Capítulo 25: ¿Cuál es tu nombre?

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- Respira, respira, Brat. - Trataba de parar la hemorragia pero mis manos temblaban y la fuerza que ejercía no era suficiente porque seguía saliendo la sangre de su cuerpo.

Brat me tomó la muñeca y sonrió con el líquido escarlata adornando sus dientes, él que normalmente estaba impecable y era tan atractivo se veía tan mal en este momento que sentí mis ojos se inundaban. No quería verlo así, no podía verlo así.

- Tú no sonríes.- Dije con voz rota.

- Debí de hacerlo más a menudo.- Él dijo con dificultad, su pecho se elevaba sin sincronicidad y más rápido de lo normal.

- Brat.- Dije en voz baja, con un sonido lastimero.- Espera un poco más, la ayuda va a llegar.

- Angelique.- Él me acercó a él con la poca fuerza que le quedaba.- Deja esta vida y decide como vivirla. N-no hay nada más triste que morir sin opciones.

- No te vayas.- Presioné con todas mis fuerzas pero el agujero en su pecho estaba en el corazón. Una parte de mi sabía que no había esperanza pero me aferré.- No te atrevas a cerrar los ojos.

- T-tengo tanto que decir.- Levantó su mano hacía mí.- Y ya no tengo tiempo...- Trató de respirar con más esfuerzo pero ya se notaba cansado y la palidez de su piel no era natural.-N-no quiero morir...

***

Desperté sintiendo que me ahogaba y traté de levantarme pero una mano me presionó hacía abajo. La luz me encandiló, pero después de parpadear varias veces pude ver el rostro de Helle.

- Tranquila.- Ella me calmó.- ¿Tuviste una pesadilla?

- Un recuerdo.- me llevé las manos a las mejillas que estaban mojadas percibiendo el olor a antiséptico a mi alrededor aunque estaba en una especie de habitación lujosa del palacio equipada como zona médica.- Recordé a un viejo amigo.

- Por tu reacción me imagino que está muerto.- Ella dijo llevando la mano hacía su bolso del pantalón del uniforme y sacar una cajetilla de cigarros. Tomó uno, lo puso en sus labios y tomó un encendedor pero se detuvo al verme y bajó todo con un rostro avergonzado.- Mis condolencias por tu amigo y perdón.- Señaló sus cigarros.- Es la costumbre.

- No me molesta.- Negué.- Puedes fumar.

Helle negó y señaló mi mano de la que emergía una vía que estaba conectada a una solución, levanté la cabeza para leer la etiqueta y ver que contenía glucosa.

- Tuviste un descenso en tus niveles de azúcar, prácticamente estabas en coma cuando te encontraron. Nos metiste un verdadero susto.- Sonrió.- Pero la buena noticia es que te dieron una semana de vacaciones.

- ¿Una semana? Pero, ¿Qué pasará con mi horario? ¿Acaso Jens...- Guardé silencio sintiéndome mal. Respiré profundo y tragué saliva pero Hellen negó.

- Fue el príncipe quien te encontró.- Dijo.- Su alteza estaba de nervios y nadie lo soportó hasta que te estabilizaron, tiene poco que se marchó. Afortunadamente.

Me reí, Helle se veía todavía estresada pero yo no sabía cómo sentirme al respecto, ¿Klaus me había encontrado? ¿Y se había preocupado? Me abracé a mí misma y mantuve el silencio hasta escucharla de nuevo.

- Creo que es buen momento para decirte la verdad.- Helle dijo de pronto, poniéndose sería y sacando del maletín a su lado su portátil.- Tienes más derecho que Marisse a saberlo y por mi parte me gustaría ver a Klaus con una buena reina a su lado. Mi madre fue antes que yo parte de la seguridad de la reina y una amiga suya hasta que murió protegiéndola.- Abrió el portátil y comenzó a teclear la contraseña para acceder.- Ella me legó los secretos de la familia real para protegerme en caso de ser necesario y yo ahora elijo a quién se los muestro.- Giró la pantalla y le dio clic de inicio al vídeo que se encontraba en ella.

Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora