🎤 29. Lo que mereces

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(Saiko)

ALEX

Estoy sumida en mi laptop revisando la programación del juego con los cambios que Borja y yo hemos implementado en la estética del entorno. Me ha saltado un error al momento de entrar en un edificio que mi nuevo amigo ha diseñado e intento encontrar donde está la falla.

Mi celular vibra insistentemente a un lado en mi escritorio. Lo ignoro, pero este sigue vibrando y vibrando como un mosquito que no deja de atacar en medio de la noche.

Dejo lo que estoy haciendo y al mirar la pantalla me sorprendo al ver el nombre de Max. No porque sea él, más bien por la hora que llama. Respondo y su rostro agobiado me recibe al otro lado de la pantalla.

—Max. Son las 4 de la mañana —digo sin saludar.

—Tú tampoco estabas dormida —asegura. Ya me conoce lo suficiente para saber que tengo problemas para dormir.

—Estaba por ir...

—Mentirosa —me interrumpe con una sonrisa forzada al otro lado—. Sé bien que de no llamarte, seguirías con la nariz pegada en tu laptop.

Hago una mueca en su dirección. Me devuelve una carcajada con su sonrisa tan bonita. Con esos hoyuelos que se marcan a pesar de estar tan cansado que se le forman bolsas oscuras debajo de los ojos.

—Deberías descansar, estás hecho polvo —murmuro.

—Necesitaba hablar. Estoy un poco agobiado.

—¿Por la presentación del lunes? —pregunto. Asiente en silencio desviando la mirada—. Todo va a salir bien. Te subes a un escenario cada fin de semana, esto será pan comido.

—No es igual, esto es..., no sé, diferente, profesional, caótico...

—Estás comiéndote el cerebro. Es igual que siempre.

—No. No lo es —responde tomando su teléfono y caminando hacia su cama. Se deja caer y pone la pantalla sobre él. Pareciera que lo estoy mirando desde arriba y ese recuerdo me trae a la memoria muchas noches que hemos pasado juntos—. Supe que vendrán productores reconocidos a ver las presentaciones, dicen que buscan nuevos talentos.

—¿Y? ¿Cuál es el problema?

—No sé quiénes son. Estarán evaluándome cuando se supone que estas presentaciones no son para eso. Es una oportunidad y no quiero desaprovecharla.

—¿Oportunidad?

—Claro. Para meterme en el mercado.

Tomo mi celular y giro en la silla, distraída.

—¿Qué harás si te ofrecen esta oportunidad? ¿Qué es lo que quieres hacer después de que te gradúes?

—No lo sé... supongo... que me gustaría asociarme con algún productor, entrar a alguna discográfica, producir un disco, no sé. Poner en práctica todo lo que estoy estudiando.

—¿Y la banda?

—Seguiría con eso —responde.

—¿Por qué mejor no te dedicas a producir tu propio disco?

Pestañea un par de veces sin comprender lo que quiero decir.

—Lo he hablado con Lucas, pero no sé... supongo que no lo había pensado de esa forma. He mantenido ambas vidas tan separadas que no sé en qué momento poder juntarlas.

—Quizás es tiempo que empieces a planteártelo.

—Nunca he escrito una canción —confiesa con una mueca de decepción—. No creo que sea lo suficientemente bueno para hacer algo original. Me acostumbré a cantar lo de otros.

[1] En tus manos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora