Capitulo 12

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Jane...

Me quedé helada y no pude ignorarlo por más que lo deseara. Él estaba tan cerquita de mi que correr no era un opción, además estoy en desventaja.

Si miento se daría cuenta y eso sería más vergonzoso que jamás haber dado un beso.

—¿Para qué quieres saber? — mi voz tembló en el momento que abrí la boca hubiese deseado no hacerlo porque vi como levantó la cejas.

—Eso es, un ¿no? — alcé la vista hacia el ascensor para evitar responder y noté que todavía le faltaban pisos.

Estoy empezando odiar vivir en el último  piso.

Ezequiel acercó su rostro hasta sentir su calor para presionarme y me alejé con los brazos cruzados, resignada a contestar.

Observé disimuladamente cómo recogió la bolsa y me volví hacia arriba cuando se enderezó.

—Lo tomaré como un, no — mis mejillas se incendiaron, después de eso no pude volver a mirarlo a cara.

Las puertas del ascensor abrieron, nuestros hombros chocaron al entrar. Lo miré sin querer a a través del espejo y aprecié como sonrió.

Todo quedó en silencio, un incómodo y indeseado silencio. Su atención estaba clavada sobre mi. Estaba segura que en cualquier momento va a soltar, lo que tengo en mente.

—Soy tu primer beso.

Bueno si se da cuenta.

—Espera — apreté los ojos, comencé a darle al último botón como si hacer eso, el ascensor subiría más rápido — . ¡Arruiné tu primer beso!

Fui incapaz de mirarlo, solo deseaba que el ascensor tuviera un hueco y poder escabullirme por allí. Esto es mas vergonzoso que haber quedado sin brasier en la playa.

Estás cosas no imaginé que un día me pasarían. Un día estaba en mi cuarto soñando lejos, recorriendo las calles de Barcelona junto a Antonella y ahora me encuentro frente un chico que murmuraba furioso por haber arruinado mi beso.

—Deberías odiarme.

—Ya, no es para tanto — por fin hablé, escucharlo echarse la culpa ya no me estaba gustando —. Solo fue un beso, no es la gran cosa.

—¿Qué no es la gran cosa? — repitió —. Que dices. Si el primer beso de cualquier persona debe ser especial, único, en el momento exacto y en un ambiente bonito. No en una terraza, con un ebrio herido traicionado por su novia.

—Bueno conmigo se rompió el molde — dije sin pensar y sentí que me clavó su mirada en mi mejilla.

Me atreví a mirarlo, él parecía consternado con mi respuesta.

¿Qué podía hacer?

Ya lo que pasó, pasó y solo queda seguir adelante. Además si en un futuro muy, muy lejano cuando tenga nietos, me veré contándole a mis chiquitas — si me da niñas —. Cómo fue el primer beso de la abuela Janeth cuando estuvo viviendo en España.

En una terraza con un chico guapo, ebrio y el corazón partido.

Sé que se reían y yo le recordaré por siempre.

Ya está escrito en mi diario.

—No Juliet — me miró en desacuerdo —. Así no debió ser tu primer beso.

—¿Qué sugieres? — pregunté haciendo una ademán con la mano — . ¿Regresar el tiempo? Ya fue, página nueva. Borra casette.

—Quizás ayude un poco.

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