Capítulo 30: Ya estoy esperando un heredero

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Había una reunión programada antes de la cena oficial por mis padres y los de Klaus para tratar todos los asuntos relevantes en cuanto a la situación interna del país.

Finalmente, permanecí sentada de cara a la verdad con las grabaciones que se estaban mostrando en pantalla. Mi hermano, Edward estaba a un lado de mí en la mesa circular del centro de operaciones de la familia real. Mis padres, juntos, vestidos con ropa formal y de traje, estaban al lado de la pareja real. Klaus se encontraba a un costado de Edward y yo no podía dejar de desconcentrarme por cualquier movimiento que hacía, aunque fueran mínimos.

Ahora no escondía en absoluto su postura de militar, de pie, con las manos a la espalda y las piernas firmemente separadas, plantadas en el suelo con toda su seguridad y la vista al frente.

- ... Ahí, el sector tres, cuatro y cinco se encuentran en guerra interna contra el uno, dos y siete.- Señaló Edward con las grabaciones de individuos lanzando bombas caseras dentro de las casas y automóviles, cerrando vías de acceso y un estado de completo desorden con enfrentamientos.- Es donde más caos he encontrado en las últimas semanas. Los regimientos militares se niegan a participar por el elevado número de bajas que presentan. Han muerto al menos tres generales y dos jefes en las últimas semanas. Incluso mi gente está teniendo dificultades para cesar el fuego.

- Seguramente fueron influenciados por alguna fuerza mayor.- Mi madre mencionó.-En los informes anteriores parecían ser un lugar peligroso, pero no al grado de la anarquía en solo poco tiempo. Podría estar relacionado con otros factores.- Se giró hacía mi hermano.- ¿Cómo va la investigación del caso de los rebeldes?

- Todavía estamos trabajando en eso.- Edward respondió lanzándole una rápida mirada a Klaus.- Las pistas son escasas, pero creemos estar siguiendo el hilo correcto.

- ¿Qué es lo que tienes en mente, Klaus? - Preguntó el rey a su hijo después de haberlo analizado por un instante.

- Me haré cargo de reorganizar el ejército en los sectores afectados y calmaré el fuego.- Respondió el príncipe, pero su madre negó.

- Es muy peligroso, podrían matarte si sales al activo.- Dijo la reina.

- Es una situación a la que se debe dar prioridad.- Dijo el rey, observando a su hijo.- No tengo inconvenientes en que lo hagas.

- No.- La reina negó.- Es el único príncipe heredero, si muere, la línea sucesoria corre peligro.

- Ya estoy esperando un heredero.- Klaus dijo.- Incluso si me asesinan, mi trabajo con la corona ya está resuelto.

- ¿Ya estás dispuesto a aceptarlo? - La reina preguntó extrañada y yo también me pregunté porqué decía eso, pero terminé diciendome que no tenía nada que ver conmigo.- Aún así, todavía no te has casado con ella, si mueres antes de hacerlo, será ilegítimo.

- Puede dejar el documento firmado, como una especie de testamento.- Mi madre sugirió a la reina.- Si muere, revelan que se habían casado antes y se corta la opinión pública.

- Dejaré el acta de matrimonio en registro antes de ir a morir, su majestad. ¿Está de acuerdo con eso? - Él príncipe preguntó a su madre y esta terminó asintiendo a regañadientes. En ese momento, un asistente de la reina entró para recordarnos que nos atrasamos para la hora de cenar.

Mi padre se puso de pie primero y le ofreció la mano a mi madre, quien aceptó antes de seguirlo detrás de sus majestades. Me puse de pie para inclinarme cuando se marcharan, pero en ese momento me sentí mareada y me tropecé con mis propios pies a punto de caer. Me sentí aturdida antes de sentir un par de manos sostenerme para evitar mi caída.

- ¿Perdió el equilibrio, señorita Carswell? - La voz profunda del príncipe heredero ingresó más nítidamente por mi oreja derecha, sentí que su piel rozaba con la mía y el abdomen se me retorció de los nervios. Me alejé.

- Si, su alteza.- Me incliné.- Me puse de pie muy rápido, mis disculpas.

Lo rodeé después de despedirme conforme el protocolo y seguí a Edward, quien me observaba atento cuando lo alcancé fuera en el pasillo. Nuestros pasos sonaban amortiguados por la alfombra bajo nuestros pies y a pesar de que le había dicho al príncipe que me había puesto de pie muy rápido, sentía que de igual manera todo el panorama frente a mi me ondeaba. Llevé mis manos a mi espalda al caminar, esperando al menos fingir que estaba bien cuando mi hermano mayor habló.

- Angelique, ¿Te acostaste con el príncipe? - Preguntó solo cuando me subí al asiento del copiloto, en el automóvil de seguridad detrás del de Klaus.

- Eso no es de tu incumbencia.- Me puse a la defensiva viendo como un empleado le abría la puerta al príncipe, pero él se detuvo cuando apareció Marisse usando un vestido color albaricoque y cintas absurdamente aniñadas en el cabello. Tuve muchas ganas de poner los ojos en blanco, pero me las guardé para mi misma, pareció decirle algo a Klaus que le hizo fruncir el ceño y hacerse a un lado para dejarla pasar primero, después entró él, al momento siguiente su conductor encendía el motor e iniciaba el camino hacía el hotel donde sería la cena.

- Lo digo porque no es correcto involucrarte.- Edward frunció el ceño en el camino.- Y mucho menos con Klaus. Toda su vida ha sido una constante guerra, la situación de su país es caótica y peligrosa.- Se detuvo.- No estás hecha para este tipo de vida.

Me mordí el labio.

- No he dicho que me interesara, hermano.- Respondí.- Y de todas maneras, no es como si toda mi vida hubiera tenido una opción en algo importante, ¿No? Sé lo que me corresponde. No me hagas avergonzar solo por un evento pasajero.- Tomé aire al sentir que mi voz se rompía.- Él príncipe se va a casar con Marisse y yo volveré a la agencia. No me molestes con más argumentos sin sentido.

Edward guardó silencio por un largo instante y yo desvié mi atención hacía la ventana, parpadeando para evitar llorar.

- Te enamoraste de él, ¿No es así? - Preguntó después de un suspiro cansado. Mi respuesta fue comenzar a llorar, sin poder controlar mis emociones. Estaba triste, enojada y confundida de que todo me llevara al borde, solo quería que toda esta misión terminara, así todo se acabaría y podría recuperar mi vida. Edward puso una mano encima de la mía antes de apretar en un gesto silencioso de apoyo.

- Sobre tu baja...- Dijo después de un momento.- Hablemos de ello cuando esto termine, ¿Si?

Asentí.

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Perdonen la tardanza, es que andaba terminando un libro, ya que acabé, me dedicaré a este hasta darle fin también. Gracias por la espera. Saludos!!

Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora