Capítulo 34: Por favor, espérame.

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- ¿...la situación? - Las palabras de Klaus eran bajas, pero por alguna razón me despertaron y esta vez al abrir los ojos me sentí mucho más despierta. Me incorporé sosteniendo las sábanas de su cama contra mi cuerpo y observé en la oscuridad que él observaba su computadora portátil descansando en su regazo, iluminado por la luz de la pantalla y con su mano libre sostenía un teléfono celular en su mano.

Lancé un vistazo rápido hacía el buró, observando que marcaban las cuatro con cinco minutos de la madrugada y Klaus parecía no haber dormido nada. Usaba ropa militar de campo, con las botas negras impecablemente boleadas, las agujetas en un estilo que seguro pertenecía al de su propio país, pantalones de combate camuflados en más negro que gris y una guerrera de los mismos colores con su porta nombres revelando su apellido de un lado y en el otro los símbolos de sus años de servicio, estudios en el ejército y cursos realizados. Me mordí el labio nerviosa por verlo así y me quité las sábanas dándome cuenta de que me había vestido con ropa negra.

Me distraje con otra luz y una voz baja proveniente de un televisor de las noticias del país en donde se encontraba una presentadora, sosteniendo un micrófono en su mano y hablaba con ansiedad encerrada en su voz mientras se quemaban varias cosas detrás de ella, después pasaron imágenes a diferentes reporteros que parecían presentar la situación de un país sumido en la anarquía y desesperación.

- ...Robos, asesinatos, asaltos y caos es lo que tenemos ahora por país después del golpe de estado de asesinato a los dos reyes y su hijo, nuevo rey, no ha podido controlar la situación emergente entre las calles. Las fuerzas contra monárquicas se elevan con su poder por encima de la autoridad de un rey que ya tiene precio sobre su cabeza...- Decía uno de los reporteros con mucha seguridad. Junté mis manos por el caos en que se había convertido todo y me sentí ansiosa por Klaus, pero él parecía más concentrado en la conversación a través de la línea telefónica.

- ...Si, está por empezar.- Una pausa.- Denegado. Avancen por el camino lateral, serán esperados por el tercer pelotón.- Cerró su portátil y la puso a un lado. Revisó su reloj y se puso de pie antes de colgar.

- ¿Klaus? - Pregunté confundida antes de que él se acercara y me tomara entre sus brazos. Me cargó fuera de la habitación antes de que comenzara a escuchar varias explosiones en puntos no tan lejanos del palacio. Me exalté y giré la cabeza para ver hacía todos los lugares que podía, pero no veía a nadie acercarse o atacar.- ¿Qué está pasando? ¿Klaus? - Le toqué el hombro, pero él no respondió, solo caminó por los pasillos conmigo en brazos hasta que vi a Michael incorporarse.

- ¿Está todo listo? - preguntó Klaus.

- Si, su majestad.- Respondió Michael mirando hacía el frente con su arma en mano. Podía escuchar el comienzo de los disparos por diferentes puntos, pero parecía que la única que podía darse cuenta era yo, porque ellos dos seguían caminando como si no estuviera el peligro a solo unos pasos. Me puse cada vez más tensa.- El helicóptero y su equipo se encuentran listos.

- ¿Michael? - Pregunté, pero no recibí ninguna respuesta. En cambio, Klaus me llevó todo el camino por el lado no tan transitado del palacio hasta llegar a la azotea donde ya se encontraba un helicóptero con las hélices en movimiento, preparado para partir. Además del piloto pude ver a varios guardias que sabía estaban a cargo de Michael, pero no pude detenerme mucho en ello porque escuché una voz que nos detuvo de inmediato.

- ¡No den ni un paso más! - Klaus se giró para que ambos pudiéramos ver a Marisse apuntar su arma hacía nosotros. Detrás de ella estaba todo un equipo de asalto, observé a Michael apuntarles y todo el personal de seguridad que estaba a nuestro favor en contra de las fuerzas de Marisse.- Deténganse o todos van a morir.

- ¿Es qué acaso ya no le interesa la corona, señorita Milicent? - preguntó Klaus elevando la voz por el ruido de las hélices, pero con evidente burla hacía ella.- Apuntándole así al hombre con el que se aferraba tanto a casarse.

Misión: Proteger al príncipe, Contratiempos: Enamorarse. (I libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora