Wayne

313 40 16
                                    

Como íbamos a estar en mi casa le pase una playera y unos pantalones de chándal para que estuviera cómoda. Después de vestirnos, salimos de mi habitación. Tenía de la mano a Samira como si tuviera miedo de que si la soltaba desaparecería, como si todo esto fuera un sueño.

-Podemos pedir pizza, de esa rara que te gusta con piña.- cuando me giré a verla tenía una expresión extraña en su rostro.

-Eddie.- apretó mi mano y hasta ese momento me di cuenta de que la televisión estaba encendida.

Caminé un poco sin soltar a Samira y lo vi sentado.

-Wayne ¿no habías ido a la fábrica?-

-Si pero la máquina empezó a fallar de nuevo y prefirieron apagarla antes de que pasara otro accidente, me mandaron a casa.-

-¿Llevas mucho aquí?-

-¿De verdad quieres que te conteste eso?-

-No, Samira y yo vamos a pedir pizza ¿quieres?-

-Tengo una mejor idea, ve por la pizza y Samira y yo te esperamos aquí.-

-No creo que sea buena idea podemos ir Samira y yo.-

-No le va pasar nada si se queda conmigo, ve por la pizza.- ordenó dándome unos billetes.

Me giré para ver a Samira y solo pude articular un "lo siento" antes de soltarla y salir. Iba lo más rápido que podía para regresar cuanto antes al remolque.

Samira

Cuando Eddie salió me quedé parada, no podía mirar a Wayne.

-Ven aquí.- dijo palmeando aun lado de donde estaba sentado en el sofá, me acerqué y me senté, veía mis manos y no sabía que hacer.

-Hace mucho que quería hablar contigo.- le di una sonrisa apretada. -Tranquila no pasa nada, puedes relajarte.-

-Si claro, te escucho.- estaba muy nerviosa.

-Me preocupé cuando dejaste de venir y vi a Eddie más apagado que antes.- hasta ese momento lo volteé a ver. -No quise preguntarle nada, pensé que era otra de sus peleas y que luego se solucionaría.- tomo mi mano. -Hasta que llegué un día y lo encontré llorando.-

-Wayne yo...-

-Me contó todo, todo lo que paso, todo lo que te dijo, todo lo que hablaron ese día.- apretó mi mano. -También me contó que estuviste en el hospital todo el tiempo.- sentía que mis ojos se humedecieron. -Quiero agradecerte porque a pesar de todo no dejaste a mi muchacho solo.-

-También estaba preocupada por ti, siempre me aceptaste en tu casa y siempre me has cuidado, te quiero mucho.-

-Yo también te quiero.- me abrazo. -No te niego que estoy preocupado por él, puede mostrarse rudo y desafiante pero tú mejor que nadie sabes que es sensible y no quiero que salga herido.-

-Yo no quiero lastimarlo, Wayne, yo lo amo y lo único que quiero es que este bien.-

-Lo sé cariño y también sé que si Eddie está contigo estará bien y eso me da un poco de tranquilidad, cuida bien de él Sami por favor.-

-Claro que sí.- se acercó a abrazarme y limpiar mis lágrimas con sus pulgares.

Después de un rato Eddie llegó corriendo parecía que se iba a desmayar.

-Bueno, está aquí la pizza, ¿de qué hablan?- grito sin aliento lo cual hizo que Wayne y yo soltamos una risita.

-Le estaba contando como llegaste ese día a contarme que Jason te molesto de nuevo y una chica muy linda le dio una paliza con un libro.- se giró a verme. -Me rogo que te hiciera galletas, paso una hora intentando decidir de que sabor hasta que le hice de chispas de chocolate para que dejara de mortificarse.-

-Oye, eso era secreto.- las mejillas de Eddie se habían enrojecido un poco.

Los tres nos sentamos a comer y pasamos la tarde entre recuerdos. Después de un rato estábamos peleando Eddie y yo acerca de que película ver.

-Los cazafantasmas Eddie.-

-No Sami, siempre pides esa.-

-¿Entonces cuál?-

-Critters, obvio.-

-No esa es horrible, es muy asquerosa.-

-Wayne dile algo.-

-A mí me gustan los cazafantasmas.-

-La traición.- dijo Eddie dramáticamente agarrándose el pecho antes de girarse a verme y yo sonreí victoriosa, puse la película y nos sentamos a verla.

Eddie

Estábamos viendo la película los 3 en el sofá. Al final agradezco que haya sido Los Cazafantasmas, extrañaba tanto la risa de Samira y verla tan emocionada hacía que mi corazón diera un vuelco, la mayoría de la película solo podía verla a ella. En algún momento ella se acurrucó en mi recargando su cabeza en mi hombro, después de un tiempo me di cuenta de que empezaba a cabecear.

-Deberías llevarla a tu cama para que duerma ya.- yo solo asentí con la cabeza.

Tomé la cabeza de Sami con una mano en lo que me levantaba para que no se fuera de lado y la tomé en mis brazos estilo nupcial, cuando la iba a llevar a mi cuarto mi tío me detuvo.

-Quiero que la llevas a tu cuarto y regreses, nada de me quedé dormido, quiero hablar contigo.-

-¿Tiene que ser hoy?-

-Si tiene que ser hoy, si no regresas Edward voy y te saco del cuarto, ¿Entendiste?-

-Si tío.- debo admitir que tengo miedo muy pocas veces se pone así de serio y aunque de verdad me gustará la idea de escapar de esta conversación sabía que en algún momento se tendría que dar.

Deje a Sami en mi cama y la tape con las sábanas, era un ángel cuando dormía. Después de asegurarme de que estaba bien, salí de la habitación y cerré la puerta.

-Aqui estoy.- suspire derrotado sentándome a la mesa con él.

-Quiero que te relajes no te voy a regañar, es normal a su edad hacer esas cosas, solo si te voy a pedir que se cuiden. Samira y tú han pasado por mucho a lo largo de su vida. Yo te voy apoyar pase lo que pase pero sabes como son los papás de Sami y un embarazo a esta edad no creo que les haga mucha gracia.-

-Sí tío, no te preocupes, yo voy a cuidar de ella, lo prometo.- él sonrió dulcemente.

-Eres un buen chico, ¿puedo saber cómo paso?- fruncí un poco el entrecejo. -No eso, sino como se arreglaron.-

-Me hice responsable de mis acciones como me dijiste, fui y le dije a Sami como me sentía, porque hice lo que hice y que estaba enamorado de ella y que si quería que me alejara de ella lo iba hacer, luego ella vino hasta aquí a decirme que ella sentía lo mismo.- hablaba con una enorme sonrisa en mi rostro.

-Me da mucho gusto verlos juntos, ella es buena para ti.-

-Lo sé, es lo mejor que me ha pasado.-

-Bueno hijo creo que es hora de ir a la cama.- se puso de pie y se acercó a mí. -Descansen.- beso mi cabeza y se fue a preparar su cama, me acerque a él y lo abrace.

-Gracias Wayne, por haber recibido a ese pequeño niño que tenía tanto miedo si no fuera por ti no sé dónde estaría.-

-No tienes que agradecer, lo haría mil veces más.-

-Descansa papá.- me fui a mi habitación y me cambié de ropa y me acosté con Sami. Rodeé su pequeño cuerpo con mi brazo casi poco después me quedé dormido.

 Rodeé su pequeño cuerpo con mi brazo casi poco después me quedé dormido

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
La nueva porristaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora