[1] En tus manos©

🎤 32. Algo más

(La quinta estación)

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Nota:

Actualicé más temprano hoy, por lo que hay 2 capitulos nuevos. Ojo.
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ALEX

Ahora que mi madre me tiene completamente dominada, las visitas a su casa han dejado de ser algo de solo una vez al mes y he tenido que hacerme el ánimo de venir nuevamente el sábado, en compañía de Julian. 

Este ya la ha informado de mi ruptura con Max y levantando nuestras manos unidas le informa que estamos trabajando en volver a reconstruir nuestra relación.

Julian se ha tragado lo de dejar a Max y mi madre lo de volver con él. Una cadena de mentiras donde yo soy el eslabón más débil y basta que me presionen un poco más para romperme y desbaratar toda esta farsa.

—No me sorprendería que en unos meses Álex ya esté mudándose a mi departamento como lo planeamos hace un tiempo, ¿verdad dulzura?

Julian me dedica una sonrisa llena de ternura. Me da un pequeño golpe juguetón en el mentón sin dejar de sonreír.

¿Cuántas veces hizo este gesto en el pasado y yo me creí que era real? ¿Cómo saber cuándo es real y cuando no?

—¿De verdad hija? ¡Eso es maravilloso! 

Mi madre junta las manos en un gesto de júbilo. La misma mujer que hace una semana me amenazaba mediante golpes para hacer lo que ella quería.

—Yo... no lo sé. Tengo fobia a las alturas, no creo que pueda vivir ahí —murmuro tomando mi taza de té, para ocupar las manos en algo. El tintineo de la loza al chocar con el plato deja en evidencia mi nerviosismo.

—Podemos buscar otro lugar. Algo más cerca del piso —dice Julian tomando mis manos que no paran de temblar—. Lo que sea por ti.

Asiento en silencio. Esto va demasiado rápido. Necesito extenderlo durante 6 meses antes que se salga de control.

Mi madre y Julian conversan durante un par de horas más y luego este me va a dejar al departamento en su auto. Lo primero que hicieron fue deshacerse de mi camioneta en cuanto pudieron.

—Muchas gracias —murmuro, abriendo la puerta del auto. Llego hasta la reja y me pongo rígida al oír la puerta del auto cerrándose y luego a Julian junto a mí—. ¿Qué haces?

—Subir contigo. ¿No puedo?

—No —digo con decisión—. No estamos juntos Julian, lo sabes. Esto es solo una pantomima para mi madre.

—¿Y qué? No quiere decir que no podamos aprovechar el tiempo juntos. —Toma un mechón de mi cabello y me da una sonrisa coqueta—. Seguro me echas de menos. ¿o tu niño bonito era mejor que yo?

—En todos los aspectos posibles —escupo.

La mandíbula de Julian se tensa y cierra los ojos. Está haciendo un esfuerzo sobrehumano para no perder el control. 

—Álex. Es mejor que aceptes que este será tu futuro. Me perteneces, y puedo hacer lo que quiera contigo.

—No te pertenezco y no me quieres a mí. Lo que quieres es el dinero de mi padre, ¿verdad? —indago mirándolo directamente a los ojos—. ¿Qué te ofreció mi madre? Puedo ofrecerte un trato mejor.

Abre ligeramente los ojos y veo el interés brillar en ellos.

—No seas tontita, cariño. Tu madre solo quiere lo mejor para ti. No me ha ofrecido nada, solo queremos lo mejor para ti.