Había un sonido que lejos de tranquilizarme era como sentir el golpeteo de una llave abierta cuando algo no funcionaba correctamente. El sonido constante de una gota caer, caer y volver a producir esa vibración conforme llenaba un recipiente que se había colocado como una absurda medida de contención que solo alargaba el momento en el que se desbordaría.
Era el estado en el que me encontraba actualmente con la mirada fija en el rostro de Adele sin rastro de ninguna emoción en su rostro, inducido al sueño artificial con gasas alrededor de su cuello y un tubo metido en la tráquea conectado a un ventilador mecánico que mantenía su estado pulmonar en funcionamiento, el monitor era el culpable del sonido que me ponía cada vez más nerviosa con la constante de sus signos vitales. Sostuve su mano, sintiéndola más fría que de costumbre y pensé en que nunca la había visto tan grave en toda mi vida. Adele era más inteligente que yo y podía mantenerse a salvo incluso en condiciones realmente difíciles, pero... sabía porqué estaba así y mi hermano también. Siempre se ponía de cara al peligro por Edward, en cada ocasión, con la obviedad de sus sentimientos para todos.
Le di unas palmadas a su mano, pensando en su amor no correspondido que parecía acabaría con su vida más pronto antes de que Edward siquiera pensara en ella como una opción.
- Deberías de alejarte de mi hermano. Enamorarte de alguien que si te corresponda, Adele.- Dije, sabiendo que no me escuchaba, pero sonreí por un momento, recordando lo que le había dicho en su momento de desesperación.- Te dijo preciosa.- Suspiré.- Y está furioso.- Al menos la consideraba como alguien importante, lo suficiente para ponerse a cazar personalmente a los involucrados que habían logrado escapar y por la manera en que hacía las cosas, ya se lo estaba tomando personal.
El país era un caos total con el asesinato de ambos monarcas y de pronto Klaus se convirtió en el nuevo rey, pero dada la situación tan desastrosa que se había desatado no había ni una sola mención de una ceremonia de coronación y había pánico generalizado entre la población sobre sí el podía hacerse cargo de todo, ya que su reputación como Frederick daba mucho que desear, pero yo misma no podría saberlo. No lo vi ni siquiera cuando desperté después de haberme desmayado y eso que al abrir los ojos estaba en su habitación.
Bostecé, sintiéndome agotada y pensé en ir a buscar un café, por lo que me puse de pie y caminé fuera de la sala para quitarme la bata y el cubrebocas en la entrada de la habitación. Di unos pasos fuera para ver a Michael en la puerta, esperándome.
- ¿Mi hermano te mando? - Pregunté frunciendo el ceño. ¿Por qué colocaban a Michael a mi disposición si solo soy parte de la seguridad del mismo palacio? Me parecía absurdo esto y que no me dejaran participar en el activo para terminar de una vez por todas con todo.
- No.- Michael respondió, pero no mencionó más. Esta vez no insistí, estaba demasiado agotada para pensar en nada más y todavía debía ir con mamá. Me dirigí a la cafetería, pero Michael me tomó el brazo y me puso en la mano un jugo de durazno.
- Tenía en mente café.- Murmuré aceptándolo.- Pero gracias.
- Es malo para la gastritis.- Dijo causando mi sonrisa.
- Tienes razón.- Le dije, pensando que de hecho hoy sentía un rastro de náuseas, pero no tan importantes como para llamar mi atención sobre ellas, sólo lo usual. Abrí el jugo y comencé a tomarlo de camino a la siguiente habitación de cuidados intensivos, me quedé fuera terminando la bebida azucarada que me hizo sentir un poco mejor antes de tirar el envase vacío.
Me giré hacía Michael y observé las ojeras bajo sus ojos, su cabello seguía impecable al igual que su traje negro con camisa del mismo color, pero se veía agotado. Era muy notorio que esta situación estaba acabando con todos nosotros, yo bajé la mirada por un momento hacía mis zapatos, pantalón y blusa del color del luto que decidí usar desde el funeral de Helle y de los reyes.
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Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)
RomanceSinopsis El negocio familiar se trataba de proteger. Entrenaron a Angelique para eso, así que no le sorprendió ser enviada a un pequeño pero rico país a proteger a un príncipe que creía era un mujeriego sin mucho cerebro. Todo se complica cuando el...