Llegamos a la entrada del hotel por la zona trasera, donde Edward se demoró por un momento más para ordenar a sus hombres que permanecerían en el piso superior. Comprobó su reloj, verificando la hora y me colocó la mano en la espalda para conducirme fuera de la entrada principal que estaba llena de periodistas que entretendrían a la familia real.
Ajusté mi vestido para subir por las escaleras cuando vi a mi padre algunos pasos arriba. Me detuve antes que mi hermano.
- ¿Padre? - Pregunté extrañada de verlo aquí y no con mamá, pero él no me respondió y pasó a dirigirse con Edward.
- Adelanta tus pasos para cubrir la zona de reunión.- Le ordenó y mi hermano asintió, dándome unas palmadas rápidas en el hombro a modo de despedida antes de dejarme con él para ir a hacer lo que nuestro padre había pedido. Mi padre bajó las otras escaleras y puso una mano en mi mejilla, llevando mi rostro hacía él.
- Te ves pálida.- Dijo.
- Es el estrés.- Murmuré, esquiva.- Sabes que no puedo manejarlo tan bien como el resto de ustedes.
- Tu madre tampoco.- Respondió con una repentina sonrisa.
- No lo parece.- Respondí.- Y ella misma me hace saber en cada oportunidad que tiene lo ineficiente que soy, como agente y como hija.
- Solo quiere que estés a salvo.- Mi padre retrocedió.- No podría soportar que algo te sucediera, pero tiene una manera muy ruda de demostrar su preocupación.
- Solo tú puedes justificarla.- Le dije.- ¿De eso se trata el amor? ¿De dejar pasar los errores del otro? ¿La amas, papá? ¿O solo es parte de la costumbre?
- Es curioso que preguntes por ello, ¿Estás enamorada, Angel? - Mi padre preguntó con un aire de diversión, usando mi apodo de niña. Sentí que mi corazón se calentaba de inmediato ante la calidez de sus palabras y no dudé en abrazarlo. Enterrándome en la seguridad de su pecho y su estabilidad. Necesitando algo del amor que recordaba nunca me negó, no cómo mamá. Mi progenitor depositó un beso en mi coronilla antes de verme.- El amor de juventud no siempre permanece, Ángel. Es algo que se construye, poco a poco, conociendo sus errores y defectos pero aún eligiendo quedarse.
- ¿Por qué? - Pregunté sin comprender.
- Por qué es divertido.- Mi padre me tomó las mejillas, estirándolas.- Conocer de nuevo a la persona que amas a través del tiempo, es divertido. - Le quité las manos, sintiendo un leve dolor en las mejillas por la presión y bufé.
- Solo tu eres lo suficientemente loco para pensar eso.- Murmuré y él se rió antes de darse la vuelta e inclinarse.
- ¿Qué haces? - Pregunté.
- Vamos, sube Angel.- Él dijo.- Llegamos tarde a la reunión.- Sonreí antes de montarme en su espalda, como cuando era una niña y abrazarme de su cuello, sujetándome antes de que me elevara tomando mis piernas para que no resbalara y comenzar a subir las escaleras. Sus pasos eran estables, avanzando con fluidez a pesar de mi peso por la larga sección de escaleras hasta dar con un ascensor de servicio. Mi visión me permitía ver sus zapatos negros con cada paso que daba y mi nariz captaba el aroma de su perfume, provocándome sueño.
- ¿Cómo supiste que mamá era la indicada? - Pregunté adormilada sintiendo la elevación de la maquinaria hacía el último piso.
- Cuando no me disparó.- Respondió después de un instante y fruncí el ceño extrañada. Nunca había escuchado nada parecido de él, pero antes de poder preguntar por algo más el elevador emitió un sonido de llegada y mi padre me bajó para entrar de manera más decente.
De hecho, llegábamos tarde y procedimos a disculparnos al ver a todos ya en la mesa antes de tomar asiento. El rey y la reina estaban uno al lado del otro con Jensper y Helle detrás de ellos, ambos con la mirada fija en cada uno de los puntos de peligro y pendientes a la comunicación exterior e interior de los otros guardias en el edificio. Adele estaba detrás del príncipe heredero y mi hermano estaba a un costado de Klaus, a su otro lado estaba Marisse. Mi padre se sentó al lado de mi madre y yo a su vez en su costado libre.
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Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)
RomanceSinopsis El negocio familiar se trataba de proteger. Entrenaron a Angelique para eso, así que no le sorprendió ser enviada a un pequeño pero rico país a proteger a un príncipe que creía era un mujeriego sin mucho cerebro. Todo se complica cuando el...