Liam Dalton un hombre alto, apuesto, con el cabello castaño ondulado, ojos marrones y una sonrisa encantadora, de carácter fuerte siempre enfocado a seguir con los sueños que sus padres tenían para él.
Marjorie Jefferson es una mujer con una belleza extraordinaria, rubia, ojos color esmeralda y una ambición incomparable. A pesar de que fue criada para ser una mujer de familia que se dedicara a su hogar, ella siempre tuvo sueños más grandes.
La familia Dalton era un matrimonio arreglado, los negocios de la familia Jefferson y la familia Dalton se complementaban y aunque los hijos de ambas familias nunca tuvieron trato más allá de eventos de trabajo se llegó a la conclusión de que esto beneficiaria a ambas familias por lo que los padres de ambos hablaron con ellos.
-Liam si un día quieres llevar las riendas de esta empresa lo mejor para ti es desposar a Marjorie. Es todo lo que esperas en una buena esposa es una mujer bella, de buena familia, será una ama de casa perfecta sin mencionar que esto es lo mejor para que la empresa prospere.-
-Margie esto es bueno para tu futuro. Liam es un gran hombre, es atractivo, trabajador, será un gran proveedor para tu familia. No serás joven siempre, tienes que empezar a ver por tu futuro y eso es a lado de Liam. Una mujer no es para dirigir una empresa.-
Así fue como se despidieron del futuro que ambos anhelaban. Liam a lado de la mujer que amaba la cual sus padres nunca aceptarían y Marjorie de algún día estudiar negocios y hacerse cargo de la empresa que sus padres crearon.
La boda de Liam Dalton y Marjorie Jefferson se realizó el mismo día que se firmó la fusión de ambas empresas y se nombró director general a Liam Dalton.
Todo marchaba bien en el matrimonio, Marjorie sabía que Liam nunca le juro amor y estaba bien con ello ya que le daba todo lo que podía necesitar. Liam nunca olvidó ese amor adolescente y agradeció que Marjorie nunca le pidiera más de lo que podía darle.
Todo esto cambió cuando llegó a su vida una pequeña niña la cual llamaron Samira. Para Liam es una pequeña que nunca pudo llegar a querer de la forma que se espera que un padre quiera ya que le recordaba la familia que nunca pudo formar con su verdadero amor. Para Margie resultó ser un recordatorio de que nunca iba a ser suficiente para Liam, después de todo pensó que eso le hacía falta a su matrimonio para formar una familia amorosa como creía que eran sus padres.
La pequeña Samira, una hermosa niña que sacó lo mejor de ambos padres; los ojos de su madre al igual que el color de su cabello, de su padre el cabello ondulado y esa sonrisa radiante. Creció en un hogar privilegiado. Cualquiera envidiaría su infancia; teniendo grandes lujos, juguetes increíbles, fue a los mejores institutos; nunca le faltó nada aunque la realidad era que a ella nunca le importaron esas cosas.
Su padre casi nunca estaba en casa y cuando lo hacía peleaba constantemente con su madre por ella. Su madre constantemente estaba enojada con ella, siempre le decía que su padre no estaba con ellas por su culpa por lo que desde muy pequeña tuvo inseguridades que dictaban su forma de ser.
No todo era malo en la vida de Samira como su madre quería pasar el menor tiempo con ella contrataron una niñera que estuvo con ella desde que prácticamente era una bebé. Ella era amable, tierna y muy cariñosa con Samira. Esta dulce mujer siempre la consolaba cuando su padre se iba y su madre le gritaba.
-Bonnie, ¿por qué papá no me quiere? ¿soy una mala niña? ¿Por eso mamá siempre esta enojada conmigo?-
-Cariño mío, claro que no. Escúchame bien eres una dulce niña, no hay nada de malo contigo. Tus padres si te quieren mi niña solo que tienen problemas de adultos que no podrías entender en este momento.-
-Pero ya soy grande, tengo 7 años yo podría entender si solo hablan conmigo.-
-No mi amor, esto es algo que va más allá de ti pero tranquila que me tienes a mí que siempre voy a estar contigo.-
Samira se dedicó a obedecer a sus padres cualquier cosa que le pidieran. Nunca se metía en problemas, ya que cualquier incidente que tuviera que ver con ella desataba peleas horribles en casa. Tomaba clases de música, de ballet, de gimnasia o cualquier cosa que la mantuviera ocupada. Era estudiante de excelencia. No hablaba de los problemas de casa con nadie, porque nadie debía saber ya que su deber era proyectar la imagen de familia perfecta frente a los demás.
Samira nunca tuvo amigos, realmente todos eran hijos de socios y amigos de sus padres. Niños que eran malcriados y prepotentes que creían que cualquier momento era bueno para hablar de los lujos de su familia y dejarle en claro a todos lo influyentes que son sus padres. Y que siempre pasaban de ella porque era una nerd y no iba con la imagen de niña rica.
Afortunadamente Samira nunca fue así. Siempre fue una niña dulce, amable con todos, a pesar de todo siempre tenía una sonrisa y era feliz mientras tuviera a Bonnie con ella.
Pero todo esto cambiaría, un día llegó de la escuela con la noticia de que se mudarían. Bonnie no podría ir con ellos ya que tenía una familia en Los Ángeles a la cual cuidar. Lloro en los brazos de su nana todos los días hasta que llegó el día que tenía que despedirse de la ciudad que la vio nacer. Despedirse de la mujer que la crio con todo el cariño y amor que podía darle.
-No quiero ir.-
-Tienes que ir mi vida.-
-¡NO! Ellos nunca me han querido, ¿Por qué tengo que ir? Mi familia eres tú, siempre lo has sido. Quiero quedarme contigo.- Samira habló con todo el dolor y frustración que sentía en ese momento.
-Mi niña sabes que eso no es posible, que más quisiera yo pero quiero que sepas que siempre me tendrás, sin importar que tan lejos estemos.-
Ese día Samira partió de Los Ángeles dejando atrás a la única persona que siempre la quiso y la cual era su única familia desde que nació.
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La nueva porrista
FanfictionEl destino junto a un par de chicos que se sentían perdidos en la vida, un comentario sin malas intenciones los alejara el uno del otro. Donde Samira se convertirá en lo que más odia Eddie o Donde Eddie será la peor pesadilla de Samira. #1 en Chri...