Capitulo 31

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Regálenme muchos comentarios eso me anima mucho <3

Espero que lo disfruten. 

Ezequieel...

Eduard apareció en la cocina y no me dirigió la palabra. Solo me lanzó una mirada mordaz como si quisiera eliminarme y se regresó por donde vino. Di un vistazo hacia la sala, todo seguía tal como lo dejamos anoche. Desordenado y sucio. El sentimiento de arrepentimiento me invadió inevitable y la voz de juliet no dejaba de repetirse en mi cabeza como un eco.

Blanquee los ojos.

El desayuno estaba terminado. Hice las arepas que a Juliet tanto le gustan comer y las dejé sobre el buró. Listas para comer. Fui al balcón, corté tres flores que habían nacido gracias a ella por regar mis plantas medio muertas y la coloqué en medio de la mesa dentro de la jarra en la que guardo mis batidos.

Sé que se ve ordinario pero no tengo jarrón dónde ponerlas. Jamás me he preocupado por tener uno porque las flores no me llaman la atención. Cuando estaba con Susan nunca hubo en esta mesa -que varías veces compartimos- porque a ella no le gustan y a pesar de tener la misma apreciación siempre quise regalarle un ramo.

Juliet es todo lo contrario. Le fascinan y cuando la llevé al jardín de la hacienda para que lo conociera casi enloquece.

Estas flores — las cuales no tengo puta idea como se llaman — viven gracias a ellas de hecho mis plantas moribundas volvieron a la vida gracias a sus cuidados.

Yo soy anti parabólico. Lo único a qué me dedico en serio es limpiar mis instrumentos, mi saco de boxeo y obviamente el apartamento pero de plantas o flores, animales. Nada.

Quiero ver su reacción cuando las vea. La verdad el color es muy bonito pero no tengo que idea que tipo de flor es.

Dejé el desayuno listo sobre la mesa  y llevado por el cargo de conciencia por culpa palabras de mohana — porque juro que me hicieron pensar mi comportamiento — me coloqué a recoger todo el desastre que dejamos anoche los chicos y yo.

Admito que lo hice con toda la intensión. Eduard es una molestia para mí y lo seguirá siendo.

Calceto miraba sobre el sofá cómodamente. Me gustaría ocupar  su lugar. Una vida sin preocupación y responsabilidades. Solo cagar, comer y dormir.

Lo miré con recelo mientras recogía las migas de maíz rostizados en el piso y las botellas de cervezas vacías. No sé cuándo tiempo estuve de un lado tratando de dejar igual como el inepto lo dejó ayer.

Casi me da dos infartos cuando vi que mis instrumentos les había sucedido algo. Solo fue una falsa alarma. 

Cuando terminé Julieth salió de la habitación justo en el momento que estoy cruzando por el pasillo para llegar al mío. Nos detuvimos unos mini segundos para dedicarnos una sonrisa. Repase de arriba abajo admirado y antes de ingresar  —como es costumbre mía—  alboroté todo su cabello hasta arruinar por completo su peinado.

Di un salto olímpico y me escondí en mi habitación antes que cobrara venganza.

—¡Maluco! —carcajee agarrado del estómago —. ¡Ezequiel!

—¿Qué pasó?

—Ahora tengo que volver arreglarme el... —refunfuñó —. ¡Estúpido muggle!

—Así te ves más hermosa, mohana.

—Ja ja ja —sonreí con diversión, murmuró algo pero no escuché porque me encontraba en el baño.

Me reuní con ella en la mesa después de bañarme. Me coloqué otro suéter de mi humilde colección, un pantalón y botas para el frío. Noté que Juliet se había puesto las que le compré cuando estuvimos en Francia y me sentí muy feliz al vérselos puestos.

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