- Dijo.

- Pero, ¿Eso no significa que cuando vuelvas debes de tener una respuesta ya? - Pregunté curioso.

Klaus asintió.

- Eso ya no me preocupa.- Contestó.- Ya he elegido a la futura princesa heredera.

Abrí los ojos aún más, ¿No será ella?

- ¿Angelique Collins? - Cuestioné y Klaus no contestó pero era muy obvio el sí en su rostro. Bueno, a mí no me molestaba la idea. Ella tenía el carisma para relacionarse con la gente y se ganaba la confianza rápidamente, también tenía un corazón empático y era muy fuerte, lo suficiente como para haber aguantado los golpes de Carsten y no quebrarse. Cualquier mujer habría llorado en ese momento pero ella se puso a pelear contra él siendo estúpidamente valiente, eso era lo que vi en las cámaras.

Angelique tenía el coraje y la fuerza para ser reina en un lugar que siempre era atacado por sus riquezas, pero el problema aquí eran las mentiras.

Ella le mentía al príncipe y él a ella, así que el día que la verdad saliera a la luz... habría que ver si podían soportar eso.

Suspiré sintiendo que la tormenta ya se cernía sobre la estructura del palacio y todos lo que estábamos aquí.

Al salir del estudió busqué a un par de guardias y les di las instrucciones de que la mantuvieran a salvo pero sin ser evidentes ya que ella se daría cuenta. La chica era inteligente pero no lo suficiente, no como para darse cuenta de que estaba teniendo cada vez más el trato de la pareja del príncipe y su trabajo pronto carecería de significado. Aún así, cuando pasé horas más tarde por los pasillos y la vi siendo tan seria sobre montar guardia fuera de la habitación del príncipe no pude evitar sonreír.

Ella se esforzaba mucho, pero sus días como guardaespaldas estaban contados.

Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora