(Los Bunkers)
MAX
Cada minuto que pasa, el video sigue haciéndose aún más popular y las apuestas sobre quienes pueden ser los protagonistas del viral del momento empiezan a aumentar.
Por ahora, las apuestas están dirigidas a los miembros del equipo de futbol. Siempre son ellos los responsables cuando algo así ocurre, y lo agradezco, porque nadie pensaría que el hijo del ex-rector ingresó a las instalaciones sin autorización y fue grabado en video teniendo sexo con una chica en la piscina. Por ahora nadie ha comentado nada sobre mí, al menos no en mi cara.
Intento fingir que todo va como un día normal, pero no logro concentrarme en ninguna de las clases. En el entrenamiento recibo varios golpes de un cinturón verde que conecta algunos puñetazos con una fuerza mucho más excesiva de la necesaria. Nada grave, pero en el Karate deportivo los golpes se marcan sin tocar al oponente. Seguramente su falta de experiencia o la emoción de estar derrotando a un 2do Dan, debe haberle pasado la cuenta.
Luego de una ducha rápida, vuelvo al departamento que comparto con Borja, un amigo que hice en primer año. Él estudia arquitectura y es un año mayor que yo, no teníamos cómo coincidir, pero las circunstancias me llevaron a encontrarlo justo cuando ponía un aviso en el tablón de anuncios buscando un compañero de piso. Congeniamos desde el primer minuto. Borja tiene esa llama intensa que brilla con tanta fuerza que es imposible no quedarte mirándolo, algo que sin duda me venía bien a mí en aquella época.
Abro la puerta y lo veo sentado en el sofá con la pantalla de la televisión encendida en el videojuego en el que pasa casi todo su tiempo libre.
Su personaje no se mueve, porque mi amigo, en lugar de tener el control en sus manos, está mirando su celular con la cabeza ladeada.
—Hola —saludo chocando el puño con él. Me responde de forma distraída sin dejar de ver la pantalla—. ¿Qué haces?
—¿Ya viste el video?
—A estas alturas, ¿quién no? —murmuro fingiendo indiferencia.
—Tengo la ligera sospecha que he visto a este tipo antes —murmura ladeando la cabeza hacia el otro lado—. ¿Tú no?, quizás es alguien que conocemos.
—¿Cómo..., cómo puedes saberlo? A penas se ve nada.
—No lo sé... Es solo un presentimiento.
Me quito la chaqueta deportiva de la selección universitaria y la dejo sobre el sofá antes de ir a la cocina a buscar algo para comer.
—Oye, Borja. ¿Sabes quién es Solaris y como puedo ubicarlo?
—Dicen que juega Arc of Orion. Algunos lo han visto por el lugar. Nadie más se atreve a usar ese seudónimo después de que hizo desaparecer la cuenta de un usuario que usó uno similar. ¿Por qué?
—Por nada. —Me encojo de hombros y abro la nevera para sacar una manzana, al cerrarla veo a Borja que está de rodillas en el sofá, pasando sus ojos de mí hacia la pantalla varias veces—. ¿Q-Qué? —titubeo.
—¡Mierda! —Se lleva una mano a la frente y siento que el cuerpo se me congela—. ¡Eres tú!
—¡No! —exclamo demasiado rápido—. ¡No soy yo!
—Uff estás muy bien. Me estabas dando un bi panic, hermano.
—¡Que no soy yo!
Camino a paso seguro hacia él y me lanzo al sofá forcejeando para quitarle el celular.
—Este no soy yo. ¿De acuerdo? —digo con el celular en alto para marcar mi punto. Borja me mira reprimiendo una sonrisa—. Mierda. Sí, soy yo.
Me llevo las manos a la cabeza permitiéndome derrumbarme en la seguridad de mi departamento y con mi amigo apoyándome.
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[1] En tus manos©
Teen FictionMax lo tiene todo en la vida. Su propia banda, muchos amigos, popularidad y mujeres. Sin embargo, un video sexual que se hace viral, lo forzará a buscar ayuda en una misteriosa hacker y evitar perder todo lo que ha conseguido. Alex necesita ayuda...