🎤 40. Debí suponerlo

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(Morat)

Doble actualizacion 1 de 2 

MAX

Doy un salto cuando Borja entra de golpe en la habitación sin llamar. Alzo la vista de las cuerdas de la guitarra, y algo en su cara hace que me recorra un escalofrío.

Tiene la respiración agitada, como si hubiese corrido desde el primer piso hasta aquí.

—Oye... ¿Qué...?

—Algo va mal —interrumpe, con la voz ahogada—. Yo... hice lo que me pidió, pero tengo un mal presentimiento. Tenemos que ir a verla.

—¿A quién? —Me incorporo en la cama al responderme solo en cuanto hago la pregunta—. ¿Qué pasó?

—Ella me lo pidió. Se lo prometí.

—Borja —digo, tomándolo de los hombros y sacudiéndolo un poco para que reaccione—. Cálmate. Respira y cuéntame.

—N-No hay tiempo. Tenemos que ir.

Da media vuelta y sale de la habitación. Tomo rapidamente mis cosas y salgo tras él. Presiona el botón del ascensor con desesperación, enfocado en ver como los números van cambiando.

—Borja...

—Álex me pidió ayuda —explica. Entramos en cuanto las puertas se abren—. Me dio instrucciones de todo lo que tenía que hacer, pero... no creí que se refería a eso.

—¿Qué... te dejó instrucciones? ¿De qué? —cuestiono, más confundido que antes. 

—Para ser Solaris. Quería que tomara su lugar.

—Borja, no estás explicando nada.

El ascensor abre las puertas en el estacionamiento y mi amigo sale corriendo en dirección al auto. Me subo al lado del copiloto y antes que pueda ponerme el cinturón de seguridad, Borja ya está acelerando para salir del edificio.

—No sabía de qué se trataba. Todo este tiempo no hablábamos de eso. Creí... creí que se refería al juego, me estaba enseñando algunas cosas y yo siempre pensé que era para hacer las modificaciones de las que siempre hablábamos.

Sus manos presionan el volante con tanta fuerza, que sus nudillos están casi blancos.

—Hasta que hoy me mandó una lista de cosas que tenía que hacer como Solaris. Solo tuve que presionar unos botones, ella dejó todo listo y... se envió. Ahora mismo debe estar en toda la red.

—¿Qué? ¿De qué hablas?

—Álex expuso a su madre, a Julian, y a mucha gente. Es decir, Solaris lo hizo. Información privada, fraudes, muchas cosas ilegales... y a ella misma. Los malos tratos que recibió de su madre, manipulaciones. Todo.

—¿Por qué hiciste eso?

—¡Porque ella me lo pidió! No sabía qué estaba haciendo hasta que vi los archivos cuando ya estaban en la red —exclama, dándole un golpe al volante—. Me llamó antes de eso y sonaba diferente. Hablamos de ti, que estaba feliz por ti. Y luego se despidió y colgó. Intenté contactarme otra vez y no pude. No entendí su actitud hasta que vi los archivos que ahora estaban compartiéndose en todas las redes sociales.

Acelera más para sobrepasar una luz que estaba por ponerse en rojo. Me sostengo de la manilla que está en el techo, sin saber si estoy preocupado porque mi amigo nos meta en un accidente, o porque necesito sostenerme de algo mientras Borja me dice todo esto. 

—Tengo un muy mal presentimiento.

Los siguientes minutos del trayecto pasan en un silencio solo roto por el sonido propio del motor. La tensión de mi amigo es contagiosa, y siento el cuerpo agotado de lo rígido que voy, sin soltar la manilla.

[1] En tus manos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora