🎤 31. Por fin

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(Pablo Alborán)

MAX

Borja no hace preguntas. Se limita a quedarse a mi lado, acompañarme hasta el escenario cuando tenemos que cerrar la exhibición, y pararse firmemente junto a mí, mientras profesores y otros extraños me felicitan por la presentación. Estrecho manos y mantengo una sonrisa imperturbable, pero por dentro estoy deshecho. No solo por lo que acaba de pasar con Álex.

Creí que este día terminaría totalmente diferente. Me vi a mí mismo siendo abordado por un productor que reconocería mi talento en cuanto lo viera, y me ofrecería algún contrato o participar de alguna idea brillante en la que pudiera despegar como un profesional de la música, o la banda, o solo. Da igual.

Pero nada de eso ocurrió, porque este es el mundo real y las oportunidades no saltan de la nada frente a ti. Tú mismo tienes que buscártelas.

Me subo al asiento del copiloto del auto y Borja conduce sin preguntas hasta el departamento. El silencio es denso, ni siquiera el débil sonido de la música logra mermar un poco los bajos ánimos con los que cargo.

Agradezco que respete mi silencio y no insista, porque ahora mismo estoy tan cabreado con el mundo que podría pagarlo con él y no sería justo. Si hay alguien que no lo merece, es él. Borja me considera su mejor amigo, mientras que yo solo lo he utilizado para vivir en este lugar, conducir su auto cuando necesito aparentar frente a otros y mentirle descaradamente cada día durante los últimos dos años.

Llegamos al departamento y camino directo a mi habitación.

—Oye... —Su voz me detiene frente a la puerta. No me volteo, pero al menos le doy la oportunidad de escucharlo—. Cuando quieras hablar, ahí estaré. Hablar de cualquier cosa.

Asiento en silencio y me encierro dentro.

No sé por qué estoy tan cabreado. No logro definirlo. Quizás porque puse mis expectativas en algo que no tendría ningún fruto.

Después de una ducha y de dar vueltas por la habitación, me dejo caer en la cama y me quedo ahí, mirando el teléfono esperando que Álex me llame o me escriba. Cualquier cosa que pueda darme más información de lo que está pasando.

Pero nada.

Busco en las redes a la rectora Amanda O'Ryan. No se parece en nada a su hija. Tiene el cabello castaño claro, rizado y los ojos oscuros, jamás hubiese pensado que estaban relacionadas de alguna manera.

Deslizo el pulgar por la pantalla mirando más fotografías. Encuentro una más antigua donde aparece con su familia y ahí la veo. Una versión varios años más pequeña de Álex, pero definitivamente es ella. Detrás, un chico delgaducho pone sus manos en los hombros y un hombre alto y fornido abraza a su esposa. Deben ser su hermano y su padre. Álex es igual a este último.

Gracias a internet, me entero de muchas cosas. La carrera política de su madre, su relación con Julian, los líos en los que se metía su hermano de adolescente y la muerte de su padre.

Todo estaba ahí, solo tenías que saber cómo buscar. Y aun así, ella no fue capaz de darme ningún detalle por su propia boca.

Ya he pasado por tantas páginas del buscador, que llego a fotografías más antiguas. Una en que Amanda O'Ryan se ve muchos años más joven, en esa típica foto de fiesta universitaria. Su cabello es completamente liso y aparece junto a otros hombres celebrando.

Me incorporo de golpe al reconocer a uno de ellos.

Mi padre.

Se parece demasiado a mí cuando joven. Después de que murió me olvidé completamente de él y dejé todo atrás, por lo que no había notado el parecido que tenemos.

[1] En tus manos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora