Especial Halloween: Te amo

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(Alexander Acha)

Max

Con mi guitarra en mano, descanso la cabeza en el respaldo del sofá mientras oigo las notas de mi nueva canción. Es un punteo sencillo, pero estoy seguro de que puedo mejorar el solo después del segundo coro, así que no me queda más alternativa que practicar, practicar y practicar.

Alguien me quita los audífonos que llevaba conectados a la guitarra y al abrir los ojos, el alma escapa por mi boca cuando veo a Álex de pie frente a mí. Me observa con el ceño fruncido y las manos en las caderas.

—¡Te estoy hablando! —se queja, lanzando rayos por la mirada.

Quizás antes no la oía al traer los audífonos puestos, sin embargo, ahora puedo escucharla con claridad, pero he perdido toda capacidad de hablar al verla. Está enfundada en un traje que podría hacer que me arrodillara si me lo pidiera.

Lleva un sujetador de cuero que cubre sus pechos con una chaqueta de manga corta abierta, dejando a la vista su vientre. Por encima de unos pantalones de cuero bastante ajustados, una serie de amarras, soportan varios cuchillos de utilería, como complemento. Sus guantes negros y el cabello tinturado de rojo brillante me tienen boqueando como un pez fuera del agua.

—¿Qué? —me regaña, cuando no logro responder.

—¿Por qué mejor no te quedas conmigo esta noche? —digo, poniendo mi mejor cara de ángel.

Álex rueda los ojos y se gira para regresar al baño, donde estaba hace minutos atrás.

El vaivén de sus caderas me captura, y de un salto voy tras ella, completamente hechizado.

—¿Qué eres? ¿Una Femme Fatal? —pregunto, tomándola desde la cintura, dejando un beso en su cuello.

Álex se deja mimar, pero sigue mirando al espejo mientras se maquilla.

—El hecho que no sepas cuál es mi disfraz, es uno de los motivos por el que me cuestiono cada día el porqué estamos juntos.

Me mira de soslayo, y aunque su rostro está serio, su mirada me revela que solo está fingiendo estar molesta.

Me acerco para besarla, pero me detiene con un dedo índice sobre mi boca.

—No, llevo horas arreglándome como para que vengas a retenerme con tus besos.

—No voy a hacerlo. Solo es un inocente besito.

—Tú de inocente no tienes nada —bromea, zafándose de mi agarre—. Si me acompañaras, podrías pasar más tiempo conmigo en lugar de quedarte aquí solo como un amargado.

—No soy amargado, solo no me gusta Halloween, es todo.

—Bien.

Apoyo mis caderas en el lavabo, mientras la observo pintar sus labios de un rojo intenso.

—No creí que fueras una chica que le gustan este tipo de cosas.

—¿Bromeas? ¿Sabes cuánto soñé con la posibilidad de vestirme de algún videojuego sin que me juzgaran? —dice, con una enorme sonrisa—. Obviamente, gracias a Borja. No a ti.

—Friki.

Extiendo mi brazo y acaricio la parte de debajo de su top negro, justo por encima de su tatuaje. Ese corazón que una vez dibujé en su piel y ella decidió marcarlo para siempre.

—Me haces cosquillas —murmura, concentrada en lo que hace frente al espejo.

—¿Hasta qué hora dices que estarás fuera? —pregunto, porque ya imagino todo lo que haré con ella cuando regrese.

[1] En tus manos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora