🎤 30. Eres

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(Café Tacvba)

MAX

El corazón me late frenético en el pecho mientras espero que inicien las presentaciones de invierno en la sala adjunta al auditorio. Solo estudiantes de 3ro y 4to participan de estas exhibiciones y solo consigues hacerlo si tienes notas sobresalientes y recomendaciones de tus profesores.

Dos años me esforcé para que me seleccionaran. En teoría, son los mejores estudiantes de la facultad, por lo que son buscados por cazatalentos o representantes que quieran invertir en un nuevo artista.

Aun no me subo al escenario y ya estoy arrepentido. No necesito toda esta exposición. Todos esos ojos mirándome, evaluándome, juzgándome...

—¿Quieres? —Borja me ofrece una barra de chocolate. Niego con la cabeza—. Deberías comer algo, estás pálido.

—Siento que si lo hago, vomitaré.

—Tranquilo. Solo es la ansiedad de la espera, te has preparado para esto, eres talentoso y no pasará nada si te equivocas. Es solo una presentación de estudiantes universitarios, no necesitas poner tanta presión en esto.

—No es lo mismo subirse a un escenario con la banda que yo solo. —Borja entorna los ojos, confundido y yo me pongo rígido al notar lo que he dicho.

—¿Banda? —pregunta mi amigo. 

Cuando estoy estresado no pienso lo que digo, y por culpa de Álex he dejado de separar mis dos vidas porque ella es parte de ambas, y se relaciona con las mismas personas. Estoy a empezando a olvidar quien soy cuando estoy con ella. O quizás estoy siendo yo mismo.

—Ya me entiendes —digo, apuntando a un grupo de chicos de 4to año que harán una presentación en conjunto para salir del paso. Borja asiente—. Solo no quiero defraudar a nadie.

—No vas a defraudar a nadie.

«Porque nadie tiene expectativas en mí», pienso.

Me levanto y camino en círculos pequeños por el salón. El resto de los estudiantes que están en la sala repiten mí mismo patrón. Algunos caminan, otros ensayan con los ojos cerrados con instrumentos invisibles y otros simplemente hablan y ríen como si nada.

Saco mi celular del bolsillo y miro la pantalla, Álex me escribió el sábado que tenía un asunto familiar que resolver y estaría fuera todo el fin de semana, así que no podríamos vernos. Solo hemos intercambiado un par de mensajes luego de eso, pero me aseguró que estaría aquí hoy. Que aún no haya llegado me tiene más nervioso que la misma presentación.

—Quizás está afuera. —Borja adivina mis pensamientos—. Si quieres salgo a buscarla.

—No. Le dije que nos viéramos aquí.

Mi amigo se encoge de hombros y continúa su juego en el celular. Debe estar jugando AOO, es increíble lo adictivo que es ese juego para los que les gusta ese tipo de cosas.

La puerta principal se abre rechinando las bisagras y me giro de golpe. En silencio, mirando hacia todos lados, Álex entra insegura, buscándome.

Lleva un vestido lavanda oscuro hasta las rodillas. Creo que jamás la había visto con un aprenda como esa. Se ve absolutamente hermosa. Incluso con sus bototos negros como calzado.

Doy largas zancadas hasta ella y la recibo con un apretado abrazo. Solo verla me tranquiliza un poco, saber que está aquí apoyándome me anima y me da el valor que necesito para subirme al escenario por mi cuenta.

—Gracias por venir —digo en su oído. Dejo un beso en su mejilla y luego en sus labios. 

Ella me sonríe pero hay algo diferente, no es la misma sonrisa que ha estado mostrando las últimas semanas, y tampoco es la sonrisa fingida de antes. Es distinta, como si quisiera sonreír de verdad pero algo se lo impide.

[1] En tus manos©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora