Capítulo 20

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Janet...

-Feliz cumpleaños mi querida y hermosa Janetteeee Nicole Benavides Ortiz, feliz cumpleaños a tiiii- celebró mi querido padre cantando con sus melodiosa voz, con los ojos llenos de lágrimas y una gran sonrisa -. Te amo mi reina querida. Espero que tenga un hermoso día y la pases bien con tus nuevos amigos.

Sonreí en medio de lágrimas y me saqué las lágrimas con el dorso de mi mano.

-Gracia papá - dije en un hilo con el pecho un hundido, sin poder dejar de llorar -. Te amo y te extraño como no tienes idea.

-También nosotros a ti mi reina - absorbí la nariz -, ya nos vamos a dormir, es un poco tarde aquí. Cuídate mi cielo. Felices veinte.

Rei.

-Chao papá.

-Dios te bendiga.

-Te quiero.

-Te quiero más.

Respiré hondo y me limpié las lágrimas. Cuando salí del baño y me reuní con mis mis compañeros, no pude evitar sonreír al ver a Jacob. Se acercó sin esperar demasiado hasta donde me encontraba y me dio un beso en cada mejilla.

-¿Lista para irnos? - miré por el costado de su cuerpo - . ¿Qué sucede jane?

-Me pareció ver a... - sacudí la cabeza llevándome una mano a la frente - . Al chico que te hablé, el que formó un escandalo porque no lo atendí.

-¿Estuvo aquí? - miró instintivamente hacia atrás.

-Lleva dos días que no viene y eso me tiene mas nerviosa.

-Tranquila jane - acarició suavemente mi hombro -. Si te vuelve a molestar o decir cosas, no dudes en llamarme ¿bueno?

-Si, gracias.

-Bueno - me dedico una sonrisa dulce y amigable -. ¿A donde quiere ir la cumpleañera?

Nadie tenia idea que estaba cumpliendo cuando Stephanie llegó a mi trabajo gritándolo a todo pulmón informando a media Barcelona que hoy estoy de festejo. Por ende todos en mi trabajo les disgustó que no les haya dicho nada, al final terminaron dándome lindos regalitos.

-Que te parece ir al club un rato - propuso - . Podemos ver concierto en vivo y reanudamos las clases de patinaje. ¿Qué dices? o no te sientes con ganas de salir. Tu me dices. Estoy a tu entera disposición.

Rei tímida.

-Unos amigos me van hacer una reunión - le informé - . ¿Quieres venir?

-Me encantaría.

-Chévere - dije animada -. ¿Vamos?

-Las damas primero.

Jacob me da la mano para que pueda subir con facilidad y después me presta su casco. Antes de arrancar miró por encima de su hombro para asegurarse que esté bien, al ver que todo estaba seguro apretó el acelerador.

Condujo por toda la ciudad. Tomó el camino más largo solo para que pudiera apreciar cada centímetro de la ciudad. Llegamos un poco más tarde de lo normal.

Jacob me ayudó a bajar y después yo le ayudé también, cosa que le causó gracia.

-Jamás me habían dado la mano para bajar - confesó -. Me siento halagado.

Solté una risita y ambos ingresamos al edificio.

Subíamos las escaleras mientras él me comentaba sobre la competencia y lo emocionado que se sentía. En dos días viaja a Madrid a competir. Y ha estado ensayando más que nunca, he ido a ver cómo dos o tres veces.

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