Los días pasaron con rapidez y revisando mi teléfono me di cuenta de que ya habían pasado dos semanas, día tras día el príncipe tenía citas con la participantes a excepción mía, era muy obvia su opinión sobre mi, pero yo no había estado perdiendo el tiempo y lamentándose en silencio.
Primero calculé los tiempos que él pasaba fuera de su habitación, una vez tuve un momento libre me colé dentro y coloqué micrófonos en los lugares donde creía que nunca revisaría, además de rastreadores en cada una de sus prendas para salir, eso fue lo que me llevó varios días y pedirle a Adele suministros extras además de los que había traído, como ya no tenía manera de acercarme para colocarlos al día tuve que recurrir a ello, así tenía su ubicación exacta pero todavía no podía salir a seguirlo según las instrucciones de mi hermano, debía esperar a su autorización o que él maldito príncipe decieriera llevarme con él, pero al paso que marchaba todo esto al único lugar al que ese hombre me escoltaría sería a la salida con todo y maletas.
Después de darme cuenta de que nada pasaba en su habitación planté micrófonos por toda la residencia, eso sin duda me llevó una semana entera pero valió la pena, cada maldito segundo. Bendita tecnología de punta.
Hoy estaba particularmente alegre preparando unas palomitas en un quemador portátil con un sartén y un removedor que le pedí prestados a Anne en su habitación, a mi lado derecho estaba Jensper y a mi lado izquierdo Anne mientras escuchábamos la transmisión de mi micrófono de la cita que estaba teniendo el príncipe en este momento con Adeline.
La primera vez que los hice partícipes fue porque me agobiaba estar encerrada y sola en mi habitación escuchando todo, así que me bajé con los audífonos y me tumbé en el sillón mientras escuchaba la primera cita que fue con Daritza Mirivolk, tuvieron un día en el campo y a ella le picó una abeja en la lengua y habló realmente chistoso todo el tiempo. Mis carcajadas llamaron la atención de todos que estaban haciendo sus propias cosas en sus portátiles y me preguntaron, entonces quité mis auriculares para que entendieran. Henrik dijo que no debería de estar metiéndome en la privacidad del príncipe y yo contraataqué con que era parte de vigilar cada movimiento que hacía y estudiar a mi custodio.
El resto no dijo nada en mi contra y en cambio aunque fingieron demencia escucharon cada parte de la cita, incluso Michael sonrió un par de veces cuando ella chillaba porque el príncipe no lo entendía.
Ya nadie decía nada cuando bajaba a reproducir las citas del príncipe y en cambio comencé a notar que empezaban a sacar dulces y cosas así mientras escuchaban.
Ninguna cita era aburrida, pero los más leales a seguir el hilo sin perderse nada eran Anne y Jensper. Hoy el resto estaban ocupados, así que nos reunimos mejor en la habitación de Anne.
- ... Entonces le dije a mi padre que si no me compraba ese camello, yo le chocaría su auto.- Una risa baja.- ¡Y voalá! Ya tenía un camello.
- ¿Y luego qué pasó con el camello? - Dijo Jansper con una sonrisa y volteando los ojos.
- ¿Y luego qué pasó con el camello? - Preguntó el príncipe. Anne y yo nos reímos. Llevaba toda la cita adivinando las respuestas del príncipe.
- ¿Cómo le haces para saber que va a contestar? - Cuestioné terminando de pasar las palomitas a un plato.
- Está en automático, son las respuestas estándar a responder cuando te aburre como un infierno la plática pero estás obligado a continuar.- Respondió llevándose un puño grande de palomitas.
- Ya tiene varios puntos a su favor por no poner el tono de aburrimiento que yo definitivamente no hubiera disimulado.- Dijo Anne.- Lleva una hora con yo, yo, yo, yo...
- Lo único divertido es cada tontería que sale de s...
- Shh.- Jensper me puso una mano en los labios y apuntó a mi teléfono en altavoz.
- ... ¿Entonces la va a eliminar, su alteza? Ella fue una irrespetuosa y vulgar con usted, ¿Cómo podría atreverse a hablar de tales asuntos íntimos en un lugar tan inapropiado.
Levanté una ceja.
- Con todo respeto, señorita Rossier. Ese tema no le corresponde a usted.- Dijo el príncipe.- Y si me disculpa, tengo algo importante que atender.
- ¿Qué? Ah, oh, si. Lo siento, su alteza.- Su voz se escuchaba afectada.
- ¿A quién va a eliminar? - Preguntó Anne.
Bloqueé mi teléfono.
- A mi, probablemente.- Suspiré poniéndome de pie.- Debo de hacer algo antes de que eso ocurra.
- Tal vez los más antiguos sepan cómo agradarle.-Dijo Jensper.- Podrías preguntar.
Me puse de pie.
- Si, tal vez más tarde.- Sonreí.- Nos vemos mañana para otro episodio auditivo más.
Ambos asintieron y yo me marché, pasé por la habitación de Adele pero de nuevo no estaba. Últimamente la encontraba extraña y distante, tal vez su carga de trabajo era aún mayor que la mía.
Salí de la sala compartida y volví a través de los pasillos hacía mi habitación, una vez ahí me puse ropa deportiva y salí nuevamente a correr, la luz del atardecer comenzaba a apagarse pero era mi momento favorito del día. Al detenerme vigilé donde se encontraba él príncipe y fruncí el ceño porque marcaba cerca, bloqueé la pantalla y giré mi cuerpo para encontrarmelo recargado en un árbol. Él usaba, al igual que yo, ropa deportiva, pero no lo había escuchado acercarse. Por encima de nosotros ya coronaba la noche y los sonidos de los insectos ocultos entre la maleza nos rodearon.
- Su alteza.- Me incliné.
- Señorita Collins.- Dijo.- He estado pensando mucho en su propuesta y creo que sería buena idea tomarla. Mañana en la noche reunámonos aquí y espero que tenga algo interesante que aportar.- Se incorporó.
- ¿Y si no tengo nada? - Pregunté.
- Entonces encontrará muy agradable el regreso a casa.- Sonrió antes de darse la vuelta para marcharse.
- ¡Buenas noches, su alteza! - Dije levantando la voz, pero solo me ignoró.
Suspiré, ya tenía más problemas sobre la cabeza.
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Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)
RomanceSinopsis El negocio familiar se trataba de proteger. Entrenaron a Angelique para eso, así que no le sorprendió ser enviada a un pequeño pero rico país a proteger a un príncipe que creía era un mujeriego sin mucho cerebro. Todo se complica cuando el...